Capítulo 4 El Poder de la Oscuridad.

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Eran casi las cinco de la tarde cuando una tormenta se acercaba mientras que Aurora seguía dentro del mar, explorando sus maravillas.

La lluvia comenzó a caer a cántaros. Cuando salió del mar se encontró con que había una gran tormenta, las aguas estaban revueltas a tal punto que comenzaron a formarse olas.

Aurora entró a su casa se dio una ducha y se puso su pijama calentita.

Tomo uno de sus libros favoritos y comenzó a leer hasta que la lluvia se aplacara.

Pero pronto el sueño le gano y se quedó dormida en el sofá.

Varias horas después:

Desperté sintiéndome muy mal, sentía que iba a vomitar, sentía que mi cuerpo temblaba como si me estuviese congelando. Me levante aunque mis piernas estaban muy débiles.

Como pude camine hasta el baño para tomarme mi medicamento y regresar a descansar. Mire por la ventana del baño, la lluvia seguía muy fuerte. Está sería una noche muy, pero muy larga.

Mis manos me comenzaron a temblar y como pude saque rápido un par de píldoras para tomarlas.

Aunque a Aurora no le alcanzó el tiempo porque su nariz comenzó a sangrar y antes de que pudiera limpiarse, termino por desmayarse cayendo al suelo, golpeándose la cabeza.

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—Jackson, ni lo pienses...

—Ella ayuda a todos sin recibir ayuda de vuelta, será rápido, la ayudo y vuelvo.

—Tienes prohibido convivir con los humanos y lo sabes—reprocho Félix, aunque eso era algo inútil con el terco de Jackson.

—Sera muy rápido, solo mírala. Necesita ayuda.

—Si el señor se entera, te castigará por eso.

—Él es un Dios, ayuda a todos, todo el tiempo, pero ella necesita ayuda y no entiendo por qué a ella no la ayuda y a los demás sí. ¿No te parece eso extraño?

—Ya te dije que no vas a ir.

—Félix, si ella fuese tú. Yo igual te ayudaría. Tú has visto lo mismo que yo, ella es pura de corazón. Déjame ayudarla.

Félix por su parte lo pensó unos minutos... Pero su respuesta siguió firme y negativa para Jackson—No, no irás.

—Vamos ¿No puedes estar hablando en serio?

—Escucha, si el señor nos creó a los dos. Uno bueno y uno malo es por algo, así que no irás. ¿Y si algo sucede?

—Lo que pasa es que tú no tienes corazón por eso no eres capaz de sentir empatía.

—Te recuerdo que tú tampoco, pero de alguna forma u otra lo sientes. En fin. No irás y déjame en paz, tengo una noche larga por la cual debo recibir a unas cuantas almas que ya dejaron el mundo humano. Haz lo tuyo también.

—Lo siento hermano, tengo un asunto humanesco al que debo ayudar.

El joven Félix se dio la vuelta para detenerlo, pero cuando lo hizo Jackson chasqueo sus dedos, de los cuales broto un chispazo rojizo y sin más. El solo desapareció.

—Es extraño, y si... Ay no, que pena por ella—murmura.

—. ¿Qué sucede Félix?—interrumpió el Dios.

—No sucede nada es solo que... Jackson de nuevo, se está encariñando con una humana ya estoy cansado de decirle que no lo haga.

—Escucha Félix. Ese es su labor, recuerda que el sigue a las almas que muy pronto dejarán el mundo humano, y si lo hace es porque esa persona obtendrá una segunda oportunidad o una siguiente vida. ¿Sabes por qué él tiene ese poder y no tú?

—Porque él es él tiene más empatía que yo.

—Exacto. Él es como otro yo pero para el mal y el bien, es para ambos me entiendes, mientras que yo solo soy para los buenos.

—Pero esto es diferente el lleva tiempo observando a una chica, incluso ya ha hablado con ella y todo, lo peor es que yo también la he observado y es una chica pura de corazón. Lo que me preocupa es que suceda lo mismo que sucedió en el siglo del noventa.

—¡Ha! si, el suceso del noventa—el Dios se carcajeo un poco—. Claro que lo recuerdo, casi se destruye la tierra por eso.

—¿Por qué se ríe si cuando sucedió eso, usted se enfadó demasiado?

—Escucha Félix. Tú tienes tu deber al igual yo tengo el mío, y uno mucho más grande. Por eso ustedes son los encargados de esto. Ustedes ven lo que yo no puedo ver y hacen lo que yo tampoco puedo hacer.

—Esa chica es pura de corazón, por qué no se encarga usted de ella—interrogo Félix todo confundido si se supone que él es de los buenos. ¿Por qué deja a esa chica a un lado?

—Solo me hago cargo de aquellos que ya estén cruzando la puerta directo al más allá, no puedo hacer nada. Si él está con ella es por dos razones: O muy pronto morirá y reencarnará o es una mala persona a la cual se le otorgará una segunda oportunidad.

—Ella es pura de corazón, sé lo que le digo. En ella no hay una gota de maldad.

—Han hecho esto durante siglos Félix, sabes muy bien cómo es todo.

—Entonces si esa chica está por morir, por qué el la vigila constantemente desde hace mucho tiempo, y aún no se muere.

—La vida es así. Es como una montaña rusa de emociones que nadie comprende. Él sabe lo que hace, ya no es un niño de cuatrocientos ochenta y nueve años.

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Luego de que Jackson se transportara desde el infierno directo a la casa de Aurora.

Entro al baño donde la encontró inconsciente en el suelo.

La tomo en sus brazos y la dejo sobre su cama.

Busco un algodón y le limpio la sangre que tenía en la nariz, tocó su frente. Estaba ardiendo en fiebre. Su cuerpo no paraba de temblar.

La abrigó con más sábanas y tomo su mano la cual cubrió con ambas manos, cerró sus ojos y comenzó a buscar la causa a su desmayo y el sangrado nasal.

Pero no encontró nada. Su mente era un completo mar de tiniebla blanca. No podía ni ver lo que pasaba por su cuerpo y mucho menos ver a través de ella.

«Es como si... Ella me lo impidiera. Como si ella tuviera la capacidad de que mi poder no funcione en ella».

Lo que me pareció muy extraño. Esto no me había sucedido con cualquier otro ser humano a menos que... "Ella tuviese poder, o sus ancestros fuesen mágicos".

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