Rika estaba en la puerta, radiante de felicidad, a punto de entrar cuando vio a Makima sentada frente a la televisión. La pantalla mostraba lo que parecía ser el recibimiento del nuevo primer ministro, un evento que había atraído la atención de muchos en el país. Rika, intrigada, no podía evitar preguntarse por qué a su dueña le interesaba tanto la política.
Con un ligero paso, se acercó, sintiendo que la emoción burbujeaba en su interior. Cada movimiento de su cuerpo era una mezcla de nervios y alegría, hasta que captó la atención de Makima. La mujer se dio la vuelta lentamente, una sonrisa en su rostro que iluminaba la habitación.
"¡Lo hice! Dominé la técnica inversa," anunció Rika, la voz llena de entusiasmo y orgullo.
Makima levantó una ceja, mostrando una mezcla de sorpresa y curiosidad. Su expresión era evaluativa, como si estuviera analizando cada palabra y cada gesto de Rika.
"Invierte la energía en tu interior, dejándola ahí, en tus reservas," respondió Makima con una calma casi hipnótica, su voz resonando en la mente de Rika.
Rika parpadeó, sintiendo la presión de la expectativa. Concentrándose, intentó seguir las instrucciones de su ama. Le costó un poco al principio; su cuerpo parecía resistirse a la idea de invertir la energía en su interior en lugar de liberarla para ser usada al instante. Sin embargo, tras varios intentos y con la mirada atenta de Makima sobre ella, finalmente lo logró. La sensación de poder y control que la invadió fue electrizante.
Makima entonces colocó su dedo contra su palma, y de repente, un sonido resonó en la habitación, un sonido agudo y seco que le heló la sangre: el sonido de un disparo. La mano de Makima fue atravesada por algo inexistente, y Rika sintió una punzada de terror al ver cómo su ama no reacciono ante su autolesión. Sin embargo, antes de que el miedo pudiera apoderarse de ella, sintió la energía que había mantenido a raya drenándose, como si fuera un hilo invisible que se cortaba.
"¿Qué está pasando?" pensó Rika, sus ojos fijos en la herida de Makima, que, sorprendentemente, comenzó a sanar ante sus ojos. La piel de su ama se reparaba con una rapidez asombrosa, como si estuviera siendo restaurada.
"Buen perro..." dijo Makima, su voz suave y melodiosa, llena de aprobación. Se levantó lentamente, dejando que el aire fresco de la habitación acariciara su piel. Con un gesto despreocupado, acarició a Rika, que estaba completamente desconcertada. Hace tiempo que no recibia esa atención de su ama, y por un momento, el mundo se detuvo. La calidez de la mano de Makima en su cabeza hizo que Rika se sintiera especial, como si, aumentara el lugar en el corazón de su ama.
Sin embargo, la confusión que había sentido comenzó a desvanecerse, reemplazada por un recordatorio de su verdadera posición. "Tu nuevo deber es mantener siempre una gran reserva de energía maldita ya invertida en tu interior para mí," le ordenó Makima, su mirada fija y decidida.
Rika asintió, sintiendo que cada palabra de su ama era un comando que no podía ignorar. Aunque no entendía completamente la razón detrás de ello, sabía que su deber era servirla, y esa lealtad era inquebrantable.
Por un instante, Rika se perdió en sus pensamientos. Había pasado tanto tiempo lejos de Makima que, al ver su sonrisa y su afecto, le hizo creer que su ama ya no se interesaba mucho en ella. Pero esa ilusión se desvaneció rápidamente, recordándole que siempre era una herramienta, un instrumento a su servicio.
Makima, como si pudiera leer sus pensamientos, continuó con un tono que no admitía contradicciones. "Por cierto, no te encariñes demasiado con Ieiri. No me gusta compartir lo mío, lo sabes muy bien."
Las palabras de Makima resonaron en la mente de Rika, y el significado detrás de ellas se hizo claro. La advertencia era un recordatorio de que su lealtad debía estar siempre con Makima, incluso si eso significaba distanciarse de aquellos que intentaran acercarse a ella.
Rika sintió una extraña mezcla de emociones. Sabía que su conexión con Makima era lo primordial, pero la idea de tener que elegir entre su devoción y las nuevas amistades que había formado le llenó de una inquietante sensación de conflicto. Sin embargo, comprendía que su lugar estaba al lado de Makima, siempre dispuesta a obedecer, siempre lista para cumplir con sus deseos. La sonrisa de su ama era lo único que realmente importaba, y Rika estaba decidida a hacer todo lo posible para mantener esa sonrisa en su rostro.
Makima se encontraba recostada en la cama, el suave murmullo de la noche envolvía la habitación. A su lado, Rika dormía plácidamente. Había algo tranquilizador en su presencia, un recordatorio de la fidelidad que siempre había buscado. Sin embargo, en la mente de Makima, una tormenta de pensamientos giraba con creciente intensidad.
Recientemente, su sierva había logrado algo que pocos hechiceros podían presumir: había dominado la técnica inversa y a su vez tambien era suya. Era una habilidad única, una que le otorgaba un control y un poder que anteriormente solo había podido imaginar. Ahora, con esta nueva capacidad, se sentía como si las posibilidades se extendieran ante ella, vastas e inexploradas. Pero esta nueva responsabilidad también traía consigo un desafío; estaba más claro que nunca que tendría que trabajar más duro para aprovechar todo su potencial.
Reflexionando sobre el verdadero alcance de su técnica, su mente se centró en la idea de que el potencial máximo de su habilidad era la capacidad de usar las técnicas y poderes de sus subordinados. Era un concepto fascinante, pero había algo aún más intrigante: la posibilidad de modificar los votos vinculantes, una de las estructuras más antiguas y sagradas del mundo de los hechiceros. Imaginar la capacidad de torcer un voto para que estuviera completamente a su favor, con un esfuerzo mínimo, le hacía sentir una oleada de emoción y poder.
Mientras consideraba el fin de semana que se avecinaba, su mente divagó hacia su hogar. La idea de regresar era tentadora, pero no como un simple viaje familiar. Había en ella una chispa de ambición. Recordó la relación con su padre y cómo, cuando él le cedió su voluntad, había adquirido un control inesperado sobre los miembros de su clan. Fue entonces cuando la idea comenzó a formarse, una teoría que nunca había considerado: ¿qué pasaría si estableciera un contrato que pusiera a los subordinados de otra persona en el centro de su influencia?
El primer ministro, la figura politica mas grande del pais, se convirtió en el foco de sus pensamientos. Una sonrisa apareció en sus labios al imaginar cómo podría articular ese plan. Si lograba hacer lo que creia que podia, podría acceder a un poder mas alla de los mortales y, al mismo tiempo, tejer una red de lealtad en torno a ella, sutil pero firme. Sería como jugar a las sombras, donde los demás no sabrían que estaban bajo su control hasta que ya fuera demasiado tarde.
Con cada idea que brotaba en su mente, la emoción crecía. Este fin de semana no solo se trataba de un regreso a casa; era la oportunidad de iniciar un nuevo capítulo en su vida. Estaba decidida a activar su plan, forjar el contrato que le otorgaran dominio sobre las vidas que tiene en su poder el primer ministro y, con ello, dar un paso mas hacia la divinidad que esta buscando.
Makima se incorporó levemente, mirando a Rika, y sintió que su corazón latía con fuerza. Las sombras de la noche parecían llenarse de posibilidades, y con cada respiración, la convicción se afianzaba en su interior. Este fin de semana, todo cambiaría; estaba lista para demostrar que su ambición no tenía límites y que cada movimiento que realizara estaría impregnado de su poder.
Con un último vistazo a la dormida Rika, Makima sonrió, sintiéndose cada vez más segura de que su dominio sobre el mundo de los hechiceros estaba a punto de expandirse de maneras que nunca había imaginado.
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Jujutsu Kaisen: La Hechicera del Control
FanfictionEn un mundo donde los hechiceros luchan contra maldiciones y la manipulación del poder se convierte en un juego mortal, Makima Zenin, la hija de Naobito Zenin, nace con un potencial que supera las expectativas de su clan. Desde sus primeros momentos...