▹ Capítulo 8

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El omega saltaba frenéticamente sobre el alfa, soltando gemido tras gemido pronunciando el nombre de aquel alfa, hundiendo completamente el falo del alfa entre sus húmedos glúteos, disfrutándolo completamente, por su parte el alfa tomaba la delgada cintura del omega empujando sus caderas contra él, totalmente satisfecho por los gemidos que le daba el castaño.

—Joder, tan apretado.—Gruñía el mayor, golpeando duramente al omega quien arqueaba su espalda en cada embestidas soltando gemidos ahogados.—¿Esto es lo que querías?—. YeonJun miraba espléndido al menor quien dejó de gemir.

—Ah, no, quiero que ya despiertes.

YeonJun enarcó sus cejas, dejando de embestir al omega quien se cruzó de brazos.

—¿Cómo?

—Que despiertes idiota.

El alfa abrió sus ojos, aturdido, encontrándose a él mismo en su habitación con su piel sudorosa y con su hermana frente a él con su ceño fruncido.

Había sido un sueño.

—¿Qué demonios quieres, YeJi?—. Gruñó YeonJun, tallando sus ojos.

—Que despiertes, llevo diez minutos hablándote y tú solo estás gimiendo "Oh, Beomgyu, tan apretado"—. La pelinegra comenzó a imitarle, exagerando sus gemidos haciendo que su hermano le lanzara una almohada.

YeonJun gruñó levantándose de la cama notando que tenía una erección, suspiró frustrado mirando a su hermana quien se encogió de hombros restándole importancia.

—Mamá dice que bajes a desayunar, es tarde.

La pelinegra salió de la habitación dando un gran portazo, YeonJun pidió silenciosamente a los Dioses que cruzaran a su hermana con Beomgyu para que le arrancara el cabello como a Sakura.

El alfa se metió al baño, dispuesto a darse una ducha, intentando que su erección bajara, Dios, no se había percatado de cuanto deseaba al omega.

Lo quería solo para él.

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Un suave gemido salió de sus labios, el omega se sentó en la cama sintiendo sus bóxers húmedos, no pudo evitar gruñir, levantándose de la cama sintiendo sus piernas temblorosas, caminó al baño sabiendo perfectamente que le estaba pasando.

Su celo había llegado.

Tragó saliva mirando su botiquín notando que no tenía sus píldoras para calmar el calor de su cuerpo, dificultadamente caminó a su habitación de vuelta tomando su móvil llamando el número de emergencia.

—Kai, mi celo llegó y no tengo mis supresores.—Hablaba tragándose sus jadeos ya que sentía como su lubricante comenzaba a correr por sus largas y blancas piernas.—Te espero.

Colgó echándose en la cama sabiendo que lo único que le calmaría sería consolarse el mismo, cerró sus ojos con frustración, odiaba ser omega, odia el celo, odiaba todo.



















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Beomgyu en celo, ESCONDANLO DE YEONJUN

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Mokka

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