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"Todo en francés"

«Estoy en una jaula, una jaula de la cual no puedo salir, mas que una jaula, un armario, pero un armario con candados y cerraduras de los cuales no tengo todavía la llave. Pero al menos le tengo a él, con esa sonrisa, esos ojos tan brillantes y celestes en los que me pierdo continuamente. Con su positiva y graciosa personalidad y sus ganas de animarme todos los días de su vida. El problema es que el está fuera y yo dentro, pero siempre me ayuda a buscar las llaves de los seguros que me encierran aqui dentro. Esperó poder salir pronto y ser la persona que soy, con la persona que quiero estar el resto de mi vida...»

Horacio había terminado de escribir uno más de sus poemas, cerrando su pequeño cuaderno y poniéndolo en un cajón de su escritorio con cerradura, para que no lo encontrarán.

Salió de su habitación y fué a la cocina, era bastante temprano, de echo aún era de noche, hoy era uno de esos días en los que no iba con Gustabo, por lo que no pudo dormir mucho al no sentirse del todo seguro.

También era uno de aquellos días en los que Víktor y él tenía descanso, y su padre -al ser superintendente- tenía que seguir trabajando ya que tenía menos días libres.

Horacio no encendió la luz, la verdad se veía bastante bien gracias a que era Luna llena y las ventanas estaban abiertas.

Abrió el frigorífico y miró que podía tomar, y al ver que no había nada de su interés lo cerró, para después abrir un gabinete, ahí guardaban el pan, por lo que agarró un trozo y fué al salón, dejando el resto del pan en la encimera sin darse cuenta...

Una vez en el Salón, se acordó que dejó su móvil en su cuarto, así que fué a cogerlo (aún con el pan en la mano), y cuando volvía se dió que del piso de arriba venía una luz, más específicamente del cuarto de su hermano. Dejó el pan en una mesa y fué hasta su cuarto a ver que le ocurría. Una vez arriba tocó a su puerta.

-¿Se puede?- Horacio recibió un "sí" desde dentro de la habitación, por lo que entró y vió a su hermano sentado en el suelo y apoyando su espalda en la cama, la luz estaba encendida. -Otra vez sin poder dormir, ¿no?- Víktor simplemente asintió, este no quería hablar mucho en ese momento.

Horacio se sentó a su lado, dejando el móvil apartado y recibiendo la atención de su hermano. -¿Y tú, qué haces despierto?- Preguntó el de pelo plateado.
-No lo sé... Supongo que no me dió sueño, como nos cambian los turnos todo el rato mi cabeza ya no sabe que hacer. - Víktor sonrió y agachó su cabeza.
-Se hacerca Navidad...- Dijo el mayor de los dos, esto hizo que ninguno que ambos quedarán en silencio. Era un fecha difícil ellos...

Horacio le miró, "¿de verdad su hermano tenía el mismo pensamiento cerrado que su padre?" Pensó. Él le había ayudado en muchas ocasiones en las que pudo haber tenido una postura completamente diferente.
Se parecía a su padre en muchas actitudes, pero no podía ser una copia igual de fría, ¿no?

-Oye... - Víktor le miró de nuevo. -¿Estas de acuerdo al completo con la mentalidad de nuestro padre...?- Soltó, realmente lo necesitaba saber, pero, si la respuesta era "Sí", estaba bastante jodido.

Víktor se quedó callado varios segundos, pensando su respuesta... -No... No creo.. No sé muy a que te refieres con "su mentalidad"... Creo que es obvio que aunque no lo demuestre tanto como tú, hay bastantes cosas suyas que no me gustan de él, pero también hay cosas que sí... - Horacio le sonrió, a él nunca le bastaba una respuesta corta, lo entendía, quería expresarse bien.
-Buena respuesta...- Al menor le alivió su explicación, al menos ya sabía que no era igual a él.
-Buena pregunta. - Dijo el peliteñido, el cual inclinó su cuerpo hasta apoyarse en el de su hermano, el cuál se sorprendió por el repentino gesto, hacia años que Víktor no se apoyaba en él.

-Oye... Si vas a dormir sería mejor con la luz apagada. - Víktor suspiró, no quería levantarse ahora. -Tranquilo, voy yo a pagarte la luz. - El mayor se incorporó y subió a su cama, mientras que Horacio se levantó y agarró su teléfono, yendo a la salida de su habitación y apagando la luz.

-Antes de irte, - Dijo Víktor. -No llegaste a decir el nombre de tu novia, ¿cómo se llama?- Horacio hizó un gesto con su cabeza, era cierto que no les dijo el nombre al no tener una "novia" aún.
-Helena, con H, como yo. - Contestó antes de salir le habitación.

Horacio volvió al salón, acordándose de que había cogido un trozo porque tenía hambre, aunque ya le había quitado, por lo que tomó el trozo de pan y lo llevó de nuevo a la cocina, guardandolo al otro trozo que quedó fuera también.

Nuevamente en su habitación, se tumbó en su cama y se puso música de fondo, esa madrugada ninguno de Los Conway iba a poder dormir esa noche.

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Escondidos | Gustacio AU [SEMI-CORREGIDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora