— Estás malditamente loco, Max.— dije en voz baja abriendo la ventana y viendo su cuerpo tras ella. Se había cambiado de ropa y llevaba un chandal deportivo.
— Lo sé.— susurró entrando por el ventanal. Cerré el ventanal y lo miré.
— ¿Qué haces aquí?.— susurré acomodándome en la cama. Él se sentó en la orilla a menos de un metro de mi.
— Quería verte.
Y esas malditas mariposas de nuevo.
— ¿A estas horas? Y si te llega a ver mi padre...
— Ya hablé con tu padre.
¿Que qué?
— ¿Qué? ¿Cuando?.— pregunté con el ceño fruncido.
— El día que dormiste en mi apartamento, me llamó alarmado para ver donde estabas, y bueno, le dije que conmigo.
Dios mío. Papá se habría puesto como un loco...
Tal y como se puso conmigo.
— ¿Y tú que haces despierta?
— No puedo dormir.— susurré con una sonrisa apenada.
— Tu madre me ha dicho que ayer fue un día duro para ti.
Asentí desviando mi mirada a la ventana.
— Todos los días son duros para mi, pero este el que más.
— ¿Puedo preguntar por qué?
— No estoy lista para hablar de ello.— le contesté mirándolo. Sus ojos me miraban con luz, y su rostro me escuchaba atentamente.
— Lo respeto, pero sacudiría cielo y mar para saber que es lo que te pasó y cómo ponerle fin a tu dolor.
Quería contarle.
Quería hacerlo pero sentía que se iba a alejar de mi.
Y eso no lo quería 100%.
— ¿Vas a estar toda la noche aquí?
— No, mañana me voy a Italia por unas gestiones y solo venía a despedirme.
— ¿Te vas?.— mi tono de voz desilusionado no pasó desapercibido.
— Volveré, Olivia.
— ¿Cuando?
— No te puedo decir tiempo exacto, aproximadamente una semana o algo más.
Asentí bajando mi mirada a sus manos y suspiré. No se porque me afectaba el saber que no lo vería en ese tiempo.
A fin de cuentas, no éramos nada.
— No me eches mucho de menos.— sonrió.
— No te voy a echar nada de menos.— dije levantando una ceja. Él soltó una risa y negó con la cabeza.
— Ay Olivia, Olivia...
— ¿Puedo hacerte una pregunta?
— Las que quieras.
— ¿Tú... estás casado, o tienes a alguien...?
Me sonrojé al hacer esa maldita pregunta pero la curiosidad me invadía.
— Estoy soltero, Olivia, mi interés está en ti ahora mismo.
— Oh.
Él se levantó de la cama dispuesto a irse y yo lo imité.
— Me voy a ir yendo ya, es tarde y tu también deberías descansar algo.— sus ojos me miraron desde la altura, ya que me sacaba una cabeza, era mucho más alto que yo.
— Ya nos veremos, ten cuidado.— dije mirándolo con una sonrisa. Nuestros cuerpos estaban separados pero no tanto, había una distancia prudente.
— Lo tendré, ten cuidado tu también.— sonrió abriendo el ventanal. Iba a salir pero algo pasó por su cabeza, ya que volvió su mirada a mi y habló.— ¿Puedo darte un abrazo?
Mi corazón empezó a bombear al escuchar esa pregunta. Mi cuerpo empezó a tensarse y a sentir las palpitaciones en cada poro de mi ser, pero yo también sentía esa necesidad.
Quizás era la última vez que lo viese.
— Si.— susurré con la voz temblorosa. Sus ojos se oscurecieron y se acercó poco a poco a mi. Mi respiración se aceleraba a pesar de que yo trataba de controlarla.
Por inercia di un paso hacia atrás cuando alzo uno de sus brazos.
— No quiero que te sientas obligada a esto, Olivia.— susurró mirándome a los ojos.
— Lo siento, lo siento.— susurré nerviosa notando las lágrimas en mis ojos. Cerré mis ojos sintiéndome agobiada y avergonzada por la situación. Me sentía una niña pequeña frente a él, sin ser capaz de dar ni un abrazo.
— Mírame.— susurró, su voz estaba cerca, muy cerca. Abrí mis ojos y subí mi mirada hacia los suyos.— No llores, por favor.
Sollocé tapándome la boca y noté algunas lágrimas caer por mis mejillas. Sus manos subieron a la altura de mi casa pero las alejó de inmediato.
— Lo siento tanto.— susurré tapándome la boca para no hacer ruido con mis sollozos.
— No me hagas esto, por favor.— susurró cerrando sus ojos y apretando sus puños.— No quiero verte así por mi maldita culpa.
ESTÁS LEYENDO
No me toques
RomanceOlivia Miller tiene hafefobia, miedo o repulsión a ser tocada. Es una mujer desconfiada, con traumas y miedos a sus espaldas. Maximiliano Abatino, un hombre experimentado, inteligente, y frívolo. Y el nuevo socio de la empresa de los padres de Olivi...