Brenda
Al salir de la editorial fui directo hacia el único lugar donde podría calmarme y pensar con cabeza fría. Necesito urgentemente una buena dosis de café, para que mi mente comience a funcionar adecuadamente. Me cuestiono una y otra vez, ¿cómo haré para cumplir el plazo? No tengo una somera idea pero de que cumpliré, no hay ninguna duda.
Siempre lo más difícil es el proceso de realizar las cosas, pero si no disfrutas de ello, al final cuando tengas los resultados no tendrás una felicidad genuina, puesto que lo hiciste para salir del paso. Justo lo que no quiero hacer con mi novela.
Por estar sumergida en mis pensamientos, como siempre, choco con un cuerpo nueva vez, y grande es mi sorpresa cuando veo sus ojos negros como la noche. Ahora soy consciente de aquello que obvie, por su vestimenta deduzco que es un policía, cada vez mi personaje se parece más y más a mi objeto de inspiración.
— Otra vez usted señorita, al parecer tiene como costumbre chocar con las personas —me observa detenidamente con su ceño fruncido.
— Lo siento—me aplaudo mentalmente por haber respondido sin tartamudear, los hombres guapos siempre me ponen nerviosa, y en ese estado tiendo a trabarme al hablar—Simplemente venia distraída.
— Si, lo he notado—. ¡Ay qué vergüenza! Debe de pensar que soy un desastre, aunque en parte lo soy, pero no me gusta que descubran eso de mí tan pronto—. Le daré un consejo, fíjese bien por dónde camina, no sabe con quién pueda chocar la próxima vez.
Tan solo pude asentir a sus palabras, sin poder emitir ni siquiera un fonema, mientras lo vi sostener la puerta del local de mis padres para que pasara. Sin duda es un caballero.
—¡Gracias! —inclino su cabeza como respuesta y aproveche para huir hacia la cocina de la cafetería.
¡Qué vergüenza! Con que cara lo podre ver de ahora en adelante, porque lo más seguro es que nos toparemos en el edificio. ¡Rayos es mi vecino! Comienzo a recriminarme al mismo tiempo que golpeo mi frente con mi mano.
—¿Hija, te sucede algo? —la voz llena de preocupación de mi padre, me saca de mi auto lamentación. Fijo mi mirada en mi bello padre, a pesar de tener cincuenta años es muy activo, puesto que todas las mañanas sale a correr. Las canas le dan un toque coqueto a su cabello castaño y sus ojos marrones claros hacen que las jovencitas suspiren por él.
—Tranquilo papi, todo está bien—despliego con gran esfuerzo una sonrisa, que parece más mueca que otra cosa.
—Estás segura—asiento rápidamente—Se que te sucede algo, pero no insistiré. Te conozco hija, sé que cuando mientes tiendes a esquivar la mirada, porque no puedes mentir mirando a los ojos de esa persona. ¡Recuerda que yo te vi crecer! —Revuelve mi cabello para seguir en su trabajo.
Me quedo parada sin saber qué hacer, hasta que sacudo mi cabeza para que mis ideas se coordinen. ¿Le digo la verdad o no? ¿Qué hago? Bueno Brenda, no todas las cosas que te suceden es para contarlas. Es bueno mantener cosas para uno, si le cuentas sobre ese chico misterioso, solo harás que se emocionen y piensen cosas que no son. Hasta si hablo con una mosca creen que me pedirá ser su novia. Sonrío, a veces mis pensamientos tienden hacer un poco dramáticos.
***
Llego al edificio donde vivo, después de recibir un mensaje de Fernanda alias la huraña, donde me exigía comenzar a mover las teclas del computador cuanto antes. ¡Jum! Como si fuese tan fácil, si dice un dicho popular: "Del dicho al hecho hay mucho trecho"
No sé cuando dejaran ese tabú, nuestros dedos no se mueven solo y mucho menos escribes una obra perfecta de la noche a la mañana. Yo me tomo mis horas escribiendo, para después editarla y corregirla, antes de mandar el manuscrito a la editorial que terminan de embellecerla.
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MI DESTINO/ LIBRO 1- SERIE LOS DIOSES CASAMENTEROS
RomanceBrenda es una escritora reconocida que arrastra tus propios problemas, necesita urgentemente salir de su bloqueo. Todo su mundo gira entorno en sus historias. Mientras tanto, Trevor, es un policía totalmente dedicado a su labor se ha impuesto la r...