Capítulo 4.

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Han pasado dos meses desde la última vez que hablé con Gally. Dos meses desde aquella pelea que terminó con una barrera invisible entre nosotros. Me había molestado muchísimo su actitud, se había comportado como un gilipollas, y lo digo sin cortarme. Las cosas en el Claro siguieron su curso; Las mismas rutinas, Los mismos trabajos, bueno, la diferencia era que habían llegado dos verduchos nuevos, Y que me había llevado todo ese tiempo ignorando a Gally.

Desde la pelea, él ya no parecía el mismo novato problemático que había conocido. Todavía seguía con esa actitud "malo" por así decirlo, pero... algo era diferente. No podía evitar notarlo, sobre todo, porque siempre parecía estar en mi campo de visión, se había vuelto constructor también, lo que me hacía un poco difícil ignorarlo, pero no imposible.

Hoy lo vi ayudando a Ben, había llegado hace un mes, y estaba ayudándole con algunas herramientas, algo que nunca pensé que haría.

Me esfuerzo por ignorarlo, por centrarme en mis propios asuntos, pero a veces me sorprendo a mí misma, mirándolo de reojo.

La semana pasada me crucé con él, en la zona de cultivo, y a pesar de que siempre intentaba evitar el contacto visual con él, nuestras miradas se encontraron. Fue un momento muy breve, pero yo sé que él también lo sintió. Algo dentro de mí me lo dice.







Habíamos terminado de almorzar, y vi como cargaba unos sacos de arena en su hombro. Se veía tan concentrado. Me apoyé en uno de los muros cercanos, observándolo desde la distancia.

—Sigue siendo un gilipollas —me dije en voz baja, como si al decirlo me pudiera convencer a mí misma de algo. Pero la realidad es que no lo era tanto como pensaba. O al menos, no todo el tiempo. Y eso me molestaba más de lo que debería.

Agarré mi cabello con uno de mis dedos y empecé a jugar con él, intentando despejar mi mente. No podía seguir dándole tantas vueltas. lo que hizo, la forma en que nos gritamos, no se olvidaba tan fácilmente, pero... ahora parecía alguien que al menos intentaba ayudar. Y eso era peligroso, porque me hacía dudar. Sia, empezó a llorar, como si intentara avisarme de algo.

—¿Qué miras? —dijo una voz justo detrás de mí.

Me giré bruscamente, encontrándome con Minho, que me observaba con una ceja levantada y una sonrisa burlona en su cara. Eso era de lo que Sia trataba de avisarme. Siempre sabía cuando pillarme desprevenida.

—Nada —dije rápidamente—. Solo viendo como todo sigue igual de aburrido por aquí.

—Claro, por eso mirabas directamente hacia Gally mientras decías eso, ¿no? —su tono era claramente sarcástico, y me crucé de brazos, no estaba dispuesta a seguirle el juego.

—No seas idiota —murmuré, aunque mi rostro debía haberme delatado, porque Minho se echó a reír.

—Solo digo que... parece que te estás preocupando demasiado por alguien que odias tanto —dijo, inclinándose un poco hacia mí—. ¿O será que ya no lo odias tanto?

Los fulmine con la mirada y él levantó las manos señal de paz.

—Tranquila, tranquila, no hace falta que me mates. Pero hablando en serio, se nota que ha cambiado. No es el mismo capullo que llegó al claro.

Suspiré, y miré de nuevo en dirección a Gally, que ahora hablaba con Newt mientras descargaban más sacos de arena. Minho seguía a mi lado, pero no dijo nada más, como si estuviera esperando que yo misma llegara a alguna conclusión.

—No sé —admití finalmente—. Puede que haya cambiado, pero no significa que deba confiar en él.

—Nunca dije que confiaras en él —replicó Minho—. Solo dije que parece que está intentando ser mejor. Y eso ya es algo, ¿no?

El nuevo verducho (Gally) (The maze runner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora