Capítulo 24: Llegada

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Makima estaba en su habitación, observando tranquilamente el jardín mientras la brisa movía su cabello rojizo. Rika, detrás de ella, empaquetaba cuidadosamente las pertenencias de ambas. Makima ya había informado a Naoya sobre su partida, pidiéndole que no se lo contara a nadie más en el clan. Aunque Naoya estaba confundido, no hizo demasiadas preguntas. Sabía que, si Makima lo había decidido, debía ser por algo importante.

Cuando Rika terminó de empacar, solo quedaba esperar el automóvil que vendría a buscarlas. Miró a Makima, quien seguía inmersa en sus pensamientos, observando el jardín. Si no conociera la verdad sobre su ama, podría pensar que era una niña inocente. Sin embargo, Rika sabía que detrás de esa belleza serena había una frialdad implacable.

De pronto, Rika rompió el silencio. "Voy a despedirme de alguien", dijo, con la mirada fija en Makima.

Makima, sin dejar de observar el jardín, respondió sin emoción: "¿De quién?"

"De Kaori", contestó Rika, esperando la respuesta de su ama.

Makima se limitó a decir "bien", con total indiferencia, como si la mención de Kaori, su madre fallecida, no significara nada. Rika, sabiendo que no debía insistir, salió de la habitación en silencio.

Se dirigió al pequeño altar que había sido dedicado a Kaori. Aunque la mayoría del clan parecía haber olvidado su existencia, Rika siempre guardaba un respeto especial por la madre de Makima. Encendió una pequeña vela y juntó las manos en una breve oración. "Kaori-sama", susurró, "me despido por ahora. Cuide de nosotras desde donde esté".

Después de esa breve despedida, Rika regresó a la habitación donde Makima aún se encontraba inmóvil, con la misma calma de antes. No hubo más palabras entre ellas.

Pasada una hora, ambas estaban ya en la entrada, donde el auto que las llevaría esperaba. El conductor hizo una reverencia antes de abrirles la puerta. Eran las ocho de la mañana cuando se subieron al vehículo. Mientras el coche arrancaba, Rika miraba por la ventana, sumida en sus pensamientos. Sabía que este viaje marcaría un nuevo comienzo, pero aún no tenía claro hacia dónde las llevaría.

Dentro del auto, el silencio se prolongó por varios minutos. Finalmente, fue Rika quien rompió la quietud. "¿Qué esperas de todo esto?" preguntó, mirando a Makima con curiosidad.

Makima la observó de reojo y esbozó una pequeña sonrisa. "No lo sé", respondió con calma. "Supongo que solo quiero información del exterior. Los libros y las personas solo ofrecen un conocimiento limitado. Vivir las cosas de primera mano es lo mejor".

Rika asintió, comprendiendo lo justo. Aunque sabía que Makima rara vez compartía sus verdaderas intenciones, tenía la certeza de que había más detrás de esa respuesta.

"Además", añadió Makima, volviendo a mirar por la ventana, "te será más útil a ti. Yo no soy una profesora, y mis métodos tienen sus limitaciones".

Rika permaneció en silencio, procesando esas palabras. Sabía que el viaje sería revelador, tanto para ella como para Makima, pero solo el tiempo diría lo que verdaderamente les esperaba.

El viaje había sido largo y silencioso, pero finalmente llegaron a su destino. Al detenerse el automóvil, Makima y Rika observaron a un Satoru Gojo esperándolas en la entrada con una actitud llamativa. Gojo, como era de esperarse, agitaba exageradamente la mano para saludarlas, mostrando una sonrisa amplia y despreocupada. En la otra mano sostenía un cartel que decía en grandes letras: Zenin.

Rika no pudo evitar suspirar, visiblemente incómoda por la actitud desenfadada del hombre. "¿Es en serio...?" murmuró por lo bajo, con una gota de sudor deslizándose por su frente. Por su parte, Makima se mantuvo impasible, sin prestar mucha atención a la extravagancia de Gojo, bajando del auto con calma.

Jujutsu Kaisen: La Hechicera del ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora