Capítulo 8 Cadenas de Sufrimiento.

21 7 49
                                    

Mire con determinación. Es un hermoso lugar pero... ¿Cómo es que estaba en mi interior...?

—Sé que no eres real, sé que eres producto de mi imaginación—confieso.

—Eso puede parecer aunque no es así—añade el.

Me lo quedé mirando un rato mientras el miraba profundamente las flores del lugar.

—¿Y... Cómo salimos de aquí?

—Técnicamente no estamos dentro de ti, solo nuestras mentes están conectadas y es por eso que nos vemos aquí. Es como si nuestras almas salieran de nuestro cuerpo y entrarán en tu cerebro, pero no. Es lo que hace la "conexión".

—Bueno, y como salimos.

El chasqueo sus dedos y al instante regresamos a la habitación o bueno. Seguíamos allí pero... Ok, se entiende la conexión, lo que sea.

Nuestras manos se separaron de inmediato. Lo mire atónita por unos segundos.

—¿Tú... Cruzaste el bosque encantado?

El asiente un poco confundido aún ¿Por qué? No lo sé.

—Entonces no soy la única que puede traspasarlo.

—En realidad ese es tu santuario de paz. Solo tú puedes estar allí y protegerte en ese lugar...

Me carcajee levemente—Sí, claro, y como pasaste por allí si solo yo puedo estar allí.

—No entre. Solo pase por la superficie, pero pude ver todo lo que hay ahí.

—No comprendo...

—Solo imagina que soy un fantasma verdad, y puedo cruzar las paredes. Algo así sucedió, cruce el bosque contigo pero por el exterior mientras tú lo hacías por el interior.

—Sí, creo que el "síndrome cromático" ya llegó a mi cerebro—confesé.

—¿El qué?—pregunta.

—El síndrome cromático: es una enfermedad que puede ser tratada si se detecta a tiempo, pero si se detecta demasiado tarde, solo queda esperar la muerte.

—Y... ¿Te estás...?

Negué con la cabeza, —No, seguiré viva mientras siga la rutina del medicamento...

—¿Qué síntomas presentas específicamente?

—Bueno... Cómo presenciaste. Tengo tres facetas: la física, la mental y la peor—guarde un momento silencio—. La interna.

—¿Y eso cómo es?—pregunta.

—La física es porque me debilitó rápido si no recibo el tratamiento a tiempo. El mental es porque a veces olvido cosas, a veces pierdo el son del tiempo perdiendo hasta el conocimiento de algunos lugares y puede ser, que algunas otras cosas, lo bueno es que no me afecta en mi persona. Y por último, la peor...

Guarde un silencio incomodo porque no me gustaba hablar de mis problemas ya que me parecían muy complicados. Normalmente solo los evitaba o huía de ellos.

—¿Sucede algo...?

—Preferiría mejor no hablar de lo último.

—Son los dolores internos que presentas cuando no tomas tu tratamiento ¿Verdad?

Lo mire sorprendida y confundida a la vez—¿Cómo sabes eso?

—El otro día cuando te desmayaste yo te ayude...

—No te creo.

—Entonces como explicas que estabas inconsciente en el baño y cuando despertaste estabas en la cama...

Abrí con asombro los ojos, tome las sábanas y me cubrí apenada...

El las hace a un lado y me mira con una sonrisa carismática.

—Bueno ya sabes... Por qué no quería hablar de lo último.

—Está bien, no pasa nada.

—Espera, ese día estaba sola aquí ¿Cómo entraste?

—Ah... —sonrió nervioso—. Es que no puedo comentarte eso.

—¿Por qué?—pregunte.

SILENCIO:

—¿Por qué no me puedes contar? Yo quiero saber cómo hiciste lo de mi interior o cerebro. Ay como sea. ¿Qué eres tú?

El desapareció así si más, pero eso no fue todo, porque al hacerlo él. También lo hice yo.

Llegamos a un lugar bastante extraño y escalofriante, era como una especie de cueva gigante pero muy gigante, habían grietas en el suelo en estas se reflejaba un color rojizo/anaranjado.

Mis pies descalzos tocaron la superficie de la roca que se sentía tibia. ¿Cómo era esto posible? Estaba parada sobre un montón de rocas donde todo lo que lo mantenía en la superficie era el vapor que emanaba la lava. —¡Jackson!—lo llame asustada. No sabía dónde estaba.

No hubo respuesta alguna ante mi llamado.

Estaba yo sola en ese extraño lugar.

Camine con cuidado por el lugar en busca de una salida.

Unas que otras pocas personas me miraban un poco extrañadas. No sé por qué razones lo hacían.

Otras solo me miraban con despreció. Lo extraño de estas personas era que se veían demacradas. Unos tenían los pies agrietados y llenos de sangre. Mientras que otros estaban bien pero... De igual forma se veían agotadas y un tanto consumidas.

Seguí caminado hasta que encontré después de mucho una puerta un tanto extraña.

La toque, extrañada, pues no lo sé, pero por alguna razón está puerta se me hacía conocida.

La abrí y frente a mí vi a Jackson...

—Un momento... ¿Qué le pasa?—susurre para mí.

Lo que estaba siendo presenciado ante mí me lleno de una angustia y horror al mismo tiempo. ¿Por qué le estaban haciendo eso?

Estaba arrodillado ante un hombre más o menos alto, usaba una bata blanca, su cabello también era blanco como el mío pero con un toque grisáceo claro.

A su lado yacían dos hombres... ¿Con alas...?

Eran bastante tupidas. Sus plumas eran gigantescas y se notaban bastante suaves.

En sus manos tenían espadas y látigos. Estaban...

Golpeando a Jackson y a otro joven a su lado...

Between 2 Demons Donde viven las historias. Descúbrelo ahora