Era un día soleado en el clan Zenin, y el ambiente se sentía más ligero de lo habitual. En los últimos meses, el clan había experimentado un ascenso social sin precedentes, todo gracias a un solo nombre: Goku Zenin, el joven hechicero que había alcanzado el rango de grado especial. Aquel niño que había llegado de una nave desconocida, criado en el seno del clan, ahora era considerado uno de los más poderosos y respetados. Aquellos que antes lo despreciaban, que lo miraban con desdén por no poseer energía maldita, ahora lo reverenciaban.
Dentro de una de las salas más lujosas del complejo del clan, Naobito Zenin, el líder del clan, se encontraba sentado en una gran mesa de madera oscura. Frente a él, varias botellas de alcohol ya vacías se alineaban. Su rostro estaba enrojecido por el licor, pero sus ojos brillaban con satisfacción. Nunca antes había bebido tanto, pero el éxito de su clan, el reconocimiento que Goku les había traído, le llenaba de orgullo.
—¡Ja!— exclamó Naobito entre risas, levantando su copa. —Este chico... ese mocoso... quién lo diría. Ahora somos la envidia de todos. ¡El clan Zenin está en la cima gracias a él!
Mientras Naobito se regocijaba en su victoria, no todos compartían su júbilo. En otra parte del complejo, una sombra acechaba, oculta tras la aparente calma que reinaba. Naoya Zenin, quien había permanecido en silencio durante todo este tiempo, no podía soportarlo más. Desde que Goku había sido reconocido como un hechicero de grado especial, la atención se había volcado completamente hacia él. Los murmullos del clan, las palabras de admiración, los elogios... todo eso lo enfermaba.
Naoya, que siempre había admirado a Toji Fushiguro, veía en Goku una versión aún más poderosa y temible de aquel hombre. Toji, sin una pizca de energía maldita, había logrado hacerse un nombre legendario a base de pura fuerza y habilidad, algo que Naoya siempre había idolatrado. Pero Goku... Goku había superado incluso eso. No solo tenía una fuerza inhumana, sino que además poseía una extraña energía que Naoya no lograba comprender.
La frustración lo consumía. Sus puños se cerraban, las uñas clavándose en las palmas de sus manos, mientras se encontraba a solas en su habitación, mirando su propio reflejo en un espejo. Los recuerdos de su infancia, de haber sido uno de los más talentosos del clan, ahora parecían insignificantes. Ya no era suficiente. Goku lo eclipsaba en todo.
—¡Maldito Goku!— murmuraba Naoya entre dientes, sus ojos cargados de ira. —No importa lo que haga, todo el mundo habla de él. ¿Por qué? ¿Por qué tiene que ser él?
Los celos lo carcomían. Había entrenado durante años, perfeccionado sus habilidades, y sin embargo, la sombra de Goku parecía crecer más y más cada día. Incluso los miembros más poderosos del clan ahora respetaban a Goku. No importaba su linaje, ni su talento como hechicero, Naoya siempre estaría un paso por detrás del chico que vino de las estrellas.
—Maldita sea, —pensaba Naoya, apretando los puños con fuerza. "Con todo lo que me he esforzado, todo lo que he entrenado... y aun así, no importa. Todos hablan de Goku". Sus dientes chirriaban mientras contemplaba la escena. El respeto que sentía por Toji no era más que un eco comparado con la frustración y envidia que Goku le provocaba.
En ese momento, Nao, entró al salón. Nao se acercó a Naoya con su habitual serenidad.
—Te veo molesto, Naoya. ¿Qué ocurre? —le preguntó sin rodeos, notando la tensión en su rostro.
Naoya, intentando disimular su enojo, soltó un bufido. —¿Molesto? Solo estoy harto de escuchar el nombre de Goku por todas partes, tu estúpido hijo—respondió con tono áspero.
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Enlace maldito (Goku en Jujutsu Kaisen)
AbenteuerEn una noche oscura, una nave espacial se estrella en el corazón del Clan Zenin, trayendo consigo a un niño misterioso con una fuerza y una historia desconocidas. Este niño, Goku, crece en un mundo donde el poder es ley, y donde su naturaleza lo co...