SEÚL COREA
NOVIEMBRE DE 1979
Para Jeon Jungkook, no existía la felicidad en lo absoluto, hasta esa tarde de nieve en su plena niñez donde había conocido al precioso niño de nariz de botón, pintada en colores rosáceos debido al frio terrible.
Conoció la felicidad cuando en los días de su adolescencia había visto a ese precioso muchacho de mejillas regordetas sonreírle sin apuro dejando ese diente chueco al descubierto, mientras se carcajeaba sin parar, lo supo desde siempre, y lo sabía ahora que Park Jimin amanecía entre sus brazos, lo supo entonces y lo sabía ahora, que no sería jamás mas feliz de lo que era ahora que el rubio le sonreía pequeño mientras intentaba abrir sus ojos para contemplarle mejor.
Sus orbes negros enfocaron la preciosa imagen, porque era así, Jimin era como un cuadro que debía ser subastado en las exposiciones de arte más caras de todo Seúl, merecía ser contemplado, admirado, amado con locura y lo mejor de todo eso es que era suyo completamente suyo.
—Tienes que irte, Jungkook— Entre susurros pidió el rubio quien se removía con inquietud entre sus brazos, llegándole de pronto el golpe de realidad, había hecho toda la noche el amor con Jungkook, se habían dormido entre los brazos del otro mientras caía lentamente en los brazos de Morfeo, yéndose al país de los sueños entre suaves susurros de amor y vehemencia.
Pero ese mismo hombre que Park Jimin había amado sin parar no era suyo de forma legal, ese hombre corría peligro con él ahí, ese hombre debía irse, por su bien mismo.
—Jimin, se que te prometí que me iría con ella, pero no puedo irme, solo tomar mis maletas e irme lejos de ti, y no me interesa lo que la absurda ley coreana diga, por que aun que si, es verdad que soy su esposo, mi alma y cada parte que conforma mi ser son tuyos Jimin.
Los dedos del pelinegro se deslizaron por la suave piel de sus mejillas, dejando tiernas caricias que solo hicieron estremecer al rubio, haciéndole cerrar los ojos, para pedirle que se fuese, por que aun que le dijese mil palabras más, su idea de que el menor se fuera, era necesaria para poder salvar su vida.
Le pediría nuevamente lo mismo, pero antes de siquiera poder decir algo más, el teléfono de su casa resonó con un eco poderoso, haciendo que el rubio se parara sin importarle su desnudez con tal de saber quién llamaba a las primeras horas de la mañana.
—Hola, Habla Park Jimin—Pronuncio aclarándose la garganta, tratando de que su voz ronca por el sueño no fuese notoria.
—Doctor Park, el plan debe adelantarse, hoy habrá una cena de gala, será ahí donde usted debe actuar, le esperaremos en la puerta trasera de la casa azul para sacarlo del lugar, solo tendrá una oportunidad, no debe haber fallos, el auto que le llevara y donde se le entregará el arma pasará por usted a las 8 menos un cuarto ¿Lo entiende?
—Si — Una vaga afirmación salió de los labios de Jimin, haciéndole caer de bruces al suelo, con el teléfono mal puesto y su respiración agitada, el corazón apunto de salírsele del pecho, por un momento pensó que podía renunciar a todo e irse con Jungkook, vivir una vida plena y feliz, pero no, tal como lo había pensado antes, él no merecía un final feliz, amaba a Jungkook más que a cualquier cosa en la vida pero la realidad era que aun que lo amara, su país le necesitaba, hoy se terminaría al fin ese sube y baja en el cual había estado metido desde su adolescencia.
—Jimin, que-e sucede — Se escucho la voz preocupada de Jungkook, queriendo controlar las lágrimas que salían descontroladas del rubio, sus brazos rodeando con fuerza el cuerpo ajeno que temblaba como un sismo en escala de 5.5.
Jungkook, su Jungkook estaba ahí queriendo consolarlo, cuando la realidad era que necesitaba decirle al hombre que adoraba con su misma vida, quien era realmente, quizás después de saber aquella verdad horrible el menor podría terminar viéndolo con desdén y desprecio, se decepcionaría al punto de dejarlo e irse, quizás esa era la única forma en la cual Jungkook podría irse, salvarse, aunque eso implicara que lo odiara, y que la última imagen que tuviese de él fuese la de un traidor a la patria.
—Que te han dicho Jimin?, ¿que ha pasado?, por favor háblame, dime algo.
Con Jimin en un estado de trance y con el corazón latiendo con desespero el pelinegro llevo al rubio al sillón que yacía a unos metros, sentándolo cuidadosamente mientras el rubio se deshacía en llanto, pensó que sea cual sea la noticia que le habían dado al rubio, debía haber sido terriblemente mala como para poner a Jimin en ese estado.
Con las lagrimas cayendo por sus mejillas y su cuerpo temblando por la verdad inevitable que estaba apunto de susurrarle al menor, la saliva paso con dificultan por esa garganta que apenas y podía emitir sonido alguno.
—No puedo hacer esto, Jungkook —sollozó Jimin—. No puedo seguir mintiendo. Soy... soy un espía de Corea del Norte.
Actualización, por que ya se va a acabar estoooooooLes está gustando ?
Hani
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In another life - |KOOKMIN | JJK 💜
FanficLibertad, honor , sacrificio, honra, amor o traición era algo que cualquier persona en su sano Juicio jamás se atrevería a mezclar para describir a una persona, Jeon Jungkook , lo sabia a la perfección...tanto que su vida pasada, ahora se recreaba...