Había una sensación predilecta, se sentía el frío correr por mis huesos y la piel se me erizaba.
Ahora y toda la vida te podría jurar que es la mejor sensación del mundo, lo que vos me hacías sentir no era poca cosa, era como lo escrito anteriormente, pero con cada suspiro sumaba dolor, eso lo marchitaba todo.
Estar acostada y sentir mi cuerpo frío y mi corazón caliente por ti, eso sentía todos los días.
Pero cuando te fuiste mi corazón ardió en llamas y se convirtió en lava destrozando todo a su paso.
Mi piel tenía cicatrices, de esas cicatrices brotaba sangre y tarde lograba comprender que mis propias manos habían causado ese daño.
Y así se repetía todos los días, simplemente lo hacía, ya no sabía el porqué, solo sabía que me gustaba.
El dolor cesaba cuando lo hacía.
Llore y grite pero nunca te enteraste de eso, me desgarre la garganta, el alma y los brazos y tú nunca lo supiste. Intentaste enseñarme a querererme y creíste haberlo logrado, pero cuando no estabas en mi oscura habitación rogaba que la oscuridad me llevara con ella, no soportaba verme respirar, odiaba el sonido de mi voz, realmente me odiaba y fingía que no para estar bien con vos. No sabes lo que duele anhelar constantemente la muerte y jamás obtenerla.
Había un destello en mis ojos mucho antes de conocerme, cuando entendí lo que implicaba vivir ese destello se apagó.
Yo también me apagué y me gustaría decir que volví a brillar pero eso jamás sucedió.
Acostada taciturna escribo y escribo mientras mi corazón bota sangre y mis ojos lágrimas.
Antes funcionaba escribir como desahogo, ahora el dolor no merma ni con golpes de amor.
Escucho el sonido del silencio y se oye tan bien pero al momento me aturde y mi alma se eleva fuera de mi cuerpo.
El problema aún existe, aún sigo aquí.
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El susurro de las palabras
PoésieEs un libro de poemas que he escrito a lo largo de 8 años, contiene emociones como el amor, la tristeza, la ira y la decepción, entre otros.