Capítulo 35: Inmortal

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Makima se encontraba en su habitación, con la mirada fija en su dedo índice derecho, el mismo que había usado para perforarse la cabeza al probar los límites de su técnica. Cada vez le resultaba más compleja y poderosa, como si su dominio sobre ella se expandiera con cada uso, revelando capas que antes le resultaban desconocidas. "¿Por qué estoy descubriendo todo esto ahora?" pensó, notando una extraña y frustrante fascinación. Quizá fueran fallos en las mismas leyes del mundo, o simples caprichos de una técnica que, según Tengen, había tenido solo un usuario antes de ella. Un usuario que, según lo que dijo, no había hecho prácticamente nada significativo con ella. El solo hecho de compartir linaje con alguien así le resultaba vergonzoso.

Suspiró, apartando el dedo de su rostro, y giró la vista hacia Rika, quien se estaba cambiando tras haberse bañado. Makima decidió que era un buen momento para adelantarle su plan.

"Rika," comenzó, con voz calmada pero firme. "Necesito que entiendas la magnitud de lo que estoy por hacer. Controlaré al primer ministro, pero no de manera absoluta. Bastará con un control parcial; con eso puedo asegurar que no se resista ni intente romper el acuerdo. Todo parecerá genuino y, sin embargo, el pacto estará inclinado a mi favor."

Rika se detuvo, abotonando su blusa, y la miró con un dejo de respeto y admiración, pero también con algo de preocupación. "¿Qué tipo de amenaza le harás para que no se atreva a resistir?"

Makima esbozó una sonrisa fría. "Será lo suficientemente claro: si intenta resistirse o revelarle a alguien lo que sucede, todos los ciudadanos comunes de Japón morirán. Ese pacto será inquebrantable y será la llave de mi seguridad... y mi inmortalidad."

Rika se estremeció. "¿Makima... inmortal?" pensó, y no pudo evitar que un temblor recorriera su cuerpo. "¿Será entonces el deseo de su señora cumplido?" se preguntó, y decidió hablar. "Entonces, si lo logras... ¿qué harás a continuación? Prácticamente serás imparable. Nadie, ni nada, te detendrá."

Makima sonrió, como quien observa a un niño ingenuo. Su expresión era suave, pero sus ojos mostraban una chispa de astucia. "Rika," dijo con calma, "mira, no hay nadie que sea verdaderamente imparable o invencible. Siempre se encontrará una forma de acabar con cualquiera que se declare así. La historia está llena de ejemplos."

Rika asintió, comprendiendo la lógica en sus palabras, aunque en el fondo todavía sentía cierta inquietud.

"Y respecto a tu pregunta de qué seguirá..." continuó Makima, pausando con un tono pensativo. "Digamos que seguiré con el trato que hice. Ayudaré a los hechiceros." Hizo una pausa, y una sonrisa sutil se dibujó en sus labios. "Más o menos."

Era un sábado por la mañana cuando el auto negro se detuvo frente a un imponente edificio en el centro de Tokio. Los rascacielos reflejaban los primeros rayos de luz mientras Rika suspiraba, cruzada de brazos. "Ayer salimos de Tokio y ahora estamos de vuelta... No tiene sentido", se quejó, dirigiendo una mirada de reojo a Makima, quien permanecía impasible.

Naoya los acompañaba, sabiendo que, oficialmente, la reunión era suya. Después de todo, era el hijo del presidente de una de las empresas más poderosas de la familia Zenin. Sin embargo, lo cierto era que Makima había insistido en manejar el encuentro, algo que a Naoya no le molestaba demasiado. Mientras su hermana siguiera sus propios caminos, y no interfiriera directamente en los asuntos que le importaban, no le prestaría demasiada atención.

Entraron en el edificio, cruzando un vestíbulo lleno de mármol y columnas brillantes. Una recepcionista, con una sonrisa casi mecánica, los atendió en cuanto llegaron al mostrador.

"¿Tienen una reunión con el primer ministro?" preguntó la mujer mientras sus ágiles dedos navegaban por una pantalla en su escritorio.

Naoya asintió, proporcionando los detalles con aire de suficiencia. Tras una breve espera, les indicaron que tomaran asiento hasta que los llamaran. Los minutos pasaron rápidamente, hasta que el asistente del primer ministro apareció para guiarlos.

Jujutsu Kaisen: La Hechicera del ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora