VICTORIA
Me sentí tan culpable por hacerlo hablar de cosas tan horribles. Nunca imaginé tal cosa.
Lo amo, aunque prefiriero no decirlo en voz alta, lo hago. Lo quiero para mí, conmigo, dentro de mi.
Ah conquistado mi corazón y mi alma. Y le e entregado mi cuerpo a el por primera vez. El me hizo completamente suya, me hizo realmente mujer, su mujer. Joder que si estuve apunto de parar cuando vi su miembro grande, grueso y lleno de venas. Tengo veinte años tampoco soy estúpida y se que es el sexo.
Después de una noche llena de pasión, al siguiente día me despierto sola. ¿A dónde fue? Por qué no está a mi lado. Me levanto adolorida, me duele todo, mis caderas, mis piernas pero mucho más mi intimidad. Estoy desnuda ayer me dejó exhausta, y me dormí haci, me saco la sábanas y veo el edredón blanco manchado de sangre y de nuestros demás fluidos.
Me levanto y voy hacia el baño. Pienso que vendrá como aquella vez con nuestro desayuno pero no lo hace. Me veo al espejo y veo como mis pechos y mi cuello están llenos de marcas, chupetones. Solo hacer un movimiento con la cabeza me duele.
Me maquillo un poco y cubro los chupetones con corrector y base. Salgo de mi habitación y ahí está Paolo como siempre en mi puerta, ya me acostumbré a el, en cierta forma me cae bien y se que yo también a el. Recuerdo mis gritos anoche, me preguntó si los abra escuchado aunque la respuesta es obvia.
—Buenos días Paolo —evito mirarlo a los ojos —¿El Parán?
—Buenos días.. —me ve —el Parán tuvo asuntos que atender muy temprano.
—¿Que asuntos? Quiero hablar con el
—Volvera y podrar hablar con el, me pidió que le diera esto.. —me da un celular último modelo, mi teléfono no lo tenía conmigo el día de la boda cuando el me trajo aquí, así que me alegra tener uno otra vez —tiene el número del Parán registrado puede llamarlo si lo desea..
—Gracias Paolo tal vez más tarde, dices que está ocupado ¿No?
Todo ese día no regresa, estuve todo el día en mi nuevo celular, instalando cosas y demas. Es de noche me cansé de esperarlo y antes de entrar a mi habitación me gire a Paolo.
—¿Tu crees que siga ocupado?
—El Parán dijo que no se le molestara pero si es usted seguro que atenderá.
Le sonrió. Saco mi teléfono y marco a Lagdon
—Hola mi corazón —digo susurrando —¿Por qué no has venido?
Escucho como se ríe.
—Hola mi rojita, estoy con unos socios y tengo que ir a algunos de mis establecimientos a ver qué todo esté en orden.
—Necesito hablar contigo, ¿vas a venir hoy?
—Si, más tarde mon amour duerme yo te hablaré cuando llegue
—Esta bien mi corazón
—Muy bien rojita te amo..
—Adios amor
Le cuelgo y me meto a mi habitación. Duermo y de madrugada siento sus brazos fuertes apretarme. Me levanto, sintiendo sus brazos fuertes rodeándome. El olor a whisky y puro me golpea, pero no me importa. Estoy feliz de que esté aquí.
—¿Lagdon? —digo, abriendo los ojos para verlo.
—Mi rojita —murmura, su voz baja y arrastrada—. Te extrañé tanto.
Me río al verlo tan borracho.
—¿Dónde te pusiste ebrio?
—Unos de mis negocios son los bares y demás rojita.. —me dice metiendo su rostro en el hueco de mi cuello haciendome estremecer.
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A Tu Merced
RomanceEn las sombras de la Francia nocturna, Lagdon Lamorte, un enigmático y poderoso hombre con un pasado marcado por la sangre y el poder, gobierna con mano de hierro el mundo del crimen organizado. Dueño de todo y temido por todos, su vida es una const...