Capítulo 30

17 3 0
                                    


Narra Brenda

Desde que Fernanda me reveló la verdad sobre las manipulaciones que habían rodeado mi vida, cada día se sentía como una montaña rusa emocional. No podía evitar la sensación de que alguien me observaba, como si la sombra de un secreto oscuro se alargara detrás de mí. Aunque sabía que debía seguir adelante, la inquietud no me abandonaba.

Aprovechando que finalmente había podido comprar un auto nuevo gracias a las ventas de mi libro, decidí salir a hacer algunas compras. Me gustaba la idea de tener mi propio espacio, mi propia libertad, y aunque la emoción de ser una escritora exitosa todavía me hacía sonreír, había un peso en mi corazón que no podía ignorar.

Mientras recorría los pasillos del supermercado, el sonido de los carritos y las conversaciones a mi alrededor parecían mezclarse en un eco lejano. Saqué mis compras, seleccionando cuidadosamente lo que necesitaba, y al mismo tiempo, trataba de no pensar en las tensiones recientes. Justo cuando estaba a punto de pagar, mi teléfono vibró en el bolsillo de mi chaqueta. Era Trevor.

—Hola, Bren. ¿Te sientes bien? —preguntó, su voz llena de preocupación.

—Sí, claro. Solo he estado un poco cansada —respondí, tratando de que mi tono sonara despreocupado. No quería que se preocupara más de lo necesario.

—He notado que llevas días con sensibilidad en los senos y esas náuseas. No me gusta cómo te sientes. Quizás deberías ir al médico.

Su preocupación era válida, pero no estaba lista para enfrentar a un doctor.

—No es nada, Trevor. Es solo un poco de estrés, creo que es normal después de todo lo que ha pasado. No te preocupes —intenté restarle importancia.

—Está bien, pero prométeme que te cuidarás. Nos vemos más tarde, ¿sí?

—Claro, nos vemos después —dije antes de colgar, tratando de ocultar la ansiedad que comenzaba a gestarse en mi interior.

Después de pagar mis compras, me dirigí hacia el estacionamiento. Cuando vi mi auto, el corazón se me detuvo en seco. Las gomas estaban pinchadas, y un escalofrío recorrió mi espalda. No solo eso; un mensaje aterrador estaba escrito en una hoja que colgaba de un limpiaparabrisas: "Están detrás de ti, zorra."

El horror se apoderó de mí mientras mis manos temblaban al leer esas palabras. Miré a mi alrededor, el estacionamiento ahora parecía un lugar de caza en vez de un refugio. La sensación de ser observada regresó con fuerza, como un eco que reverberaba en mi mente.

Con el corazón latiendo desbocado, me apresuré a volver al supermercado. La idea de que alguien estuviera acechando me llenó de terror. Sin pensarlo, saqué mi celular regresé y tomé fotos, sabiendo que tendría que hablar con Trevor y que las cosas no podían quedarse así.

La idea de enfrentar la situación me aterraba, pero sabía que no podía dejar que el miedo me controlara. A pesar de todo, tenía que ser fuerte. Tenía que averiguar quién estaba detrás de esto y qué quería de mí. Aunque tenia una idea de quien puede ser.

Mientras estaba en un lugar más seguro o eso creía, donde estaban agentes de seguridad, mi mente estaba en un torbellino. No podía permitir que el pánico me dominara, así que decidí llamar a Trevor. A pesar de que el seguridad estaba llamando la policía. Mis manos temblaban un poco al marcar su número, pero sabía que no podía enfrentar esto sola.

—¿Trevor? Soy yo —dije, tratando de que mi voz sonara firme, aunque el miedo se asomaba entre mis palabras.

—¿Brenda? ¿Qué pasa? Te escuchas nerviosa.

MI DESTINO/ LIBRO 1- SERIE LOS DIOSES CASAMENTEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora