capitulo 29

2 0 0
                                    

Capitulo 29

Se que no leeras estas notas porque no tengo medios para enviarlas, pero aun así te escribo, porque aca no hay mucho mas para hacer. Así que desde mi lugar, me pongo a escribirte poemas y notas.

Hoy tuve secion con el psiquiatra, y tuvimos una conversación interesante que procedo a redactarte.

-bueno, aquí estamos otra vez, con mi paciente favorito.

-¿se puede tener un paciente favorito? –pregunte con una sonrisa picara.

-entre nosotros, siempre tenemos un favorito, pero no por un vinculo afectivo, sino por el interés que nos causa adentrarnos en su mente.

-¿Qué pensas de mi mente? ¿descifraste algo interesante?

-puedo intuir que sos una persona pesimista, que paso por una época difícil a nivel emocional y con severos trastornos psicológicos, pero no puedo decirte mucho, sos complicado, tu cabeza es un laberinto que me muero por cruzar.

-¿Qué intuís por época difícil?

-me contaste de tu historia familiar e infancia. Durante la infancia es cuando se desarrollan los traumas que nos afectaran a futuro o durante esa misma etapa de la niñez, hay pocas personas que sufren los traumas durante la infancia, ya que la mente suele bloquear recuerdos que nos dañan, es un mecanismo de defensa que tiene el cerebro.

-yo no sabia nada de mi infancia hasta que me encontré con una mujer llamada Amanda, la señora que me estaba dando lugar donde vivir, mi verdadera y biológica madre.

-¿lo ves? Tu infancia fue triste, si, pero no la pasaste tan mal por haber bloqueado ese recuerdo. Quiero que me cuentes como fue que creciste.

-ahí te equivocas, mi infancia si fue traumatica en el momento vivido, hay algo que no le he contado a nadie, y te lo voy a confiar a vos.

Creci en la calle, tengo consciencia de eso desde los ocho años. Durante ese tiempo visitaba panaderías para comer pan viejo y así no morir de hambre, bebía agua de los tarros que suele poner la buena gente para los perritos sin hogar, pero se que esto no es lo que te interesa.

A los nueve años, conoci un hombre de 72 años, que me brindo comida y un lugar donde vivir, también un trabajo, limpiaba la casa y realizaba todas las tareas del hogar, incluso cortaba el pasto y así ganaba el dinero que empece a gastar en cigarros. Pero un dia, me entere que estaba involucrado en la compra y venta de drogas, el tenia una deuda de $150.000 con un tipo muy agresivo.

Entonces un dia, lo escuche tener una conversación no muy amigable con el mientras cortaba el pasto.

"-si no me pagas mañana, me encargare de que vos y ese niño al que tanto cariño le tienes sufran."

El hombre dijo eso, y Hector, a quien consideraba mi padre, no respondió nada, solo asintió, sabiendo que no tenia el dinero y que llegaba su fin.

Al dia siguiente llego aquel hombre, Hector y yo llorábamos asustados.

"-prometeme que vas a sobrevivir, salir adelante y no llorar por mi" me dijo. Luego de eso escuchamos como se derribo la puerta de una patada.

"-hola." Dijo simplemente con una sonrisa chueca y extendió la mano esperando el dinero que no teníamos.

Llamo a tres tipos mas y entre ellos nos llevaron al patio trasero, donde había un alto roble que cuidábamos con mucho amor y cariño.

Después llevaron dos sillas, dos sogas y un martillo.

A mi me ataron a la silla mirando hacia el árbol, y la otra silla estaba bajo la rama mas gruesa y alta del árbol.

Se fue el líder, y volvió con la escalera de mi padre, ato la soga al árbol y yo ya imaginaba lo que iba a pasar, trataba de contener las lagrimas pero no pude.

Para que me callara, me dieron un martillazo en el tabique de la nariz, por eso es tan fea actualmente, esta quebrada. Lloraba en silencio y mi padre solo podía verme con pena y dolor, parado arriba de la silla con la soga atada al cuello.

"-por favor no lo hagan" –suplique.

Me miro fijo y pateo la silla, dejando al Hector colgado del cuello. Lentamente su rostro se ponía morado, se oian leves gemidos de dolor, cerre los ojos con fuerza.

"¡abri los ojos, pendejo!" y con sus dedos agarro mis parpados para mantener mi vista fija en el. Lo vi cuando vomitaba la bilis mezclada con sangre...

No pude volver a llorar después de ese dia por años. Cuando se fueron revolví toda la casa buscando su arma. Y por la espalda les dispare, calleron de espaldas al suelo y volteando la cabeza me miraron, seguro no se lo esperaban de un niño pequeño y traumado. Esa fue la primera vez que asesine, y sentí placer...

Apocalipsis de las almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora