Capítulo 16.

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La noche se cernía sobre el Claro, y aunque las estrellas brillaban en lo alto, sentía que un peso inmenso caía sobre mis hombros. A pesar de mis intentos, algo entre Gally y yo parecía romperse más con cada día que pasaba. Nos habíamos quedado en ese punto incómodo, lleno de silencios y miradas frías, y aunque intentaba convencerme de que las cosas mejorarían, empezaba a perder la esperanza.

Recogí una ramita del suelo y la arrojé al fuego, observando cómo ardía, consumiéndose en cuestión de segundos. Pensé en seguir el camino de Gally e irme a dormir, pero algo dentro de mí me empujaba a quedarme allí, intentando aclarar mis pensamientos. Sentía que, si me quedaba lo suficiente, encontraría alguna respuesta. Una razón para sus celos, su enojo, algo que explicara por qué las cosas se sentían tan tensas entre nosotros.

De repente, escuché pasos a mi espalda. Giré la cabeza esperando ver a Gally, esperando que hubiese vuelto a hablar conmigo. Pero no era él.

—¿Puedo? —dijo Thomas, con una media sonrisa, sus ojos estaban llenos de una extraña mezcla de curiosidad y cautela. Su tono era suave, como si supiera que estaba a punto de irrumpir en algo delicado.

Suspiré y asentí, sin ganas de ahuyentarlo. Tal vez hablar con él me ayudaría a despejar un poco mi cabeza.

—Claro. Siéntate.

Thomas se dejó caer junto a la hoguera de nuevo, observando las llamas en silencio por un momento. Noté que me miraba de reojo, como si tratara de leer mis pensamientos. Finalmente, rompió el silencio.

—No quería meterme en problemas. Entre tú y él —dijo, rascándose la nuca con aire incómodo.

Me reí sin humor, sacudiendo la cabeza.

—No es tu culpa. Es... complicado. —Levanté la vista al cielo, como si las estrellas pudieran darme alguna señal—. Gally tiene... dificultades para confiar, y creo que vernos juntos lo ha confundido.

Thomas asintió, mirándome con algo de comprensión.

—Lo entiendo. Aunque... me parece que le importas mucho más de lo que quiere admitir. No es común ver a alguien así de... protector.

Lo miré sorprendida, intentando descifrar si sus palabras eran sinceras o si solo intentaba hacerme sentir mejor. Pero la expresión de Thomas era seria, y por alguna razón, eso logró calmarme un poco. Me recordó que, a pesar de sus problemas, Gally estaba ahí para mí a su manera, aunque a veces su manera fuera una tormenta de celos y enojo.

—Él y yo tenemos una historia complicada —murmuré, más para mí misma que para Thomas—. A veces, siento que vamos en círculos.

Thomas sonrió de forma comprensiva.

—A veces, esas historias complicadas son las que valen la pena —dijo en voz baja—. Pero también son las más difíciles de llevar.

Su comentario me hizo pensar en todos los momentos compartidos con Gally. Las risas, las peleas, las miradas. Y, aunque quería decirle que todo iba a estar bien, la duda permanecía en mi mente. Justo cuando iba a responder, escuché otro sonido de pasos detrás de nosotros, más pesados esta vez. Mi corazón dio un vuelco cuando vi a Gally acercándose, su expresión seria y sus ojos fijos en mí.

Gally se detuvo a pocos metros, sus ojos oscuros se clavaron en los de Thomas por un segundo que pareció eterno. Sentí una punzada de tensión en el pecho; podía notar el enfado en cada línea de su cuerpo, en cómo apretaba los puños y en el destello casi desafiante de su mirada.

—¿Interrumpo algo? —preguntó Gally, su tono era duro y cortante. No era una pregunta, era una declaración de territorio.

—No, para nada —dijo Thomas, retrocediendo con calma—. Nos vemos luego, Jade.

Cuando Thomas se fue, el silencio entre Gally y yo era tan denso que podía sentirlo como una barrera invisible entre los dos. Traté de mantener la calma y esperé a que él hablara primero, pero parecía que sus palabras se le atascaban en la garganta. Por fin, después de unos segundos, habló, aunque su voz no era más que un murmullo tenso.

—¿Por qué siempre tienes que hablar con él? —preguntó, con la mirada fija en las llamas, como si evitara encontrar mis ojos.

Solté una risa irónica y crucé los brazos, sintiendo la tensión acumulándose en mi pecho.

—¿"Siempre"? —repetí, levantando las cejas—. Solo he hablado con él dos veces, Gally. Llegó esta mañana, ¿lo recuerdas?

El silencio cayó entre nosotros. Él alzó la vista, finalmente enfrentándome, y en su expresión vi una mezcla de celos y algo que parecía... inseguridad.

—Eso es más que suficiente —murmuró, cruzando los brazos también—. No sé, parece que no puedes evitar estar cerca de él.

Inspiré hondo, tratando de contener mi propio enfado. Era frustrante que Gally, de todas las personas, no confiara en mí. Tomé un paso hacia él, obligándolo a mantener el contacto visual.

—Gally, estoy aquí contigo. Thomas no significa nada para mí, ¿vale? —le dije, marcando cada palabra para que me escuchara bien—. Me importas tú, y eso debería bastarte.

Él apartó la mirada, su mandíbula estaba apretada, pero su postura empezó a relajarse. Suspiré, dejando ir parte de mi propia frustración, y le tomé la mano, entrelazando mis dedos con los suyos. Gally me miró con un atisbo de arrepentimiento en sus ojos, y su rostro se suavizó, como si entendiera al fin que sus celos estaban fuera de lugar.

—Perdona, Jade... —dijo en voz baja, apartando la mirada—. Es solo que... me cuesta no pensar que alguien más podría hacerte dudar.

Mi respiración se detuvo un segundo. Ahí estaba la verdadera razón de su reacción, el miedo que ocultaba detrás de esa fachada fuerte.

Me acerqué un poco más, hasta que nuestros rostros quedaron a la misma altura, forzándolo a mirarme.

—Escucha bien, Gally —dije en un tono firme, con los ojos clavados en los suyos—. No hay nadie más, y no lo habrá. Así que puedes dejar de preocuparte por alguien que ni siquiera conoces, porque el único que importa aquí eres tú.

Él asintió levemente, con una pequeña sonrisa que apenas asomaba en sus labios. Sin decir nada más, sentí cómo sus manos se posaban en mi cintura, y en ese instante, todos los miedos y dudas parecieron desvanecerse.

Finalmente, apoyé mi frente contra la suya, cerrando los ojos y sintiendo su respiración acompasada con la mía.

El nuevo verducho (Gally) (The maze runner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora