Capítulo 19

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En esta última semana apenas había cruzado palabra en casa, simplemente me limitaba a bajar a comer algo y me volvía a la habitación.

Papá tampoco había intentado cruzar palabra conmigo, y mamá intentaba que nos hablásemos. Emma y Zeus, estaban en una situación un tanto incómoda, me hablaban a mi y apenas les contestaba, no me apetecía hablar en absoluto.

También había estado en algunas clases de la universidad, y había hablado alguna vez con Lea, la cual estaba más que emocionada por la historia con Maximiliano.

A alguien tenía que contárselo.

Maximiliano, por otra parte, se que había venido a casa alguna vez a hablar con mi padre pero yo no he estado presente, simplemente escuchaba su llegada y veía su coche por la ventana.

Y justo hoy, era un día complicado para mi.

Hoy se cumplían dos años de aquella noche, de aquella jodida noche. Posiblemente, volverían a repetir la noticia que se retransmitió aquel día en televisión.

"Violación múltiple a una chica joven, sin posibles sospechosos".

Así lo trataban, noticia de gran morbo para todo el mundo, así eran los medios de comunicación. Gracias a Dios, mi cara no salía en ninguna noticia, mis padres se encargaron de mantener mi privacidad.

Hoy no había bajado a desayunar, simplemente seguía en mi cama mirando por la ventana. Se veían los coches pasar y los pájaros cantar desde los árboles.

Unos toquecitos me sacaron de mis pensamientos y vi la cabeza de mi madre asomarse por la puerta.

— Buenos días, Liv. ¿No quieres desayunar?

— No.— susurré desde la cama.

— Tienes que comer algo, cariño.— su voz sonaba casi con súplica.— ¿Quieres que te suba un café por lo menos?

— Está bien.— suspiré acomodándome en la cama. Minutos después mamá volvió a entrar con una taza de café.

— Aquí tienes.— la dejó encima de la mesilla y me miró.— Hoy tenemos una cena.

— No voy a bajar.

— Vienen los señores Abatino, viene Maximiliano.— dijo con una pequeña sonrisa. La miré frunciendo el ceño, me estaba haciendo chantaje emocional.

— Da igual, no quiero bajar.

— ¿Sabes? El otro día me preguntó por ti. Ha venido esta última semana varios días, y apuesto a que ha sido por ti, porque no era necesario que viniese presencialm-

— Mamá.— la frené. No quería crearme ilusiones de algo inexistente.— Para, por favor. Maximiliano es el socio de papá, simplemente.

— ¿Y por eso te llevó a comer la otra vez?

Negué cerrando los ojos.

— En la vida se fijaría en mi.— susurré mirando mis pies.

— ¿Como que no? Cariño, eres hermosa, eres lista, y eres fuerte, cualquier hombre querría una mujer como tu en su vida.

— Mamá, soy una chica que le da pánico que la toquen, que me da miedo que la persona que me cruce sea uno de los que me violaron hace dos años.— susurré notando mi voz cortándose.— Él necesita una mujer de verdad, no un estorbo.

— No me gusta que hables así de ti, Liv, las cosas no son así, tesoro.

— Por desgracia mamá si que lo son.— dije zanjando el tema. Cogí la taza de café y tomé un sorbo de él dirigiendo mi mirada de nuevo a la ventana.

— ¿No vas a bajar, no?

Negué. Ella se levantó y se dirigió hacia la puerta.

— Si necesitas algo llámame ¿si? Te quiero mucho, Liv.

No respondí.

No me sentía con ganas de hablar, mi cuerpo y mi cabeza hoy estaban nublados por los malditos recuerdos de esa noche.

"La música sonaba bastante fuerte en esa noche. Era el cumpleaños de Marilyn, pero lo celebraba en la mansión de Brad, su novio.

— ¡Liv, vamos, te estábamos esperando!.— oí gritar a mi mejor amiga, Ashley. Llegué a su lado junto a mi novio, Marcus, el cual iba tremendamente guapísimo esta noche.

— Ya estamos aquí.— sonreí. Caminamos dentro de la mansión notando como la música subía de tono y los cuerpos iban aumentando. La cantidad de gente que había era increíble. Tras saludar a Marilyn y a algunas amigas del grupo, nos dispusimos a beber, a tomar copa tras copa y a bailar como si no hubiera un mañana.

Me sentía eufórica.

— Estas hermosa hoy, Olivia.— me gritó Marcus en mi oreja mientras me abrazaba por detrás. Me giré sonriendo a la vez que juntaba sus labios con los míos.

Notaba el alcohol hacer efecto dentro de mi cuerpo, notaba los calores recorrer mi cuerpo al sentir la erección que crecía dentro de los pantalones de Marcus. Sus manos agarraron mi culo pegándome a él y mordiendo mi labio inferior.

— Voy al baño, ahora vuelvo, amor.— dije separándome de él. Empecé a caminar tras la gente y sin querer me di cuenta que no sabía donde estaba el baño. Sabía que era imposible volver donde estaban Marilyn, Ashely y todos los demás, así que empecé a subir las escaleras arriba viendo que había más habitaciones y posiblemente el baño estuviese también arriba.

De un momento a otro fui empujada a una habitación y todo quedó a oscuras.

— ¡Eh!.— grité. Noté unas manos agarrarme para que no me moviese, y otras taparme los ojos con una especie de pañuelo. Estaba empezando a asustarme y mucho.

— ¡Dejadme en paz!

— ¡A callar!.— una voz grave resonó. Me empujaron a lo que creí que era la cama. Grité, patalee pero era inútil. No había un solo hombre, habían más, notaba muchas manos pasando por mi cuerpo, tocándome y desnudándome a pesar de mis gritos y llantos.

— Por favor, no...

Sollocé. Me iban a violar y a saber dios que más.

— Abre la boca.— dijo otra voz, era otro hombre. Uno de ellos me abrió la mandíbula y me introdujo un líquido amargo y fuerte que casi me hace vomitar.

— Así estarás más calladita.— otra voz, oí carcajadas y risas. Mi cuerpo se sentía adormilado, totalmente nublado, ya no sentía nada."

No me toques Donde viven las historias. Descúbrelo ahora