Capítulo 27: Desafío

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Después de escuchar la explicación de Makima, Gojo se quedó en silencio, pensando en lo que acababa de descubrir. La técnica de esta niña es extremadamente poderosa... Diría que una de las más fuertes. Puede controlar cualquier ente que considere inferior. Sus ojos volvieron a posarse en Makima, que le devolvía la mirada con una sonrisa tranquila, inclinando ligeramente la cabeza. Con su personalidad... cualquiera podría ser considerado inferior a sus ojos.

Rascándose la cabeza, Gojo se permitió una sonrisa. "Controla a alguien aquí", le dijo con un tono relajado, pero su verdadera intención era poner a prueba su técnica. Makima miró a su alrededor. Vio a Rika, concentrada en su tarea de no romper palos, y decidió no interrumpirla. Pero cuando sus ojos volvieron a Gojo, notó que él le sonreía de manera desafiante. Estaba claro: quería que lo eligiera a él.

Ya había intentado controlarlo antes, pero los resultados fueron escasos. Quizás porque ella aún era débil o tal vez no estaba enfocada del todo. Gojo, inclinándose hacia adelante, dejó que sus lentes cayeran un poco sobre su nariz, revelando el intenso azul de sus ojos. Makima lo observó, con sus ojos dorados contrastando con los de él. Sin perder un segundo, sus labios se curvaron en una ligera sonrisa.

"Destruye el lugar", ordenó Makima, su voz suave pero autoritaria.

De inmediato, Gojo sintió una punzada en su cabeza, un dolor agudo que creció rápidamente. Era la misma sensación que había experimentado la primera vez que ella intentó controlarlo, pero en esa ocasión fue solo un pequeño cosquilleo. Ahora era mucho más intenso, como si algo estuviera tratando de abrirse camino en su mente.

Gojo, apretando los dientes levemente, murmuró entre risas: "Vaya... parece que sí puedes".

Sin embargo, antes de que pudiera terminar de hablar, una cadena dorada salió disparada hacia él, deteniéndose justo frente a su cara. Se quedó flotando, temblando en el aire mientras el Infinito lo protegía. Gojo sonrió al ver la cadena.

Makima sonrió levemente, observando la cadena dorada detenerse justo frente a Gojo, incapaz de atravesar su Infinito. Pero, aunque su técnica no logró romper esa barrera, el simple hecho de haber causado una reacción en él era significativo. Aún así, no mostró frustración, solo curiosidad.

Gojo, rascándose la cabeza con su típica expresión despreocupada, dejó escapar una risa suave. "¿Qué intentabas hacer?", preguntó, con sus ojos azules brillando detrás de sus lentes. Sabía que ella había intentado algo más allá de lo evidente, y quería entender hasta dónde había llegado su técnica.

Makima, sin perder su compostura, respondió mientras sus ojos dorados lo observaban con atención. "Quería ver si estabas atento", dijo con serenidad, su sonrisa apenas perceptible. El juego de poder entre ambos era claro, pero no lo admitía abiertamente.

Gojo se inclinó un poco hacia adelante, dejando que su mirada se posara en la cadena dorada. "Así que... eso es el famoso Infinito", comentó Makima, sin desviar la vista de él. Sabía que su técnica no había alcanzado el resultado deseado, pero estaba aprendiendo más de lo que parecía. Gojo, por su parte, seguía evaluando sus capacidades.

Gojo mantuvo su sonrisa, pero su mente no dejaba de analizar lo sucedido. Interesante... Esta chica tiene potencial, pensó, mientras sentía que la tensión entre ambos crecía. Pero ambos sabían que lo que acababa de suceder no era más que el comienzo.

Makima observaba con calma a lo lejos, donde dos estudiantes estaban conversando. Su sonrisa seguía intacta mientras su mirada se centraba en ellos, ambos demasiado cerca el uno del otro. Uno de ellos, Kirara, miró a Hakari con una sonrisa, miro de nuevo de reojo a la niña que estaba hablando con su sensei. Sin previo aviso, un pensamiento fue transmitido de su mente a la de Hakari.

"Golpea al que está a tu lado."

Kirara, como si algo la impulsara, lanzó un gancho directamente al mentón de Hakari, levantándolo por el aire. Hakari, completamente confundido por lo que acababa de suceder, cayó de espaldas al suelo, mientras su mente procesaba la idea de que acababa de ser golpeado sin ningún motivo.

Kirara, visiblemente desconcertada, rápidamente se inclinó hacia él, disculpándose. "¡¿Qué rayos fue eso?!", exclamó Hakari, sosteniéndose el mentón y frotándose la zona golpeada, aún atónito.

"No... no lo sé", respondió Kirara, frunciendo el ceño. "De repente sentí la necesidad de golpearte."

Hakari, aún jadeante, se quedó quejándose y restregándose el mentón. "¿Qué demonios, Kirara? ¡Eso no tiene sentido!"

A lo lejos, Gojo, que había estado observando la escena, no pudo evitar fruncir el ceño mientras su expresión se volvía más seria. Su mirada se volvió hacia Makima, que se mantenía en silencio con una sonrisa suave, como si todo fuera parte de un juego. Sin decir palabra, Gojo desvió su atención hacia ella, el brillo en sus ojos demostrando que no estaba tan relajado como parecía.

Makima no lo miraba, pero su voz era clara, como si hubiera estado anticipando la reacción de Gojo. "Algo así pasa con la mayoría", explicó sin cambiar su tono, ni siquiera girando su cabeza hacia él. "Una vez que lo sientes, no hay vuelta atrás. Es... algo natural."

Gojo se quedó pensativo, el silencio entre ellos se volvió pesado, hasta que finalmente rompió la tensión con una pregunta: "Esa orden que diste antes, 'destruye el lugar', si tu técnica hubiese funcionado conmigo, ¿habrías parado?"

Makima, sin dejar de sonreír, se llevó un dedo a su mentón, pensativa. Levantó ambas manos a la altura de sus hombros, en un gesto que sugería que no tenía una respuesta definitiva. "¿Quién sabe?", dijo con tranquilidad. "Tal vez."

Gojo soltó un suspiro, no un suspiro de alivio, sino uno lleno de resignación. Sabía que, si su técnica de Infinito no lo hubiera protegido, habría sido vulnerable a lo que ella podía hacer. Pero lo que realmente le preocupaba no era solo su técnica; era la posibilidad de que Makima, con su poder, fuera capaz de alterarlo de manera que ni siquiera él podría prever. Sus palabras confirmaban que ella no había mostrado todo su potencial.

"Interesante", murmuró Gojo, mientras sus ojos brillaban con una mezcla de fascinación y advertencia. "Esta niña... Sin duda será uno de mis mayores dolores de cabeza." Y no solo en sentido figurado. La amenaza latente de su poder era algo que ni siquiera Gojo podía ignorar.

Jujutsu Kaisen: La Hechicera del ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora