47. Icarus / Hawks

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"Prisionero del destino, te vi arder, te vi caer, volar tan alto hasta volverte cenizas" 

Corre en medio de tropiezos, como si fuera perseguida, corre jadeando, ambas manos pegada a su pecho, las ramas pega en su rostro, en sus brazos, en sus piernas, rasga su vestido, pero ni eso le hace parar, ni cuando el uno de los arañazos le hace sangrar, se queja ante los raspones pero sigue con su correr, apenas puede ver entre los frondosos arboles, el bosque se vuelve mas denso que le es casi imposible ver el cielo; casi, pero aun puede divisar el fuego, aun es capaz de de rastrearlo. Aprieta su paso, sus piernas duelen, parece que en cualquier momento se desplomara, hace rato que corre, ha dejado la ropa y cubeta en el riachuelo, lo ha abandonado con tal de buscarlo, ha salido tan de prisa que ni siquiera se colocó sus zapatos, solo corrió.

Es tanta su prisa que ni se ha dado cuenta de las heridas en las plantas de sus pies, sangra, ha dejado un camino de sangre, pero ni así se detendrá. Esta cerca, lo presiente, su respiración se ha vuelto mas irregular y no es por el ejercicio, son sus nervios, el mar de emociones en su interior que esta por desbordarse, esta por ahogarse, pero solo puede seguir corriendo. 

Divisa un claro, el bosque se vuelve menos denso, menos ramas, menos arboles y luego el claro, una pradera repleta de colza, amapolas y verónicas, es ahí justo en una enorme roca donde esta, tendido, sangrando, aun ardiendo. Ha parado para tomar aire antes de volver a correr con aun mas fuerza entre las flores, mariposas revolotean ante el movimiento, sacude los brazos para apartarlas, solo quiere llegar a él, se deja caer a su lado.

Su cabello cae por su frente, un cabello dorado similar a los trigales de su pueblo llenos de ceniza, apenas respira, débil, herido sobre una roca gris, puede escuchar las brasas aun arder en su espalda, sus plumas, aquellas majestuosas plumas caen hechas cenizas. Se cubre las boca con ambas manos sofocando el grito que estaba por soltar, sus ojos pican, siente que esta por llorar. Sacude al joven por el hombro tratando de no lastimarlo más. 

— Keigo —. Lo llama preocupada — Keigo.

La brisa menea el cabello dorado del joven, aprovecha a tratar de sacudir las cenizas con cuidado; es él, no tiene duda, le recordaba de forma solemne, alguien digno de admirar.

Tose, sus ojos se van abriendo, le cuesta trabajo identificar el lugar, en un inicio todo es un machón de colores, lentamente se vuelven formas más detallas, las flores, el prado, el bosque, el cielo y finalmente, ella.

Trata de acomodarse, pero un pinchazo en la espalda le vuelve hacer caer, su espalda arde. Ha recordado lo sucedido.

— Deberías huir —. Apenas es capaz de hablar, apenas ha entendido.

— No puedo dejarte herido.

— Ilse —. Toma aire para seguir hablando, arrastra las palabras — Te mataran apenas te encuentren.

Se puso de pie retrocediendo, él sonrió aliviado cerrando sus ojos, los párpados le pesan, su cuerpo agoniza anhelando de un descanso, en medio de toda esa aflicción puede relajarse al saber que Ilse se irá tal como ha demandado, al menos eso puede calmar su tormento.

Volvió a abrirlos al escuchar tela rasgarse, sus implores fueron ignorados, Ilse tiraba de su vestido buscando sacar retazos qué colocó en su espalda cubriendo sus heridas. La pálida piel de la doncella quedo expuesta, la tela apenas cubría sus partes, solo su torso sigue cubierto, había arrancado las mangas como toda la parte baja para cubrirlo y limpiar las heridas.

— Jamás me perdonaría el dejarte en semejante estado —. Dice evitando el contacto visual con él.

— Sanaré —. Trata de alejarse, pero su cuerpo dañado le hace volver a caer — Ilse, no quiero que por mi culpa te hagan daño, tampoco me lo podría perdonar.

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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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One - Shots •|BNHA|• [PersonajeXOc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora