Capítulo 5.

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El amanecer apenas empezaba a asomarse cuando me desperté con una extraña sensación en el pecho. Llevaba toda la noche dando vueltas sobre la hamaca, intentando ignorar lo que no podía dejar de sentir: Que empezaba arder en mi estómago cada vez que Gally estaba cerca. Era irritante, confuso... ¿y por qué él?

No podía seguir así, necesitaba hablar con alguien, y solo había una persona que podía escucharme sin juzgarme, a parte de Newt, y ese era Minho. Siempre había sido al que le contaba todo, aunque nunca había sido de contar nada, pero con él me sentía segura. Sabía que se estaría preparando para entrar al laberinto a primera hora, así que me levanté de un salto, agarré mi ropa, desperté a Sia, que aún seguía dormida y salí antes de que los demás despertaran.

El aire fresco de la madrugada me despejo la cabeza, pero no lo suficiente para sacarme a Gally de la mente. Camine hacia la entrada del laberinto, donde Minho ya estaba con sus mapas, repasando la ruta que debía coger hoy.

—¿No deberías estar durmiendo? —dijo sin levantar la vista cuando me acerqué.

—Podría decir lo mismo de ti, pero parece que el Claro nos tiene a ambos jodidos —respondí, cruzándome de brazos y mirando cómo repasaba sus papeles.

Minho levantó la cabeza, y sus ojos desprendían una mezcla de confianza y cansancio. Me conocía lo suficiente para saber que no era solo una visita casual.

—Suelta lo que te tiene así de revuelta —dijo, dejando los mapas a un lado y volviéndose hacia mí—. ¿Qué pasa, Jade?

Tomé una bocanada de aire, pensando en cómo explicarle lo que ni yo misma entendía del todo.

—Es Gally... —empecé, casi en un susurro. Sia empezó a ladrar al escuchar el nombre, al parecer no le caía muy bien.

—¿Gally? —Minho arqueó una ceja, claramente sorprendido—. ¿Qué pasa con él? ¿Os habéis vuelto a pelear?

Negué con la cabeza, frustrada. Era más complicado que eso. Mucho más.

—No... bueno, no exactamente. No desde hace un par de meses. Pero es como... no sé cómo explicarlo. Es diferente ahora —dije, soltando un suspiro mientras me pasaba una mano por el pelo—, sigue siendo un gilipollas, no me malinterpretes, pero... ha cambiado. No sé qué me pasa.

Minho asintió en silencio, mirándome con detenimiento mientras procesaba mis palabras.

—¿Y eso te preocupa porque...? —dijo, dejando la pregunta en el aire.

—Porque siento algo raro —respondí rápidamente—. Algo que no debería sentir. Es una tontería, ¿vale? Pero cada vez que estoy cerca de él, siento... no sé, es como un cosquilleo. Una especie de... tensión que no estaba ahí antes.

Minho me observo en silencio por un momento antes de estallar en una risa baja.

—Jade, me estás diciendo que sientes algo por Gally.

Lo miré, incrédula, con los ojos entrecerrados.

—No he dicho eso —me defendí de inmediato—. Solo digo que... que hay algo raro. No sé cómo explicarlo.

—Sí, claro. Eso suena como que "no sientes nada" .—Minho sonrió de lado, como si lo que decía fuera obvio—. Mira, no te voy a juzgar. Gally puede ser un capullo la mayoría del tiempo, pero si ha cambiado, igual vale la pena darle una oportunidad, ¿no?

—¿Una oportunidad? —solté, casi escupiendo la palabra—. ¡Por favor! No se trata de eso. No me gusta. Eso es lo que... no sé. Nunca había sentido esto antes. Creo. Es raro.

Minho me miró fijamente, y luego se cruzó de brazos, como se quisiera asegurarse de que no estaba huyendo de la verdad.

—Tú lo has dicho, Jade. Si nunca has sentido esto antes, tal vez sea porque... bueno, es algo más. Algo que no quieres admitir.

El nuevo verducho (Gally) (The maze runner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora