La luz del atardecer teñía el cielo de un color cálido mientras Rika se acercaba nuevamente a la enfermería. Era su rutina diaria desde hacía semanas: esperar pacientemente hasta que Shoko terminara con sus pacientes y rogarle, una vez más, que le enseñara la energía maldita inversa. Al principio, Rika había sido educada, casi tímida, pero con el tiempo su insistencia se había vuelto casi una segunda naturaleza.
Rika entró a la enfermería, con su determinación brillando en sus ojos. Shoko, que ya sabía lo que venía, suspiró mientras recogía sus herramientas y guardaba los medicamentos.
"Ya estás aquí otra vez..." murmuró Shoko sin levantar la mirada. Encendió un cigarrillo y se dejó caer en su silla, exhalando el humo con una calma resignada. Rika no dijo nada al principio, solo se quedó de pie, firme, como un soldado esperando órdenes.
"No me voy a rendir, Shoko-san," dijo finalmente. Su tono era firme, pero no grosero. Había algo en su voz que transmitía una mezcla de respeto y obstinación inquebrantable.
Shoko la miró de reojo, tomando otra bocanada de su cigarrillo. "Lo sé. Nunca te rindes, lo he notado. Pero ya te dije que esto no es algo sencillo. No es como aprender una nueva técnica de combate. La energía maldita inversa no es para cualquiera."
"Lo entiendo," respondió Rika rápidamente. "Pero si Makima-sama confía en mí, no puedo decepcionarla. Haré lo que sea necesario para aprenderlo."
El nombre de Makima siempre aparecía en estas conversaciones, y eso solo hacía que Shoko dudara más. Aún así, después de semanas de esa misma conversación repetida una y otra vez, algo dentro de ella cedió. Quizá porque ya no sabía cómo detener la terquedad de Rika, o quizá porque reconocía un poco de sí misma en esa obstinación. De cualquier manera, apagó el cigarrillo en el cenicero y se levantó.
"Está bien," dijo Shoko, cruzando los brazos. "Te voy a explicar cómo funciona la energía maldita inversa. Pero no me hago responsable si no entiendes nada, porque ya te lo advertí: no soy buena enseñando."
Los ojos de Rika brillaron con anticipación y se sentó frente a Shoko, con una postura lista para absorber cada palabra. Shoko comenzó, aunque de inmediato su tono de voz cambió de firme a algo incierto.
"La energía maldita inversa es... bueno, es como... Tienes que pensar en negativo para crear algo positivo. Es como... algo así como que usas energía maldita, pero la inviertes... es complicado."
Rika parpadeó, intentando comprender. "¿Invertirla? ¿Cómo...?"
Shoko frunció el ceño. "Sí, o sea... No. A ver. Imagínate que... que normalmente usamos energía maldita para destruir o atacar, ¿no? Pero en este caso, es como si... Eh, no... A ver, ¿cómo lo explico?"
Rika no quería interrumpir, pero se estaba perdiendo en la explicación. "¿Es como... darle la vuelta a la energía?"
Shoko se rascó la cabeza, claramente frustrada. "Más o menos, sí, pero no. Es más como... cuando juntas energía maldita de manera negativa, y eso... produce algo positivo. La curación es un efecto secundario, digamos."
"¿Efecto secundario?" Rika inclinó la cabeza, claramente confundida. "Entonces, ¿cómo lo canalizo?"
Shoko suspiró. "Esa es la parte difícil. No es algo que puedas... simplemente hacer. Tienes que sentirlo. Es como... como cuando sientes que algo está mal en tu cuerpo, y luego lo arreglas, pero con energía maldita en lugar de medicina." Se detuvo y frunció el ceño. "No sé si esto tiene sentido..."
Rika frunció los labios, intentando juntar las piezas, pero cuanto más hablaba Shoko, más incomprensible se volvía todo. Parecía que cada intento de explicación solo complicaba más el concepto. La frustración de Shoko era palpable, y la confusión de Rika también.
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Jujutsu Kaisen: La Hechicera del Control
FanfictionEn un mundo donde los hechiceros luchan contra maldiciones y la manipulación del poder se convierte en un juego mortal, Makima Zenin, la hija de Naobito Zenin, nace con un potencial que supera las expectativas de su clan. Desde sus primeros momentos...