Capítulo 18

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Ultraviolence

Capítulo 18. Promesas

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En los días siguientes los allegados al rey se reunieron para poco más que hablar sobre un tratado fronterizo y repasar los puestos de seguridad establecidos a lo largo del territorio, y la vigilancia de la muralla. Todo estaba más tranquilo de lo que esperaban; no había noticia de los elfos silvanos y tampoco llegaban fuerzas de orcos a los poblados que habían sido tomados con los estandartes de Pelargir. Isildur señaló varias zonas fronterizas que serían interesantes para levantar puestos de vigilancia en el futuro, y Anárion señaló todas las rutas comerciales que iban y venían de la ciudadela a sus poblados. Marcaron un montón de asentamientos en el mapa y luego trazaron con tinta las rutas más seguras.

Pelargir parecía del todo segura: Halbrand repasó el mapa y marcó un par de sitios en las montañas, a los que él les daba especial importancia. Elendil le ofreció algunos consejos, y los demás no objetaron en su aporte. Galadriel escuchaba a medias lo que se decía a su alrededor y participó cuando le preguntaron sobre los asentamientos cerca del río Anduin, pero en realidad su mente estaba en otra parte. Isildur y Valandil no notaron su ausencia mental, si bien Elendil la miró varias veces mientras hablaban, y finalmente, Halbrand notó que Elendil miraba a Galadriel, por lo que hizo que finalmente él también la mirara.

—¿Qué piensa de esto, Lady Galadriel? —preguntó Elendil en voz alta.

Galadriel no tenía ni idea de qué estaban hablando en ese último minuto, lo que provocó que tensara la mandíbula, alegrándose de que su despiste no ruborizase sus mejillas, al menos, no si no se trataba de Halbrand cortejándola delante del público.

Ella abrió la boca para responder, pero primera palabra se le quedó pegada a la lengua, hasta que, Halbrand tomó partido para hablar él y ahorrarle una inevitable vergüenza.

—Creo que llevamos suficientes horas por hoy —dijo Halbrand en voz alta, mucho más alto de lo natural, logrando que toda la atención volviera a centrarse en él. Y funcionó, por supuesto. Isildur asintió con la cabeza, aunque volvió a mirar a Galadriel, con cierta diversión. Anárion no se enteraba, y ayudó a Valandil, que empezó a recoger los objetos de la mesa para dejarlo todo en orden—. Dejad todos los pergaminos y mapas aquí, mañana volveremos a reunirnos —sugirió Halbrand, y todos estuvieron de acuerdo con asentimientos y breves palabras de aprobación, antes de recoger sus cosas personales y dirigirse a las puertas—. Isildur, por favor, tráeme tus notas contables mañana. Revisaremos lo que mencionabas.

—Claro —él inclinó la cabeza, y salió el último.

Galadriel también lo había tomado como una señal para levantarse de la mesa y salir de la cámara, aunque lo hizo más lenta, sintiéndose bastante dispersa. Pero antes de que pudiera ir hacia la puerta, Halbrand la cerró y se cruzó de brazos, apoyando la espalda sobre esta.

—Hablemos un momento —le pidió, su voz no era más que un murmullo, esperando que no se oyera en el pasillo, mientras los hombres se alejaban de allí.

Galadriel lo miró a la cara, sumergiéndose en sus ojos. Después de lo que habían hecho aquella noche, tenía un poco de miedo a cómo se comportaría él en público, aunque, al parecer, se trataba en gran medida de un miedo infundado. Halbrand no había sido hostil a pesar de la rebeldía de ella, y tampoco había vuelto a coquetearla en público. Galadriel se había dado cuenta de que en general, ella le había dado poco crédito, siendo en menor o mayor medida injusta con él. Con cada día, semana, y mes que pasaba, ella se daba cuenta de que Halbrand era muy superior a lo que esperaba.

Ultraviolence ⟡ Galadriel & SauronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora