𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟓 | Cerca de ti.

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C A P I T U L O Q U I N C E

Cerca de ti.

Me remuevo un poco en la cama, y siento todo mi cuerpo pesado. Me muevo un poco, e involuntariamente suelto un jadeo. Mierda, el roce de mi zona intima dolió. 

Me dieron como cajón que no cierra, claro que sentiría una incomodidad en mi zona intima. Abro los ojos, y miro unos segundos el techo. Me siento en la cama, cubriendo mi cuerpo.

Mis ojos barren la habitación buscando a Ezra, pero no hay rastro de el en toda la habitación.

¿Será...?

Mi pregunta queda en el aire cuando la puerta del baño se abre, y de ahí sale Ezra. Todo lo que lo cubre es una toalla alrededor de su cadera. Algunas gotas de agua ruedan por su torso, y en una mano usa otra toalla para secarse el cabello.

— Cuidado la baba. — Pongo mi mano en la comisura de mi labio, pero, no hay nada. Me sonrojo, y él se empieza a reír.

Ruedo los ojos. — Ni que estuvieras tan bueno. — Digo, él me mira con una ceja elevada.

— Eso no decías ayer, cariño. — Deja la toalla con la que está secando su cabello en el extremo de la cama. —, es más recuerdo cuando... — Le tiro una almohada en la cara antes de que termine.

— Imbécil. — Se ríe.

— Anda, báñate. — La voz de Ezra resuena en la pequeña cabaña donde nos hospedamos. La brisa marina entra por la ventana, trayendo consigo el olor salado del océano. — Tenemos que ir a dar el último paseo. —

La confusión golpea mi rostro. Miro a Ezra, que ya está rebuscando en su maleta, con una energía que me resulta contagiosa.

— ¿Último paseo? — Le pregunto, mientras me froto los ojos, intentando despejarme.

— Sí, anda, apura. — Me incita. Hago lo que me dice, y cuando me bajo de la cama, suelto un pequeño jadeo.

— Maldición. — Suelto.

— Y no estaba tan bueno decías, — Ríe. — ni caminar puedes. — Lo ignoro, y trato de llegar al baño.

— Imbécil. — Murmuro antes de cerrar la puerta.

Ezra levanta una ceja. — Este imbécil te dejo sin caminar. — Responde con suficiencia

— ¡Ezra, ya cierra cállate! — Cierro la puerta del baño, y el empieza a reír a carcajadas.

Me baño, y demoro quizás unos quince minutos. Me pongo un bikini blanco, y encima una blusa de tirantes verde claro, y un short blanco, con unas sandalias a juego.

Cuando salgo, Ezra ya está listo. Una camisa blanca, y un short de playa del mismo color de mi blusa. Me mira con una radiante sonrisa.

— Vamos, te prometo que no te vas a arrepentir. — Salimos de la cabaña, y nos encontramos con el sol de la mañana. El calor acaricia nuestra piel, y el sonido de las olas rompiendo suavemente en la playa nos envuelve.

Caminamos juntos, sintiendo la arena suave bajo nuestros pies. — ¿Sabes algo sobre esta isla? — Pregunto, mientras cruzamos un pequeño camino que nos lleva hacia la costa.

— No mucho, solo que es un lugar mágico. — Responde, mirando al horizonte con una expresión tranquila. — Leí que tiene unos senderos increíbles, y unas vistas que te dejan sin aliento. — Eso me entusiasma. La idea de explorar un lugar nuevo, me llena de alegría.

Al llegar al muelle, un pequeño bote nos espera. El capitán, un hombre de sonrisa amable, nos saluda, y nos invita a subir. En cuanto nos acomodamos, el motor arranca, y el bote comienza a avanzar por el agua azul turquesa. La brisa marina juega con mi cabello, y no puedo evitar reír mientras miro a Ezra, que se deja llevar por la emoción del momento.

Cenizas del pasado. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora