Narra Brenda
El día antes del prelanzamiento, la ansiedad estaba a flor de piel. Llevaba días soñando con este momento, y ahora que estaba a punto de suceder, todo parecía ir demasiado rápido. Había pasado la mañana reorganizando papeles, repasando mentalmente los detalles del evento, cuando escuché un golpe en la puerta.
Era Trevor, a quien la había dado una copia de la llave de mi apartamento. Sin embargo, siempre que habría tocaba para que supiera de su presencia.
—¿Tienes un momento? —preguntó, asomándose con una sonrisa un tanto nerviosa.
—Claro, pasa —respondí, apartando el montón de papeles que tenía sobre la mesa.
Se sentó a mi lado en el sofá, y en cuanto lo vi más de cerca, noté que había algo en su mirada que no cuadraba con su habitual tranquilidad.
—Brenda —empezó, mirándome directamente a los ojos—, quería contarte algo antes de que lo escuches por otros lados. Salió la orden de arresto para Lucas y su primo Nathaniel. Ya está oficial.
Sentí un nudo en el estómago al escucharlo. La noticia que tanto había esperado al fin era real, pero no fue el alivio inmediato que pensé que sentiría.
—Eso es... es bueno, ¿no? —pregunté, intentando procesar.
Trevor suspiró y tomó mi mano, apretándola suavemente.
—Sí, es un gran paso. El problema es que están bien escondidos. Los están buscando, pero no va a ser fácil dar con ellos. Lo importante es que ya no pueden actuar como si nada. Tarde o temprano, los encontraremos.
Asentí en silencio, tratando de controlar el torbellino de emociones que empezaba a formarse dentro de mí. Sentí miedo, un leve alivio, pero, sobre todo, una incertidumbre aplastante.
Trevor, como siempre, parecía percibir cada cambio en mi semblante. Se acercó y me envolvió en un abrazo cálido, ese tipo de abrazo que te hace sentir a salvo, aunque sea por un rato.
—Vamos a salir adelante —susurró—. Todo va a estar bien.
Me quedé así, en sus brazos, permitiéndome sentir la calma que su presencia siempre me brindaba. Cuando finalmente nos separamos, me sonrió con ese aire confiado que siempre me hacía sentir que todo estaba bajo control, aunque por dentro yo estuviera hecha un lío.
—Ahora, cambia de cara —dijo, bromeando—. Hoy no es día para que te pongas a pensar en ellos. Mañana es tu gran día, y quiero que te concentres solo en eso.
Lo intenté, de verdad lo intenté, pero antes de que pudiera decir algo, mi teléfono sonó. Era mamá.
—¿Hola? —contesté, sabiendo que esto no iba a ser una simple llamada.
—Bren, cariño, Trevor me dijo que ya había llegado —su voz era vivaz, y antes de que pudiera procesarlo, añadió—. Pásenme a buscar, que nos vamos de compras. ¡Tu vestido para mañana no se va a elegir solo!
Trevor me lanzó una mirada de "lo siento, tuve que decírselo", y no pude evitar reírme. Mi madre siempre lograba distraerme con sus ideas prácticas, y, a decir verdad, necesitaba esa distracción.
Una hora después, ya estábamos los tres: mamá, Trevor y yo, frente a una tienda de vestidos elegantes. No solo estaba mi madre involucrada, sino que también se había unido la madre de Trevor. Era imposible escapar. Las dos estaban empeñadas en hacer que este prelanzamiento fuera perfecto.
—Este es precioso —dijo la madre de Trevor, sosteniendo un vestido azul marino con detalles brillantes.
Mamá, por supuesto, no se quedó atrás y sacó un vestido rojo vino que sabía que me haría destacar.
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MI DESTINO/ LIBRO 1- SERIE LOS DIOSES CASAMENTEROS
RomanceBrenda es una escritora reconocida que arrastra tus propios problemas, necesita urgentemente salir de su bloqueo. Todo su mundo gira entorno en sus historias. Mientras tanto, Trevor, es un policía totalmente dedicado a su labor se ha impuesto la r...