XI.EL LAMENTO DE ENELDO. JUEVES

8 2 0
                                    

La semana en Perla del Norte había sido perfecta, el clima era soleado, los charcos se habían evaporado y los trabajadores de la alcaldía podían al fin reunirse en las calles afectadas para evaluar los daños y realizar las reparaciones necesarias, muchos arboles habían caído por los fuertes y repentinos vientos, el pavimento de las calles se había quebrado y provocado profundos agujeros y en otras zonas más rurales se rumoraba de deslaves.

Las noticias fueron las primeras en informar el plan de acción creado por la alcaldesa y el corresponsal del instituto de fomento municipal para encargarse de los desastres causados por las lluvias, en las evaluaciones de daños se podía ver dar declaraciones al corresponsal encargado y al secretario de la alcaldesa.

Esas eran las noticias que usualmente Eneldo leía en el periódico de las mañanas. Era increíble como todo al fin empezaba a acomodarse de una manera tan perfecta, la lluvia había cesado, su madre al fin había salido del hospital y hace poco había conocido a una chica maravillosa.

Aun recordaba con mucho amor el momento en que su madre volvió a casa. El la empujaba en su silla de ruedas y al entrar por la puerta principal Violeta y Serafín con la ayuda de Sophie había hecho un hermoso mural adornado con globos y una elegante decoración diciendo "Bienvenida a casa"

Viña se emocionó ante tal recibimiento, la presencia de Sophie y Serafín no fue una sorpresa para ella ya que Violeta se había encargado de mantener a su madre muy actualizada en los recientes acontecimientos de sus vidas y no dudó por un instante en llenarle la cabeza de ideas diciéndole que Serafín era su potencial nuera.

Viña agradeció mucho a ambas por el apoyo y cariño que les habían brindado a sus hijos en su ausencia.

El ambiente en el hogar de Eneldo pasó de ser triste y silencioso a divertido y lleno de música. Sophie siempre se paseaba por la casa con una copa de vino en las manos, una vez que el alcohol llegaba a su cerebro una mujer muy elocuente y chistosa emergía de ella para contar las anécdotas de juventud más disparatas. Eneldo en varios momentos pensó en Sophie como su suegra y deseo que no tomara tanto, pero no la juzgaba, sabía que el estar en su situación donde ella y su hija sufrieron un atentado de muerte y que su esposo no diera señales de vida, seguro era muy estresante.

Por otro lado, Serafín era un encanto, era una chica muy carismática que se daba a querer con cualquiera que ella hablara. Viña no fue la excepción, luego de hablar un par de horas con ella, Viña giró las ruedas de su silla y se acercó a Eneldo. 

-Es perfecta hijo, espero puedan llegar a algo – le susurró con dulzura.

Violeta había tomado a Serafín como su mejor amiga y le contaba todo, así mismo le pedía que le diera concejos de moda, maquillaje y peinado, Serafín era la hermana que ella no tuvo. Dicho interés tomaba mucho tiempo de Serafín en la casa de ellos, dándoles poco espacio para que ella y Eneldo conectaran de manera intima, era casi divertido ver como Violeta abogó tanto por su hermano para que este encontrara una chica que le interesara, que cuando por fin la encontró, ella terminó tomando el espacio y atención que Eneldo debía de tener.

Aun cuando Serafín regresaba tarde a su casa esperando que Violeta se cansara y fuese a dormirse, esta no lo hacía y siempre estaba sentada en medio de ellos dos, pero eso no importaba.

Eneldo y Serafín la mayor parte del tiempo estaban cruzando miradas y sonrisas, no importaba si eran la respuesta de algún comentario, podían estar en total silencio y ambos volvían a verse con interés, Eneldo no era experto en mujeres, pero sabía que Serafín estaba interesada en él.

Ese jueves por la mañana Eneldo salió de su casa con apuro, la noche anterior se había dormido hasta tarde escribiéndose por mensajes con Serafín, debía de apurar el paso sino quería escuchar que su jefe el señor Torres hijo le regañara por su tardanza.

PoseídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora