14.- Mala Influencia

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Personaje: Izuku Midoriya

Advertencia: escenas subidas de tono, a quién engañó, es un lemmon leveson.

Pedido de: sinfoni0

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No es que fuera mala de manera como ser villano, pero tampoco es que podrías referirse a ella como un héroe al cual aclamar. Su forma de ser era complicada, y está complicidad lo hacía difícil en cuanto como describirla.

Sociable era, sin embargo por ser tan complicado el catalogarlo, no tenía amigos con los cuales contar para lo que sea. Quizá eso se debía a que tan perspicaz en andar en busca de ellos, aparte de que el barrio por donde vivía no era tan común encontrar de vandalos como ella.

Su nombre era Fatma, pero podría traducirse como problemas.

Aquella sonrisa no era a la que te llenaría de paz y confianza al verla, era una sonrisa endemoniada que te hacía más bien tener de precaución con ella y alejarte lo más lejos posible.

Ella poseía de un extenso historial lleno de problemas y algunas que podría decirse que no era del todo legales. Sin embargo, seguía ahí libre, causando de más y más problemas quién se le cruzará. Y ahora en el presente, quién se le había cruzado era cierto chico peliverde de un curso menor a ella.

Fatma hacía de una de sus obras de vandalismo, hacer de un grafiti en una de las bodegas cercanas a su hogar, un verdadero obra de arte, según ella y a decir verdad, a pesar de su tan mala reputación tenía de sus virtudes, una de ellas, la pintura.

— ¡Ey! ¡Izuku! — lo llamó en cuanto lo vió pasar a sus espaldas.

El mencionado dió de un pequeño sobresalto cuando la oyó. Él pretendía pasar desapercibido por aquella problemática chica, pues conocía de su historial, uno mucho más sucio al de su vecino Bakogou, sin mencionar que su madre le había advertido sobre el acercarse a Fatma.

— Hey... H-hola, Fatma-san — saludó con nerviosismo, esperaba que solo se limitará a un saludo y pudiera volver a lo suyo.

Pero no fue así. La chica de largo cabello negro rapado de lado izquierdo, llena de piercings en el pabellón de su oído descubierto se apresuró a posicionarse junto a él sonriéndole, de esa manera tan característica, su endemoniada sonrisa, una que era jodidamente atractiva. Midoriya tragó saliva.

— Oye oye no muerdo... Al menos no en público — aclaró haciendo un guiño, provocando de un sonrojó excesivo en el menor a lo que ella rió — ¿Te gusta mi obra?

— Ah... Sí, sí... Es muy bonita — habló entre trabas.

Fatma sonrió de manera ladina, portaba de una obliguera mostrando de buen tonificado abdomen. No es que tuviera de grandes atributos como otras mujeres, sin embargo, las curvas que poseía a más de uno le captaba la atención, misma que se perdía al conocer de su historial. Prendió de un cigarrillo.

— ¿Gustas? — ofreció a sabiendas de que el niño era uno que llamaría bien y lo rechazaría.

— Ah... No, gracias — acertó, soltó una fisura.

— No seas así, la vida se hizo para divertirse, y en el divertirse está el romper las reglas de vez en cuando — dijo sonriente, pero él se volvió a negar — Uff... Sí que eres difícil de convencer, aburrido, pero me agradas... Seamos amigos, Izuku.

— ¿A-amigos?

— ¿No quieres ser mi amigo pequeño cabeza de brócoli? — fingió ofenderse.

One - Shots •|BNHA|• [PersonajeXOc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora