Alessandra inicia su sueño en Caruso, una prestigiosa empresa de licores, donde su dedicación y pasión rápidamente la hacen destacar. Sin embargo, su mundo se tambalea cuando en una reunión aparece Viktor Caruso, el enigmático hijo menor del dueño...
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—¡Alessandra, el señor Caruso esta aqui!—dejo de aplicarme perfume al escuchar a Nina, camino hacia el espejo para verme una ultima vez y sonreírme a mi misma, me veo hermosa.
Hoy es la boda de Chiara y esta demás el decir que debía verme hermosa, no cualquiera tiene la oportunidad de asistir a la boda de una de las familias mas ricas de Italia, así que conseguí un vestido digno.
Hoy en la mañana asistí a un salón de belleza para que me hicieran un peinado recogido con mechones sueltos y un maquillaje sobrio que resaltara mi sencillez, las sombras oscuras en mis parpados hacen que mis ojos se vean mas grises de lo normal, casi traslucidos, lo que si me encanta es el labial rojo que predomina en mi rostro, llamativo sin duda.
Mis joyas son pocas, unos aretes de oro que me regalo mi tía Regina para mi cumpleaños numero 20 y una pulsera de oro blanco regalo de mi hermano para mi cumpleaños de hace unos días. Pero creo que el centro de atención se lo lleva mi vestido azul eléctrico, de tubo y ajustado por mi cintura y muslos, el largo me llega hasta los tobillos y con una abertura en mi pierna izquierda dándole un toque de sensualidad, todo esto acompañado con unos tacones blancos.
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Me veo bien.
Tomo un pequeño bolso y salgo de mi habitación robándome las miradas de mi familia.
—¡Estas hermosa!—Nina quien también anda muy bella por la boda se acerca a besar mi mejilla.
—¡Gracias, tu también te ves hermosa!—digo viéndola mas arreglada de lo normal.
Adriano solo me mira de una esquina serio.
—Ese vestido esta muy destapado—ruedo los ojos acercándome a el para besarlo.
—Gracias se que me veo linda, los veo allá. Viktor ya se ha de haber ido de tanto hacerlo esperar—me despido de ellos porque no quiero molestar al bello hombre que me deja sin respiración cuando salgo de mi casa.
Me quedo sin palabras al verlo recargado en su auto.
Viktor siempre se ve bien pero sin duda verlo envuelto en un esmoquin negro es demasiada bendición para mis ojos y el que sus rizos negros vayan levemente peinados hacia un lado y con el rostro limpio de barba, lo hace ver mucho mas joven y elegante.
