Capítulo O9

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Jungkook POV

No hay descanso para los malvados, ni siquiera después de haber ganado por primera vez esta temporada. Pero, ¿cómo puede ser?

Hemos encajado cinco derrotas antes de saborear por fin la victoria y, en mi opinión, cinco derrotas son demasiadas. Nos queda un largo camino por recorrer para dar la vuelta a nuestra temporada y a nuestro récord y llegar a los playoffs. Por eso el entrenador nos ha hecho volver a la sala de pesas el lunes por la mañana, antes de que salgamos al hielo esta tarde para un entrenamiento normal.

La mayor parte del equipo está todavía en la cresta de la ola por nuestra victoria, y yo me incluiría en esa categoría también. Sin embargo, a diferencia del resto del equipo, parece que soy el único con la mente centrada en algo que no sea hacer pesas o asegurarme de que no se me caen las tontas sobre mis malditos pies.

Lo que casi he hecho. Dos veces.

Podría decir que es algo como nervios, adrenalina o excitación. Pero en realidad, estoy al borde de estar en la misma habitación que Jimin. Porque la parte estúpida, loca y obscenamente supersticiosa de mí cree que nuestro maldito lío con él, en la fraternidad el jueves por la noche, fue la clave de nuestro éxito durante el partido del viernes.

Mi éxito, porque fue de lejos el mejor que he jugado en toda la temporada. Puede que incluso de la temporada pasada también.

¿Y lo único que cambió antes del partido? ¿El único cambio en mi rutina habitual de las noches antes de un partido?

Chupar una maldita polla desde el sucio suelo del baño de una fraternidad.

Por mucho que me gustaría que fuera solo una coincidencia, soy el tipo de atleta -junto con muchos otros chicos de por aquí, Jimin incluido- que no cree en ese tipo de cosas.

Como dice el refrán, si algo no está roto, no intentes arreglarlo.

Y lo que es más importante, si algo hace que juegues el mejor partido que hayas jugado nunca... Bajo ninguna circunstancia cambies, alteres o respires de otra manera hasta que se rompa la racha.

Parece una locura, lo sé. Incluso para mis propios oídos, es una locura.

Pero cuando llega la postemporada, no soy el único por aquí que se las toma en serio. Habrá toda una serie de tipos que hagan cosas desde no afeitarse hasta que perdamos hasta llevar los mismos calzoncillos o calcetines sin lavar para cada partido. Algunos llegan a comer exactamente lo mismo, a la misma hora, todos los días hasta que termina la temporada.

Los deportistas son una especie rara.

Por eso me sorprendo a mí mismo mirando a Jimin mucho más de lo que debería, intentando averiguar si me estoy volviendo loco por tener estos pensamientos en la cabeza. Porque puede que lo esté, y estoy seguro de que en cuanto me acerque a él para contarle mi teoría, y luego mi solución...

Bueno, se reirá en mi cara y me mandará a la mierda. O...

Estará de acuerdo con mi plan idiota.

Y seamos claros, es sin duda la idea más tonta, estúpida y descabellada que he tenido. Sé que lo es.

A decir verdad, no sé qué sería peor, pero después de pasarme unos diez minutos viéndolo hacer sus sentadillas con Jackson, averiguar dónde caerá con mi idea empieza a parecer la única opción. Así que mis pies me llevan hacia él cuando su compañero se aleja para agarrar algo de agua.

Me mira acercarme, sus ojos marrones no delatan absolutamente nada. Lo cual es inquietante. Normalmente, el tipo es más fácil de leer que un libro de ilustraciones, al menos cuando lo estoy cabreando.

─Tenemos que hablar─, le digo mientras me acerco a él y jugueteo con un plato de seis kilos para tener las manos ocupadas.

Me mira divertido, con una sonrisita estúpida en los labios. ─ No suenes tan siniestro. Podría mearme encima.

Pongo los ojos en blanco. ¿Por qué iba a simplificar algo?

Por supuesto, Jackson tiene que hacerlo aún más difícil eligiendo ese momento para empezar a caminar de vuelta hacia nosotros, cortando esta conversación antes incluso de que pueda empezar.

Maldita sea.

Mi atención vuelve a centrarse en Jimin y le dirijo la mirada más implorante que puedo reunir.

─ Nos vemos en la puerta trasera de los vestuarios cuando acabes aquí, ¿okey?

Parpadea y cierra los labios en una fina línea. Y se queda así durante unos segundos, claramente debatiéndose mientras Jackson llega hasta nosotros.

─¿Todo bien, Park? ─, pregunta Jackson, frunciendo el ceño al verme. Desde que se produjo la debacle con los malditos análisis de drogas -y salí de todo aquello limpio como una patena- me ha tenido mucho recelo.

─Estamos bien─, respondo a Jimin, sin dejar de mirarlo fijamente.

Cinco minutos, le digo con la mirada. Dame cinco putos minutos.

Finalmente, tras lo que parece una eternidad y el silencio más incómodo del mundo, asiente con la cabeza antes de decirme una respuesta cortante. Luego se marcha, con Jackson a cuestas, como si nada hubiera ocurrido.

Dios, es un puto imbécil.

Aunque haya cometido un grave error de juicio al decir que sí a esto, seguro que uno de los dos acaba muerto antes de que acabe todo.

Siguiendo su ejemplo, me dirijo en la dirección opuesta y hago todo lo que puedo para concentrarme durante el resto de la sesión de entrenamiento y eliminar parte de mi irritación, junto con la nueva sensación de ansiedad que flota en mi sistema nervioso.

En mis AirPods suena 'Light It Up', de From Ashes to New, mientras me siento frente a la máquina de remo y hago las últimas repeticiones del día. Los músculos de mi espalda arden con cada tirón de la barra, pero no es nada comparado con la sensación abrasadora que siento en la nuca cuando los ojos de Jimin me atraviesan.

Los sigo sintiendo hasta el momento en que se marcha a los vestuarios, más de una hora después.







rivales ✧ jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora