Capítulo 11

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Ultraviolence

Capítulo 11. Las lothwen

"Vuestra aprehensión convierte en verdaderas las ilusiones,

Que al deseo incitan, y al ánimo seducen placenteras."

Las semanas que habían transcurrido desde su regreso a la ciudad a Halbrand lo había ocupado de un sinfín de asuntos. Todos habían puesto al día al rey, que ahora parecía más ocupado y enfocado en sus deberes que nunca. El primer día de Galadriel en su regreso consistió con una grata familiaridad cuando se encontró con Elendil. Él, siempre cortés y sabio, la recibió con una sonrisa cálida:

—Mae govannen, hiril vuin —dijo Elendil inclinando ligeramente la cabeza—. ¿Qué nueva bendición nos trae vuestra noble presencia?

Ella había pasado días meditando su propósito, respondió con serenidad y una pizca de ironía:

—He considerado quedarme aquí por un tiempo y colaborar con el reino de los hombres. Supongo que mi rey no tiene misiones urgentes de momento.

Ambos compartieron una breve risa, un eco de camaradería. Esa tarde Elendil la guio a través de la ciudad hasta llegar a un vasto recinto de piedra, el Bastión de Mirth, donde se alojaba la Guardia Real y donde los soldados más jóvenes se instruían. Era un lugar amplio y bullicioso, lleno de energía y ecos de espada cruzándose, con el estandarte del reino ondeando en lo alto de la torre de vigilancia.

—Aquí entrenan los mejores, pero creo que podrían ser aun mejor con vuestra guía, Galadriel —le sugirió Elendil mientras observaba a los muchachos practicar—. Sería un honor que pudieras encargarte de supervisar su entrenamiento, para que aprendan de alguien con tan... extensa experiencia. Además, es una oportunidad para que los conozcas.

Galadriel, que llevaba tanto tiempo alejada del campo de batalla, aceptó el desafío con asentimiento.

—Me parece una excelente idea. Estoy ansiosa por ver qué me puedo encontrar.

Antes de que Elendil pudiera responder, apareció Theo, acercándose con una sonrisa vaga en los labios, sus ojos llenos de asombro por volver a ver a Galadriel. Aún no se acostumbraba al gran cambio que había dado: más alto y fornido que hacía diez años, pero aun conservaba esa mezcla de juventud y valentía que la hacía sonreír interiormente.

—Lady Galadriel —saludó con un leve tono de timidez en su voz, inclinando la cabeza en señal de respeto—. No esperaba volver a veros. Capitán —extendió hacia Elendil, que se apartó para dejarles hablar, dirigiéndole una mirada al más joven, para que no se acostumbrase lo a perder el tiempo de cháchara en lugar de entrenar.

—Theo. ¿Cómo están tu madre y Arondir? —preguntó Galadriel.

El rostro de Theo se iluminó al mencionar a su madre, aunque una sombra cruzó su expresión al mencionar a Arondir.

—Mi madre está bien, o lo intenta. Arondir... no ha podido quedarse con nosotros. Está en el Bosque Negro, colaborando con un rey de los elfos. Creo que se llama... —Theo frunció el ceño, tratando de recordar—. No recuerdo...

—¿Thranduil? —adivinó Galadriel, arqueando una ceja con cierta sorpresa. Si era en el Bosque Negro, no podía haber otro nombre.

—¡Sí, ese! —asintió Theo con entusiasmo—. No he podido ir con él, aunque me habría gustado. Me he quedado en Pelargir con mi madre, pero un día salí a explorar y monté durante horas a caballo. He podido ver de lejos las casas del bosque, y lo que creo que es el palacio real. Es todo tan... diferente como os imaginaba a los elfos. En ese bosque a penas llega la luz, las copas son tan altas y frondosas que parece que el cielo siempre está cubierto...

Ultraviolence ⟡ Galadriel & SauronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora