Capítulo 26

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El día de la cena había llegado.

En 15 minutos nos reuniríamos todos con la familia Abatino y el nuevo posible socio de la empresa de mis padres.

Al parecer iba a ser una cena bastante importante porque mamá nos había recalcado que debíamos ir muy elegantes. Emma y Zeus se quedaban en casa a cargo de varios guardaespaldas, ya que papá consideraba que eran muy pequeños para estar presentes en temas de empresa.

En mi caso, por ser la heredera principal de la empresa -muy a mi pesar- debía ir, y estar presentes en todos los actos.

Mi atuendo era bastante sencillo a la par que elegante. Había decidido ponerme un vestido de tubo negro sin tirantes de terciopelo, unos guantes hasta el codo a juego con el vestido y unos tacones negros stiletto con una pedrería incorporada. Lo acompañaba con un collar de pedrería Swarovski, y mi bolso también brillante.

Había alisado mi cabello y me había maquillado de manera sutil, yo no era fan de los maquillajes cargados.

Aunque si de los labiales rojos.

— ¿Estás lista, Liv?.— mamá apareció en mi habitación con un elegante vestido burdeos. Estaba estupenda.

— Si.— susurré nerviosa.

Cena especial significaba gente nueva y gente nueva significaba momentos incomodos.

(.)

Tras 20 minutos de camino en el coche, aparcamos frente al restaurante. Era un restaurante bastante lujoso, precioso por fuera y posiblemente por dentro también. Se llamaba Euforia, aparentemente un restaurante moderno de alta cocina.

En la puerta del restaurante también habían varios coches lujosos, y de diferentes marcas, señal de que los Abatino ya nos estaban esperando.

— Buenas noches, usted debe ser el señor Miller.— un hombre nos recibió a la entrada del restaurante. Habían guardaespaldas por todos lados, armados, y atentos a cualquier movimiento.

— Buenas noches, sí, hemos quedado con el señor Abatino.

El señor asintió y nos hizo una seña para que lo siguiésemos. Caminamos dentro del restaurante admirando cada detalle y cada rincón del mismo. Era hermoso.

En el centro del restaurante nos esperaban los hermanos Abatino, y el que suponía que era el padre de ambos; y a su lado dos mujeres y un hombre completamente desconocidos.

— Buenas noches a todos.— dijo papá cuando llegamos a su lado. Miré a todos los presentes examinando a cada uno, y junté todas mis fuerzas para evitar la mirada de Maximiliano.

— Buenas noches, Robert. Agradecemos su presencia esta noche, le quiero presentar a nuestro padre Francesco Abatino.— la voz de Lorenzo inundó la sala. Papá y el señor Francesco juntaron sus manos.

— Es un placer, Robert.— Francesco habló en un perfecto inglés. Físicamente era bastante parecido a Max, diría que casi idénticos.

— Ella es mi mujer, Madeline, y ella es Olivia, mi hija mayor.— dijo papá. Mamá sonrió asintiendo en forma de saludo y yo la imité, sabía que lo hacía por evitar besos o acercamientos.

— Es un placer, señora Miller, y encantado de conocerte, Olivia, mi hijo Maximiliano me habló sobre ti.— dijo. Una pequeña sonrisa asomó en mi rostro al oír esas palabras, y noté mis mejillas sonrojarse.

— El gusto es mío, señor Abatino.— dije amablemente.

— Les quiero presentar a la familia Zanoli, íntimos amigos nuestros. Él es Antoni Zanoli, su mujer Giorgia Zanoli, y su hermosa hija, Chiara Zanoli, futura heredera del imperio Zanoli.

— Viejo amigo, siempre con palabras tan hermosas hacia mis mujeres.— soltó una risa el tal Antoni. Él estrechó las manos con papá y no se dirigió a nosotras.

— Un placer, señor Zanoli. Un gusto conocerles.— dijo papá. Todos tomamos asiento una vez terminadas las presentaciones. Papá y mamá estaban a mi lado derecho, y a mi lado izquierdo estaban Lorenzo, a su lado Maximiliano, y su padre; y la familia Zanoli enfrente.

Iba a ser una cena intensa por lo que preveía.

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