Narra Brenda
Todavía no puedo borrar la sonrisa de mi cara. Desde anoche, siento que estoy flotando. Finalmente, Trevor y yo dimos ese paso. Somos novios. Me cuesta creer que lo estoy diciendo en voz alta, que después de tanto miedo, tantas dudas, me permití abrirle mi corazón. Y lo mejor de todo es que no me arrepiento de nada.
Esta mañana, mientras desayunábamos, me sentía tan plena, tan en paz. Él estaba tan tranquilo, tan natural, como si todo entre nosotros siempre hubiera sido así de fácil. Nos mirábamos y nos sonreíamos como si compartiéramos un secreto, uno solo nuestro. Anoche fue... especial, y no solo por lo que pasó entre nosotros físicamente, sino porque sentí que, por primera vez, confiaba completamente en alguien. Lo dejé entrar en cada parte de mí, y no tengo miedo de lo que eso significa.
Ahora estoy sentada en el consultorio de Zayas, mi terapeuta. Me mira con esa paciencia que siempre tiene, esperando a que empiece a hablar. No me apresura, pero sabe que estoy lista para soltar todo lo que llevo dentro.
—Zayas, ¡tengo tanto que contarte! —le digo, casi saltando de la emoción.
Me sonríe, y con ese tono calmado me pregunta:
—¿Por dónde quieres empezar?
—Por Trevor —respondo sin pensarlo—. Anoche me pidió que fuéramos novios. ¡Y le dije que sí! Estuvimos juntos, de una manera que jamás me hubiera imaginado. Fue tan... increíble. Lo quiero tanto, Zayas, y cada día me siento más segura con él. Es como si finalmente pudiera soltar todo lo que me pesaba.
Zayas asiente, animándome a seguir.
—Trevor ha sido paciente, comprensivo. Me escucha, me apoya, no me juzga. Nunca pensé que podría sentirme así con alguien después de todo lo que pasó con Lucas. Pero Trevor es diferente. Me siento segura con él... protegida. Y no solo eso, también me siento deseada, importante.
Suspiro, tratando de calmar un poco los nervios que aún me recorren el cuerpo por tanta emoción.
—Y, por si fuera poco, ¡el lanzamiento de mi segundo libro es dentro de nada! —añado con una risa—. Ya está casi todo listo. Fernanda y la editora en jefe han revisado los últimos detalles y en dos semanas será el prelanzamiento. Es un gran paso para mí. Quiero que todo salga bien, quiero que este libro tenga éxito.
Zayas me mira con atención, escuchando cada palabra, y sé que está viendo algo diferente en mí. Sabe que estoy cambiando, que me estoy dejando llevar por esta nueva fase de mi vida, una que no está llena de miedo, sino de ilusión.
—Me siento... emocionada, Zayas. Me siento viva.
Salí del consultorio de Zayas con una sensación de alivio, como si al hablar de todo lo que estaba sintiendo hubiera soltado una carga invisible que llevaba dentro. Me sentía más ligera, más clara, y, sobre todo, emocionada. Hablar con ella siempre me ayudaba a poner en orden mis pensamientos, pero hoy era diferente. Hoy todo lo que tenía dentro era felicidad.
El camino a la cafetería fue rápido, aunque la ciudad estaba en su habitual caos de tráfico y ruido. Al llegar, todo se sintió como una bocanada de aire fresco. Este lugar siempre había sido mi refugio, el sitio donde podía perderme entre mi imaginación y el aroma del café. Saludé a algunos de los clientes habituales mientras preparaba los últimos detalles del menú para el día.
A lo largo de la mañana, estuve ocupada entre servir café, escribir algunas ideas nuevas que se me habían ocurrido para un futuro proyecto y pensar en Trevor. Cada vez que su imagen se aparecía en mi mente, sentía ese cosquilleo en el estómago, como si todo esto fuera un sueño del que no quería despertar. Esas mariposas se alborotaban más cuando se acerca la hora cuando Trevor viene a por su café habitual, desde esa vez que tropezamos en la entrada del negocio nunca más ha dejado de venir.
![](https://img.wattpad.com/cover/235472079-288-k188574.jpg)
ESTÁS LEYENDO
MI DESTINO/ LIBRO 1- SERIE LOS DIOSES CASAMENTEROS
RomanceBrenda es una escritora reconocida que arrastra tus propios problemas, necesita urgentemente salir de su bloqueo. Todo su mundo gira entorno en sus historias. Mientras tanto, Trevor, es un policía totalmente dedicado a su labor se ha impuesto la r...