Capitulo 17
Pasamos la madrugada entera fumando ayawasca con criss, a eso de las 3am se sumo amanda, la vieja.
Sentí que podía volar, como si de mi espalda brotaran alas, como si realmente fuera un dios. Entonces me vi a mi mismo, en un terreno vacio y fúnebre, corriendo desesperado, como si huyera de algo...
Vimos el amanecer desde el patio, y recordé aquel pensamiento que había tenido, el ultimo amanecer del mundo, quizás solo faltaba que llegara la noche para ver la ultima puesta del sol y que todo acabara. Pero no podía ser así.
Aun faltaba.
Fui a la cocina y me prepare un café bien cargado y pregunte si alguno tenia cigarros, a mi favor, así era, amanda tenia unas noventa cajetillas de cigarros de diferentes variedades.
Con un cigarro en la mano y una navaja en la otra parti hacia la ciudad, amanda me había dado una brújula antigua para que me orientara de regreso, debía volver por el norte.
Empece a caminar, luego a correr, estaba desesperado, en mi sangre fluia la maldad, yo ya era completamente conciente de que ya no era un ser de luz y que merecía el infierno.
En la creación del mundo, Dios había destruido la humanidad centenares de veces, ya que estos se volvían increíblemente poderosos, y en su codicia de querer ser el supremo, los mataba. Un dia, Lucifer, su angel favorito, se canso de ver como sus preciadas criaturas, esas que cuidaba con amor morían en terribles catástrofes, se puse en contra de dios, y empezo una guerra en su contra uniendo a mas angeles que pensaban como el. Pero la revolución llego a tal punto, que la fuerza de Lucifer era impresionante y Dios sintió miedo, así que lo desterró al infierno, siendo este, el nuevo dios del inframundo.
Quizas ese era mi destino, ser dios, pero desde las tinieblas. El mundo era dominado por la maldad, así que queda en duda, ¿Quién es el bueno y quien el malo? Si se supone que el Dios bueno domina el mundo, ¿Qué tan bueno es? O quizás, el odio de Lucifer se volvió mucho mas fuerte y era el ahora quien mandaba. Yo sere el nuevo Lucifer.
Yo que tantas veces e sacado de apuros, cuántas veces e salvado a alguien, y el que está huyendo de la policía soy yo.
Pero me adelanto, déjenme explicar con más detalle.
Había llegado a la ciudad después de un buen trecho caminado. Con mi fiel de filo y mi fiel de humo. Fui al barrio rojo, dónde abundan los drogadictos, prostitutas y el mal mundo, bueno, mal mundo dependiendo de que ojos utilicemos para mirar. Yo lo veía con un mundo interesante, controlado por el mal y la fina linea que separaba un mundo de otro y lentamente se consumía con el fuego, dejando escapar la maldad fuera de entre sus adentros, como si se abriera una jaula de demonios.
Encontré un tipo, completamente ebrio y me grito pidiéndome un cigarro, me acerque y le extendí la caja, me la quiso robar completa junto con mi billetera. Rápidamente actúe y saque la navaja, le corté la garganta y la sangre que brotaba me hipnotizaba, al punto en que no oí cuando la policía estaba a la vuelta de la esquina y unas 10 personas al rededor mío y el cuerpo inerte.
Pronto llegó la policía y ya no me dió tiempo a huir. Me subieron al patrullero y se dirigió a fiscalía para que me hagan una entrevista.
Cuando llegue estaba desesperado por fumar y no podía, tenía las manos atadas y me habían quitado mi arma.
Me arroje al suelo y trate de desatarme, imposible, lloraba y gritaba, los oficiales soloe miraban como si estuviera loco.
Me puse de pie y empece a tirar patadas al aire y a ellos. A uno le rompí la nariz, me sujetaron entre 4 y aún así seguía pateando a todo lo que se moviera. Estaba enojado ¿Que iba a ser de mi ahora? ¿Cuanto tiempo estaría en cana?
Me adentraron a un cuarto con una tenue luz y me sentaron frente a una mesa, dividida con vidrios, supongo que para proteger al psicólogo o quien sea de ataques del criminal citado.
Pronto llegó un hombre cansado y ojeroso.
Comenzó preguntando datos irrelevantes sobre mi como el documento y nombre completo.
Y luego comenzó lo interesante.
-buenas noches señor Xavier, sere breve y conciso con mis preguntas, y comenzamos ahora.
Dijo sin siquiera dejarme articular una palabra.
-¿usted sabe la razón por la cual se encuentra aquí?
Asentí.
-de acuerdo, entonces puede describirme la escena. ¿verdad?
Comencé a narrar lo sucedido, sin mucho lujo de detalle.
-bien, ¿puede identificar sus motivos? Además de el hecho de que haya intentado robarle, que, a mi parecer y usted me contradirá, no se justifica.
-una persona que roba no merece vivir.
-¿algo mas?
-no.
-bien, ¿Por qué cree eso?
-considera que, y disculpe mi vocabulario, se esta yendo a la mierda, esta completamente en ruinas, el gobierno no hace nada, la justicia tampoco. Alguien tiene que hacerse cargo.
-¿Por qué piensa que es usted quien debe encargarse de un asunto tan delicado?
-vi el futuro, uno en el cual soy el nuevo dios de este mundo.
-¿me explicaría como pasa de política a religión?
-no se trata de un tema u otro.
-entonces, ¿de que se trata?
-es una cuestión de ética y moral. En la cual mi mente ha dicho que debo hacer algo para salvar al mundo.
No dijo mas nada, me miro fijo y tomo y celular.
-tiene delirios de salvador, complejo de dios. Solicito un test psicológico.
Y colgó.
Verdaderamente era un hombre de pocas palabras.
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Apocalipsis de las almas
Diversosuna droga cambia la vida de un despreciable y poético hombre.