Jujutsu Kaisen: La Hechicera del Control

Capítulo 39: Herencia

Makima se encontraba golpeando un muñeco de entrenamiento en el patio de la escuela de hechicería. El sol brillaba intensamente, iluminando su figura mientras cada golpe resonaba en el aire. Tenía algo de tiempo libre y decidió utilizarlo para mejorar un poco sus habilidades de combate. El sudor le perlaba la frente, pero se sentía satisfecha con el esfuerzo. Sin embargo, su concentración se vio interrumpida cuando la mirada de alguien la detuvo. Al elevar la vista, notó a un chico de su edad, con cabello negro puntiagudo y ojos del mismo color, que estaba apoyado en la baranda del edificio, observándola.

Iba a ignorarlo y continuar con su entrenamiento, pero, de repente, la voz de Gojo resonó detrás de ella. "¡Aquí estabas! Y yo buscándote, pensando que te me perdiste". Llamó al muchacho, que seguía mirando hacia el patio. Makima se preguntó por qué le prestaba tanta atención a ese chico, cuando se dio cuenta de que, al mismo tiempo, ella lo miraba fijamente también. Qué incómodo, pensó Gojo, sintiendo la tensión en el aire.

"Oye, Megumi", continuó Gojo, con un tono juguetón. "Sé que estás en esa edad, pero coquetear no es mirar fijamente a una mujer; eso solo las espantará". El ahora conocido como Megumi soltó un gruñido, claramente frustrado. "¿De qué rayos hablas?". Gojo, riendo, le dio un golpe amistoso en la espalda. "Jeje, no te hagas el tonto. ¿Te la presento? Oye, Makima, ven. Te presento a... mi hijo adoptivo... creo". Su último comentario lo dijo con una duda implícita que solo provocó el enojo de Megumi.

Makima, intrigada por la situación, tomó su toalla y se acercó. "¿Qué sucede? No sabía que tenías un hijo", comentó, dirigiendo su mirada a Megumi, quien solo frunció el ceño ante la incomodidad de ser presentado de esa manera.

"Este es Megumi Fushiguro, un niño que encontré en la calle y decidí cuidar", explicó Gojo con una sonrisa despreocupada. Makima arqueó una ceja; la revelación le sorprendió. No sabía que Gojo tenía esas mismas tendencias, recordando a Rika y sus propias circunstancias.

"Megumi, ella es Makima Zenin", continuó Gojo, ignorando la incomodidad que se cernía en el ambiente. Al escuchar su apellido, Megumi abrió los ojos, procesando la información. "¿Zenin? Entonces...". Su voz traía una mezcla de sorpresa y confusión. Gojo asintió, como si eso explicara todo. "Sí, es parienta tuya, así que mala suerte; su relación es imposible... ¿o si?". La incomodidad de Megumi se transformó en frustración. "¡Cállate!", exclamó, su rostro sonrojándose levemente.

Makima, sintiéndose aún más confundida, miró a Gojo con curiosidad. "¿Parienta? ¿A qué te refieres?". Gojo sonrió, disfrutando de la confusión en sus rostros. "Bueno, digamos que tiene sangre Zenin y era hijo de un miembro del clan. Ciertas circunstancias hicieron que ahora sea mi responsabilidad".

La mirada de Makima se centró en Megumi con más intensidad. Recordaba que su padre había mencionado el apellido Fushiguro en más de una ocasión, pero la conexión aún no encajaba del todo. Ante la intensa mirada de Makima, Megumi comenzó a incomodarse, buscando una salida a la situación. Gojo, notando la tensión creciente, decidió intervenir. "Como sea, lo traje aquí porque el año entrante empezará su educación en la hechicería de manera formal, igual que tú. Así que serán compañeros. Por favor, traten de llevarse bien".

"Bueno, Megumi, quédate un rato con Makima. Necesito ir a buscar algo," le dijo Gojo, sonriendo despreocupado antes de desaparecer en una carrera rápida, dejándolos solos en el pasillo.

Megumi quedó inmóvil, sintiendo cómo el silencio se tornaba cada vez más incómodo. Había escuchado a Gojo mencionar a una niña del clan Zenin de la que estaba a cargo, pero no imaginó que la conocería tan pronto ni que tendría que quedarse a solas con ella. Justo cuando sus pensamientos comenzaban a enredarse, una voz calmada y directa rompió la incomodidad.