¿Qué debía hacer?
Mi mente estaba hecha un caos. Sabía que, si peleaba, lo más probable era que perdiera en menos de un segundo. Pero, ¿Qué otra opción tenía? No había forma de escapar.
Lucía no perdió tiempo. Se lanzó hacia mí con una velocidad aterradora, su arma brillando como un destello mortal mientras cortaba el aire con una precisión perfecta. Apenas tuve tiempo de moverme. Salté hacia un lado, esquivando su ataque por una fracción de segundo. Sentí el viento del golpe rozar mi rostro, tan cerca que mi piel se erizó.
Me giré para mirarla, y ahí estaba ella, con esa sonrisa maliciosa en su rostro, como si todo esto fuera un juego. Mi respiración era rápida y pesada, pero levanté la espada, sabiendo que tendría que aguantar.
Sin vacilar, Lucía se abalanzó de nuevo hacia mí, como un rayo. El sonido de su arma cortando el aire me heló la sangre. No tuve opción más que recibir su ataque. Levanté la espada del Archivista mayor, y el choque entre ambos metales resonó en todo el salón. Chispas volaron, y el impacto fue tan fuerte que sentí mis brazos vibrar hasta los huesos.
—¿Por qué peleas? —La pregunta me estremeció. No era la voz de Lucía... era la de Belos, resonando a través de ella, como si hablara por su creación—. Ninguno de ustedes tiene salvación. Solo ríndete.
Con un grito de esfuerzo, logré desviar su arma hacia un lado, rompiendo el contacto entre nuestras espadas. Pero fue entonces cuando sentí un ardor en mi brazo. Miré hacia abajo y vi una herida profunda, sangre oscura empapando mi ropa. No podía permitirme sentir el dolor, no ahora. Tenía que seguir.
Lucía, sin perder el ritmo, volvió a atacar, más rápida que antes. No podía seguir defendiéndome. Mis piernas temblaban por el esfuerzo, y la espada en mis manos parecía cada vez más pesada. Entonces, en un solo movimiento ágil, me derribó. Caí al suelo, la espada del Archivista mayor alejándose de mi alcance.
El golpe me dejó sin aliento, y cuando intenté levantarme, ya estaba sobre mí. Su arma se alzaba, lista para dar el golpe final.
—¡No! —La voz del Coleccionista resonó como un trueno, lleno de desesperación y poder al mismo tiempo.
De repente, una ráfaga de energía envolvió la sala. Lucía fue arrojada hacia atrás, su cuerpo chocando con una de las paredes del templo. Aún jadeante y adolorida, levanté la cabeza para ver al Coleccionista, su rostro lleno de lágrimas y rabia. Su energía flotaba alrededor de él como una tormenta desatada.
—¡No voy a dejar que los lastimes! —gritó, su voz resonando con una fuerza que nunca le había escuchado antes.
Lucía se levantó, aturdida pero furiosa. Pero el Coleccionista no iba a permitir que se acercara de nuevo. Con un gesto de su mano, creó un portal a nuestra derecha. Un portal que nos ofrecía una salida.
—¡Eda, rápido! —me dijo con la voz temblorosa, pero decidida.
No lo dudé. Me levanté como pude, el dolor en mi brazo intensificándose, y corrí hacia Raine, que aún yacía inconsciente. Lo cargué sobre mis hombros con todas mis fuerzas, sabiendo que no podía dejarlo atrás.
—¡Coleccionista, vámonos! —grité.
El Coleccionista asintió, mirando una última vez a Belos, que observaba la escena desde su trono, con esa maldita sonrisa en su rostro. Sabía que esto no había terminado, pero al menos, por ahora, teníamos una oportunidad.
Cruzamos el portal, y lo último que vi antes de que se cerrara fue la mirada de Lucía, fija en nosotros, llena de una amenaza que prometía un futuro sombrío. Esa imagen se quedó grabada en mi mente mientras aterrizábamos en algún lugar desconocido.
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Love&Death [Lumity]
FanficDonde hay luz...siempre habrá oscuridad... Pero incluso en la oscuridad puede haber luz. Y donde solo se ve la muerte...hay una pizca de amor... Luz Noceda y Amity Bligth, dos diosas completamente distintas, pero con corazones que le pertenecen a l...