Capítulo 17

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Hola, sí dos meses se volvió un año. ajaj. Pero he regresado.

Brenda

Me quedo sentada en el sofá, observando la puerta por la que Dafne acaba de salir. El silencio se apodera del ambiente, y el peso de todo lo que me dijo comienza a caer sobre mí como una carga que no puedo esquivar. Mis pensamientos vuelven a Trevor, a los momentos en los que me hizo reír, a las veces que me tendió la mano sin esperar nada a cambio. Siento una mezcla de culpa y deseo, de lo que fue y lo que podría ser si tan solo me atreviera a dar un paso más.

Me levanto y camino hacia la ventana, la noche afuera es densa, casi impenetrable. Las luces de la calle parpadean en la distancia, y el murmullo de la ciudad apenas se escucha a través del cristal. Me siento pequeña ante el universo de posibilidades que se abren frente a mí. Dafne tiene razón, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Otro fracaso, otro corazón roto? Pero también está la otra posibilidad, la que no me atrevo a pronunciar: ser feliz. Y tal vez eso sea lo que más me asusta.

El viento golpea la ventana, sacudiéndome de mi ensueño. Camino lentamente hacia mi habitación, cada paso me pesa más que el anterior. Cuando me tumbo en la cama, las palabras de Dafne resuenan en mi cabeza: "Lo que más temes, es lo que te da la victoria." Me pregunto si esta es una de esas veces en las que necesito saltar al vacío sin saber qué me espera al otro lado.

Cierro los ojos, pero el sueño no llega. Solo el recuerdo de Trevor, su sonrisa cálida, su voz suave cuando me dijo que me llevaría a casa. ¿Por qué siempre terminamos volviendo al mismo punto, como si el destino estuviera empeñado en entrelazar nuestras vidas?

La noche se siente interminable, pero sé que, cuando salga el sol, tendré que tomar una decisión. ¿Sigo escapando de lo que siento o me arriesgo a vivir el presente, como me dijo Dafne? Solo una cosa es segura: mañana, pase lo que pase, seré una persona diferente a la que soy hoy.

Me desperté antes de que el sol siquiera asomara por el horizonte. El estómago se me retorcía de nervios y apenas pude dormir durante la noche. Sabía que hoy tenía que hablar con Trevor, ya no podía seguir evitándolo, ni a él ni a lo que sentía. Me levanté de la cama y me quedé un momento sentada, con las piernas colgando al borde. El silencio de la mañana temprano siempre me daba una sensación de paz, pero hoy solo amplificaba la tensión en mi pecho.

Decidí que lo mejor sería esperarlo. Sabía que salía de casa muy temprano para ir a trabajar, y aunque no estaba segura de qué le iba a decir exactamente, necesitaba hacerlo antes de perder el valor. Me duché rápidamente y me vestí con ropa cómoda, pero me aseguré de que me viera bien. No era vanidad, simplemente quería sentirme segura de mí misma en un momento en el que no me sentía de este modo.

Salí de mi departamento, el aire fresco de la mañana me ayudó a despejar un poco la mente. Me apoyé contra la pared, justo enfrente de la puerta de Trevor, esperando a que saliera. Cada segundo se hacía eterno, y no dejaba de imaginar lo que podía pasar: ¿Y si él no quería hablar conmigo? ¿Y si ya había superado todo y yo era la única que seguía atrapada en este círculo de emociones?

Cuando escuché el sonido de la cerradura girar, sentí un nudo en el estómago. La puerta se abrió y ahí estaba Trevor, con su uniforme de policía. Siempre se veía tan imponente, pero hoy esa imagen parecía amplificada.

—Trevor—lo llamé antes de que pudiera siquiera salir del todo.

Se giró hacia mí, visiblemente sorprendido de verme ahí tan temprano. Una sonrisa leve apareció en sus labios, pero también noté una pizca de curiosidad en sus ojos.

—Bren, ¿qué haces aquí tan temprano? —preguntó, cerrando la puerta tras de sí.

Tomé una respiración profunda, tratando de calmar mis nervios, y di un paso hacia él.

MI DESTINO/ LIBRO 1- SERIE LOS DIOSES CASAMENTEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora