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🥀Diluc - Incest

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🥀Diluc🥀
Incest
Cronología: Omegaverse AU
Advertencias: Contenido Sexual, Lenguaje Sexual, Omegaverse, Incesto.

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—Tranquila, mi niña— murmuró aquel hombre de cabellos rojizos, volviendo a colocar ese paño húmedo sobre su frente —Ya le he dicho a Adelinde que te prepare un té, y que taiga algo más de agua fresca para que puedas colocarte más paños encima.

—Padre... ¿De verdad que no puedo tomarme los supresores?— preguntó un tanto descolocada.

—Sabes que no puedes tomártelos en todos los Celos, o eso podría dañar tu fertilidad— señaló, acariciando ligeramente su cabeza —Así que, por ahora... Solo queda tratarte con otras cosas, como en ocasiones anteriores.

—Hmm...— ella misma tomó ese paño,  apretandolo más contra su frente —Al menos, ¿Podría estar Kaeya conmigo un rato para distraerme?

—Justamente le hablé. Tiene algunos días libres en los Caballeros, así que puede estar contigo un buen rato para que no te sea tan pesada esta temporada.

—Eso me alegra un poquito más— afirmó.

—Siento mucho no poder estar mucho tiempo contigo, mi niña... Pero por todo este asunto de las fiestas y demás ceremonias de Mond...

—No te preocupes, padre, ya haces mucho por hacer que este bien y atendida en casa— asintió con esa pequeña sonrisa —Yo soy la que esta muy apenada por todo, de verdad.

—No es tu culpa, nena... Es solo tu cuerpo, es algo natural. Me preocuparía más si nunca tuvieras tus celos— señaló, dando un suave beso en su frente —Kaeya llegará en un momento. Si necesitas algo más, él y Adelinde estarán disponible para ayudarte, y si es algo aun más urgente, no dudes en decirles que me llamen, ¿De acuerdo?

La chica solo asintió, despidiéndose se su padre quien solo se aseguraba una vez más de que ella estuviese cómoda en su cama para entonces poder salir de aquella habitación, soltando un profundo suspiro mientras se recargaba sobre la puerta del sitio, algo estresada por la situación.

El celo de la más joven de la Casa de los Ragnvindr, y por lo tanto, de la Omega más inocente y vulnerable entre ellos. Algo bastante complicado, a decir verdad.

No solo tenía que tener a varias de sus sirvientas atendiendola día y noche, si no que también debía mandar a varios de todos sus trabajadores a sitios alejados del Viñedo debido a que se trataban de Alfas que podrían ser afectados por el potente celo de su pequeña.

El aroma a rosas y fresas solía invadir toda la finca durante esos días, capaz de ser percibido por cualquier de ellos sin importar su casta. Daba gracias que tanto él como sus hijos mayores no parecieran afectados por esas feromonas.

—¿Todo bien?— preguntó aquel chico moreno que se acercaba —Soy yo, ¿O el aroma esta incluso más intenso que por la mañana?

—Esta en sus días más fértiles, es normal que eso suceda— respondió, tomándose de la frente —El aroma es tan fuerte que incluso me empalaga y me hace tener dolor de cabeza... Pero bueno, al menos puedo acercarme a ella sin problemas.

—Puedo decir lo mismo— asintió —¿Cambio de turno?

—Por favor, te lo agradecería mucho, hijo— dijo, algo aliviado —Por mí, me la pasaría con ella todo el día, pero tengo demasiado trabajo que hacer.