Capítulo 19

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Ultraviolence

Capítulo 19. El compromiso

"Libérame con otro de tus besos,

Salpicando de promesas un futuro sin esperas,

Explorando las aristas, en el amanecer de tus dedos."

*Nota: Por favor recuerden dejar sus votos en los capítulos, gracias!!!!!!!!

—¿No es un poco imprudente anunciar nuestro matrimonio frente a toda esa gente, en mitad de...? —Galadriel bajó la voz, casi en un susurro, mientras su mirada viajaba de Halbrand hacia la multitud, que estaba tras esas cortinas, en el salón. Su nerviosismo se reflejó en la ligera tensión de sus dedos, que entrelazaba nerviosamente.

—¿Casi una guerra? No. Y la gente adora estos momentos, Galadriel. No se los quites —respondió Halbrand con una leve sonrisa, sin lograr calmarla lo más mínimo.

Ella estaba deslumbrante aquella noche: su cabello caía en pronunciadas ondas tras su espalda, portando una hermosa diadema que parecía una corona, decorada con diminutas circonitas, que brillaban como miles de estrellas. La luz de las antorchas danzaba sobre la diadema, dotándola de un resplandor etéreo que hacía que sus rasgos se vieran casi divinos. Su vestido, de un blanco hueso, era elegante y sin mangas, dejando al descubierto sus brazos. Los detalles plateados recorrían la tela, trazando patrones semicirculares bajo el pecho, los hombros y el cuello. Había un toque númeróneano evidente en el diseño, especialmente en las hombreras metálicas, que le daban un toque majestuoso, sin restar feminidad a su conjunto; al contrario, aportando un toque de solemnidad, equilibrando la delicadeza de su vestido con un aire guerrero.

También llevaba los ojos delicadamente delineados con dos delgadas líneas negras que resaltaban la forma de sus ojos almendrados. Había algo en ella esa noche que irradiaba autoridad, belleza y fuerza en igual medida. Su presencia era tan imponente como la de una reina, no, como la de una deidad, y Halbrand, al verla aparecer así, le había faltado el aire. Por instantes, deseó felicitar personalmente al condenado diseñador de la corte que la había vestido para esa ocasión. Aunque sabía que Galadriel podría haber estado simplemente desnuda, y de igual modo lo habría dejado sin palabras.

—Vale, pues... —asintió Galadriel, y sin terminar sus palabras, regresó al salón del trono empujando una vez más la cortina. La ansiedad continuaba deslizándose dentro de ella. Lo habían hablado como una docena de veces en los últimos días, analizando cada posibilidad. Si querían avanzar juntos, tendrían que hacer el anuncio públicamente, sin dilación.

El salón del trono estaba repleto de personas, la luz cálida del sol se derramaba por las estrechas y altas ventanas. Las mesas estaban dispuestas con cálices de plata llenas de vino, portapasteles rebosantes de tartaletas dulces y saladas. Había expectación, varios bardos tocaban instrumentos de viento y cuerdas, mientras los murmullos de las conversaciones corrían entre los invitados, ansiosos por la buena noticia que se rumoreaba entre la audiencia. La presencia de Halbrand llenó del todo el salón cuando apareció tras el pasadizo detrás del trono. La corona dorada de Pelargir estaba sobre su cabeza, y una larga y pesada capa se arrastraba tras sus elegantes pasos. Galadriel se desplazó hacia él, percibiendo que la gente dejaba de hablar gradualmente, siguiéndolos con la mirada.

Halbrand asintió a Elendil, quien, con un gesto a un empleado, este alzó una pequeña campanilla y la agitó con un agudo tintineo que resonó en todo el salón. Se hizo el silencio absoluto. Con un movimiento firme, Halbrand levantó un cáliz de oro, engastado con rubíes relucientes.

Ultraviolence ⟡ Galadriel & SauronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora