Alessandra inicia su sueño en Caruso, una prestigiosa empresa de licores, donde su dedicación y pasión rápidamente la hacen destacar. Sin embargo, su mundo se tambalea cuando en una reunión aparece Viktor Caruso, el enigmático hijo menor del dueño...
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—¿Ya reservaste mi vuelo para mañana?—asiento.
—Ya tengo el boleto e hice la reservación en el hotel que usted me pidió—le informo a mi jefa quien asiente.
—Muy bien Alessandra, no se cuanto vaya a tardarme en este viaje de improvisto pero si sucede algo por aqui no dudes en llamarme ¿de acuerdo?—asiento.
—Si señorita—ella rueda los ojos.
—Alessandra, creo que ya tenemos la suficiente confianza como para que me llames por mi nombre ¿no crees?
—No quiero faltarle el respeto—digo segura—, usted es mi jefa y debo comportarme como tal.
Ella sonríe.
—Llámame por mi nombre o voy a molestarme—sonrió, se que no lo hará—, tengo una duda...conmigo tienes mucha formalidad pero ¿por que con mi hermano no?
¡Jesucristo! y todos los santos que le siguen.
Siento como el color abandona mi rostro quedándome petrificada en mi asiento, ella lo nota echando a reír.
—Tranquila Alessandra que no te estoy regañando ¿estas bien, estas muy pálida?—dice sonriente mientras mi corazón bombea a toda velocidad.
—Yo...ehhh, ¿como? no...—joder que estoy muy nerviosa.
—No preguntes como lo se—me señala con un bolígrafo—, ¿Cómo es que mi hermano y tu terminaron siendo amigos?
¿Amigos?
Ojala.
—Créame que todo ocurrió así de la nada—mentira—, además, creo que el no me considera su amiga.
Ella niega.
—Créeme que lo eres y me sorprende. Me sorprende mucho porque Viktor no es de tener amigos cercanos. Se que conoces la personalidad de mi hermano y me alegra de que no hayas salido huyendo al conocerlo.
—Jamás lo haría, el es una persona muy especial—me sonrojo ante lo que digo—, además no es que seamos amigos amigos, el apenas me responde los mensajes, solo trato de ser amable pero si el le ha comentado que lo incomodo o algo dejare de hacerlo sin problema...
—No, al contrario. Quiero que lo sigas frecuentando—eso si que me deja sorprendida.
—¿Por que?
—Por que tu le haces bien, eres una buena mujer y estas siendo una excelente amiga—asiento ruborizada—, sigue teniendo esa actitud de positivismo Alessandra y no dejes que nadie te la borre ¿de acuerdo?
—No lo hare—digo con sinceridad, esta nueva amistad con Viktor será todo un reto.
