Narra T/n:
Nuestras vidas poco a poco regresaron a la normalidad, aunque claro que nos costó un poco, y tuvimos ciertos cambios de por medio.
Mei se volvió más protectora, tenía constante cuidado sobre donde estábamos y a qué hora llegábamos a casa. Antes de dormir nunca faltaba un mensaje suyo recordándonos cerrar todas las puertas y ventanas.
Su principal refugio fue el taller, los primeros días casi no salía de ahí.
Los tres entendíamos su proceso tan bien como podíamos, y tratamos de apoyarla siempre, hasta que un día uno de sus proyectos falló y su reacción fue todo lo contrario a la usual.
Se frustró, intentó desesperadamente de arreglarlo y cuando no funcionó de nuevo sufrió un ataque de pánico.
Shon, Shinso y yo tratamos de tranquilizarla lo mejor que pudimos. Y gracias a eso, los cuatro entramos a terapia.
Ahora está mucho mejor, sigue un poco protectora, pero recuperó la seguridad en si misma, y poco a poco la va recuperando para con su entorno.
Shon fue un caso completamente distinto, desde un inicio supo gestionar sus emociones, y fue el primero en ir a terapia.
A veces tiene colapsos emocionales en los que falta a la escuela por un par de días, pero siempre regresa y habla con nosotros de sobre como se siente.
Creo que de todos, es quien lleva un proceso más sano.
También canalizó mucha de su atención en el taller, pero a diferencia de Mei, él se volvió mucho más organizado y meticuloso con sus cosas. Sabía perfectamente donde estaba todo, y poco a poco se extendió a nosotros.
Para la primer semana todo el taller estaba organizado en base a la utilidad de los instrumentos, su uso e incluso tamaño, encontró un sistema perfecto y para ser sincera, nos fue bastante útil.
Mientras tanto, Shinso y yo hablamos sobre todo lo que me ocultaba. Y vaya que eran un par de cosas.
Honestamente escuchar la historia completa me hizo entender sus razones, pero aún así lo hice prometer que no me guardaría más secretos.
Él se volvió aún más protector que Mei, diariamente me dejaba hasta la puerta de mi casa y pasaba por mi antes de la escuela, no se me despegaba ni en recreos ni en horas libres, provocando que a veces faltara a sus propias clases para acompañarme.
Al principio me parecía tierno, pero después comenzó a preocuparme, Aizawa lo reprendía seguido por llegar tarde o faltar a entrenamientos, y cuando no surtieron efecto las reprensiones, los papás de Shinso fueron llamados por las faltas constantes.
Por lo que sé, estuvo en riesgo de una suspensión, aunque nunca me lo dijo para no preocuparme.
Entendía perfectamente el motivo de su comportamiento, pero debíamos ser capaces de encontrar un balance.
Ambos hablamos, y ahora tenemos una aplicación en el teléfono que nos permite conocer la ubicación exacta del otro 24/7. Nos mandamos fotos cada tanto de que estamos haciendo y nos llamamos cada vez que podemos. Honestamente, me ayuda también a estar tranquila.
Después de eso Shinso se recuperó totalmente en la academia, Aizawa sensei estaba más conforme y el director Nezu también, así que era un problema resuelto.
Yo por otro lado, tuve algunos problemas más en cuanto entré a terapia.
Durante el... Secuestro, jamás me sentí 100% asustada, tuve incluso ataques de ira en los que grité indiscriminadamente a Leonel, casi llamé loco a Shigaraki en frente de todos sus maníacos, y luché contra Atema apenas logrando salir con vida.