Gojo tenía a Yuta en una sala privada, observándolo con calma, pero con una mirada que transmitía expectación. "Bueno... ¿quieres explicarme qué pasó?" preguntó, su tono casual, aunque sus ojos mostraban un interés agudo.
Yuta, tenso y aún en shock, parecía perdido en el vacío. Después de un silencio pesado, comenzó a hablar con voz temblorosa. "Hace cuatro años... ella era mi mejor amiga. Un día fuimos al parque. Ese día encontramos a una niña solitaria. Yo iba a ignorarla, pero Rika-chan se acercó a hablarle, invitándola a jugar con nosotros. Era... extraña, pero en ese momento no le di importancia. Solo me divertí como siempre."
Pero entonces, su mirada se oscureció, y sus manos comenzaron a temblar. "El final de ese día está marcado en mi vida para siempre. Vi cómo un camión venía directo hacia mí... Rika saltó sin dudarlo y me empujó, recibiendo el impacto en mi lugar. Vi... vi cómo su cuerpo rebotaba en el asfalto, cubierto de sangre. Corrí hacia ella, sin entender cómo había terminado así."
Yuta cerró los ojos, como si reviviera el dolor de aquel día. "Mientras me lamentaba, aquella niña extraña se acercó, sin mostrar emoción alguna. Me miró, y con unas simples palabras me obligó a apartarme de Rika. Murmuró cosas que no entendí, y luego... luego me miró a los ojos, me dio un papel con un extraño sello, y me ordenó que me fuera. Sin darme cuenta, ya estaba alejándome... y vi cómo ella se la llevaba. Después de eso... no recuerdo nada con claridad."
Gojo se quedó pensativo, uniendo las piezas en su mente. "¿Sabes el nombre de esa niña?" preguntó, aunque ya sospechaba la respuesta.
Yuta, como si la mera mención de ese nombre fuera un sacrilegio, empezó a tartamudear, incapaz de pronunciarlo. "M-Ma-Ma-"
Gojo lo detuvo con un gesto suave pero firme. "¿Makima?" dijo, con un tono de comprensión y cautela. Yuta tembló, asintiendo con jadeos contenidos.
"Ya veo... Makima, ¿eh?" Gojo suspiró, y luego esbozó una media sonrisa que no alcanzó a sus ojos. "Para decirlo de forma simple, Okkotsu, estás maldito. Pero tu maldición... está incompleta, como si le faltara una parte esencial. En resumen, estás roto."
Yuta frunció el ceño, sin comprender del todo a qué se refería Gojo, pero un escalofrío lo recorrió cuando este añadió, "Además... Makima está en este instituto."
El terror destelló en los ojos de Yuta. "Quiero irme. No quiero estar aquí," suplicó, en un intento desesperado de escapar de aquella sombra del pasado.
"¿Seguro?" Gojo lo miró con una mezcla de empatía y firmeza. "Mira, Rika también está aquí de alguna manera, y quizá Makima no sea la persona que crees. Además, puedo hablar con ella."
Yuta vacilaba, como si el simple hecho de considerar la idea fuera demasiado. "Yo... preferiría no verla por el momento," dijo, con voz temblorosa.
Gojo suspiró, sabiendo que tendría que pedir ayuda. "Parece que tendré que recurrir a alguien... cómo odio eso." Su mente evocó la imagen de una mujer rubia, y pensó para sí mismo: Tendré que ver sus límites verdaderos.
Kirara yacía en el suelo de su habitación, retorciéndose en el suelo mientras el eco de anoche seguía retumbando en su cabeza. Apenas podía abrir los ojos cuando un estruendo rompió el silencio, atravesando su cráneo como una aguja. Sacudiéndose un poco, levantó la vista y parpadeó para enfocarse en la figura que tenía enfrente: era Makima, de pie junto a ella con una sonrisa juguetona en sus labios algo que la asusto. Entre sus dedos sostenía dos pequeñas barras de metal que, con un golpecito más, volvieron a chocar, resonando como un campanazo en el cuarto.
"Buen día", saludó Makima con un tono suave pero demasiado alegre para ser ella. Kirara apenas pudo responder con un gemido; su cabeza pulsaba con cada palabra de su amiga, y la resaca la estaba aplastando.
ESTÁS LEYENDO
Jujutsu Kaisen: La Hechicera del Control
FanficEn un mundo donde los hechiceros luchan contra maldiciones y la manipulación del poder se convierte en un juego mortal, Makima Zenin, la hija de Naobito Zenin, nace con un potencial que supera las expectativas de su clan. Desde sus primeros momentos...