Capítulo 20 ¿Un precio a pagar? Parte 1.

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Jackson:

Iba hecho una furia hacia el Dios, concentrado en mí objetivo no presto atención a los dos ángeles de la guarda que me bloquearon el camino con sus espadas.

Pero no me detengo por eso. Sigo avanzando hacia ellos extiendo ambas manos hacia el aire juntándolos para luego separarlos y apartarlos de mi camino.

Veo desde lo más lejos al Dios sentado en una nube muy tranquilo.

—¡¿Me puedes explicar cómo es que estás tan tranquilo sabiendo que tú hija se está muriendo?!—suelto de una sin siquiera saludar.

Estaba hasta mi límite. Estaba a punto de explotar.

Mi cuerpo por dentro ardía. Me sentía como... Cómo si algo dentro de mí fuese a salir de tanta ira acumulada.

—Sabes que no puedes estar aquí.

—¡A tu hija solo le quedan dos meses o menos que eso para partir de este mundo!

—¿Y tú...? ¿Por qué se lo ocultas?—devuelve la interrogación.

—Contéstame...

—Aurora debe de seguir su rumbo. Sabes que ella es especial en el sentido de su peculiar "rareza".

—Llamas a tu propia hija "rareza".

—Sabes que me refiero a su tipo de especie abstracta. Muy poco existente, por eso es especial.

—Debes hacer algo, está empeorando cada día.

El cierra sus ojos y niega con la cabeza dice lo siguiente: —Aurora es como el viento.

—¡No me vengas con tus estúpidos acertijos! —le digo harto de sus evasiones a mi pregunta.

—Aurora debe seguir su rumbo adonde este destinada. No es algo en lo que pueda meter mis manos.

—Creaste este mundo tu solo y no puedes salvar a tu propia hija.

El dio seña a las nubes esponjosas para que tomara asiento.

Pero no quería sentarse y me quede en pie.

—Hay cosas en las que no puedo intervenir por su propia naturaleza y Aurora es una de esas naturalezas "intocables".

Niego múltiples veces con la cabeza—Si puedes, que no lo quieras hacer es otra cosa.

—. Sabes lo que conllevaría ayudarla y no puedo hacer nada para ayudarla más que darle todo mi apoyo y lo que necesite para su tratamiento—me corta de una.

«Ah, claro... No puede hacerlo».

—Yo en tu lugar haría todo para ayudarla, no me quedaría de brazos cruzados como tú, cada día amanece peor, porque ni siquiera le estás brindando apoyo. Desde que apareciste en su vida no la has abrazado, no le has dicho nada. Tampoco le has brindado ese gran apoyo que necesita en este momento.

El Dios intenta decir algo pero solo se queda con la boca abierta.

—. Aurora lo necesita. Necesita a su padre a su lado, a su madre y no los tiene.

—¿Por qué te preocupas tanto por ella?—interroga él.

—Usted no sabe por lo que esa niña ha pasado. Las cosas que me ha dicho. Ella piensa que a ustedes incluyendo a su madre, no les importa.

—Sabes que si la quiero.

—No me lo parece. Antes no entendía por qué la gente humana decía que la vida era injusta cuando sus seres queridos dejaban este mundo. Pero ya lo entendí y me queda más que claro. Se refieren al amor que le tenían a esa persona y el dolor que sienten por haberlo perdido, eso... Es lo que "usted no tiene".

—Jackson...

—¡Usted dice que la quiere, pero no se lo demuestras! Si tanto la quieres. ¡¡¡Demuéstraselo!!!—respondo histérico y harto de la situación—. Demuestra que la quieres. Las cosas no son solo palabras. Los actos hablan más que las palabras...

Respiro agitado por hablar tan deprisa y no tener la oportunidad de tomar aire como es debido.

Me doy la vuelta dejándolo allí. Ya estaba agotado en todos los sentidos, no podría soportar un momento más así.

Salí del lugar de inmediato sin mirar atrás.

...

...

—Jackson—pronuncio el Dios luego de unos minutos tras recordar que traía un sobre que es de su hija pero no se lo entregue.

Me transporto al único lugar que casi odiaba visitar el "infierno".

—¡Jackson!—llamo para detenerme.

Pero no reaccione a su llamado y entro a una de las paredes que se camuflaban muy bien con la roca de la cueva.

Aurora mira al Dios quien se acerca apresurado.

—¿Qué pasa?—pregunta ella.

El Dios se detiene un momento para acariciar su mejilla y sonreírle—. No pasa nada, solo son cosas del trabajo.

La deja allí y entra al mismo lugar rocoso en el que entro Jackson.

—¿Siempre es así cuando trabaja?—le pregunto Aurora a Félix a su lado.

Él la mira un poco confundido, pues ya que el recordaba ver a Jackson muy tranquilo cuando trabajaba. Pero no podía saber que sucedía ya que el muy claro sabía que iba con el Dios y ver hasta allá es una de las habilidades bloqueadas de ellos al igual que la de los ángeles hacia el infierno.

—Que yo recuerde no—confiesa Félix después de unos minutos de silencio.

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