XXIII,ADIOS PERLA DEL NORTE

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La lluvia continuó hasta la mañana del día siguiente con la misma intensidad y rudeza de las últimas noches tal parecía que arremetía con odio contra la tierra, muchos de los habitantes de Perla del Norte empezaban a preocuparse por el clima, tras haber sobrevivido a un desastroso maremoto ver las calles cada vez más llenas de agua debido a las lluvias les era muy inquietante. El mal clima dificultaba la ayuda de alimentos y suplementos médicos que eran enviados de Phantasmo vía aérea, conforme las torrenciales lluvias continuaban se veían cada vez más obligados a buscar vías terrestres que les facilitara el envío de suplementos a los damnificados de Perla del Norte y demás ciudades.

Esa mañana las ventanas del hospital eran puesto de carreras de las gotas de lluvia, en la sala donde se encontraba Eneldo y otros pacientes en reposo las enfermeras repartían sabanas adicionales ya que las temperaturas estaban bajando.

Serafín entró a dicha sala donde estaban los recién operados, los pasillos estaban resbalosos debido al rastro húmedo de los zapatos de las enfermeras. Al llegar a la cama de Eneldo vio a Violeta dormida en una silla, seguramente había pasado la noche en vela vigilando el descanso de su hermano mayor.

Por su parte Eneldo también dormía, su piel estaba pálida y sus manos muy frías. Serafín intentó acomodarle la sabana para que estuviera más abrigado, pero entonces se detuvo al sentir la ausencia de la pierna del joven. Serafín levantó la tela blanca para observarle las heridas vendadas. Eneldo abrió los ojos al instante y ella se detuvo.

-Buenos días Eneldo, ¿Cómo te sientes? -Le susurró sonriente.

Eneldo la observó en silencio.

-Ayer nos dijeron que no recordabas como habías llegado a ese lugar lleno de lagartos, eso no importa ya, quiero que sepas que nos encargamos de la persona que hizo que te lastimaras, ahora solo vamos a esperar que te den de alta para que viajemos todos juntos a Phantasmo, ¿Te gustaría eso?, salir de este hospital y empezar una nueva vida, todos juntos en Phantasmo. -Serafín le tomó los dedos de la mano mientras le daba las buenas noticias, pero Eneldo lentamente apartó su mano de la de ella. Observándola de manera áspera Eneldo movió el rostro al costado de la almohada y cerró los ojos.

Serafín no entendió la frialdad con la cual fue tratada, por un momento pensó que tal vez Eneldo la culpaba por lo sucedido, su mente la acusaba sugiriendo que si ella hubiese escuchado lo que él tenía que decirle ese día nada de eso le hubiera ocurrido.

-Buenos días Serafín -Le dijo Violeta despertando y estirando sus brazos.

-Hola Violeta, ¿Cómo pasó Eneldo la noche?

Violeta bostezó -Con mucho dolor, pero se negó rotundamente a tomar analgésicos, ni las enfermeras ni yo pudimos convencerlo, pasó toda la noche quejándose mientras dormía. Es un terco.

Serafín ofreció relevar a la joven para que esta fuese a descansar al albergue, pero Violeta se negó, insistió que habían hecho ya suficiente por su hermano y que lo último que deseaba era ser una abusiva con la amabilidad de ellos.

Serafín se despidió de la joven con la promesa que volvería con un buen desayuno para que comiera algo. Al salir de la sala y dirigirse a la salida del hospital notó como la lluvia se había detenido y rayos de sol atravesaban las nubes. A su encuentro del pasillo apareció Jason con los brazos vendados.

-El doctor dice que es muy posible que se me infecten así que tengo que tomar un buen de medicamento para evitar eso -Le contó sonriendo mientas sacudía una bolsa transparente llena de medicinas.

Serafín no dijo nada, lo observó a los ojos, desde que conoció a Jason aquella vez en el supermercado sintió que había algo diferente en él, en su momento no comprendió de que se trataba, pero ahora lo entendía, su energía, su poder eran acogedores para ella. Viéndolo a los ojos pensó, "quizás Jason sea un mejor partido que Eneldo, es más inteligente, más fuerte, mucho más atractivo y en definitiva más poderoso que Eneldo, sí, viéndolo bien de pies a cabeza, Jason es un buen partido para casarse, la herida de Eneldo tal vez llegó justo a tiempo, Eneldo no era más un hombre de provecho, ahora era casi tan inútil como los humanos"

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