Agonía

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El dolor aumentaba y aumentaba, el vacío de mi corazón se extendió hasta mí alma y respirar me desgarraba la mente.
Te miraba desde lejos con esa excéntrica canción de fondo mientras pensaba por qué no supe demostrarte que te amaba, no supe explicarte que me muero sin ti, ahora todo está perdido.
Me sentía sola, porque en las mañanas río junto a varias personas pero en la noche me consumo a mí misma y me cuesta respirar.
En las noches me doy cuenta que no existe nadie que pueda ayudarme, y que si por un arranque de tristeza y desolación me rajo las venas nadie estará para intervenir; lo peor es que no me parece tan malo.
Las pastillas me miran con anhelo mientras yo les desvío la mirada, hoy no, mañana sí, les digo.
Ganas de vomitar vienen de repente y sé que es mí corazón el que quiere escapar de mi cuerpo, aprieto los labios, ignoro la sensación y marcho hacía la desgracia.
La música suena y suena y yo con ilusión espero que cure mí alma, pero eso no sucede.
Me hacía ruido en la cabeza el hecho de aún amarte, jamás estaremos juntos pero yo siempre te amaré desde mi ensangrentado rincón.
Nada de esto es tu culpa, de hecho incluso llegaste a hacer que mi corazón latiera mejor pero la verdad es que ahora ya no quiere hacerlo, y yo por mi parte, no puedo hacer nada...

El susurro de las palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora