Me gira para que podamos estar frente a frente, mis manos recaen en su pecho desnudo. Viktor no es un hombre musculoso, es delgado y sin cuadritos pero para mi es lo suficientemente hermoso y sexy para querer pasear mis labios por su piel.
Mis ojos chocan con los suyos, le hice una pregunta y se que no va a responderla...y no me incomoda, no lo hace porque se muy bien su respuesta cuando sus labios prueban los míos.
Desde que nos besamos en la boda había extrañado tanto sentir la suavidad de sus labios, ¿es posible que con un solo beso el haya terminado de robarme el corazón? porque con eso fue posible hacerme entrar en razón.
¿Amigos? ja-ja-ja.
Soy de esas personas que trata de tapar el sol con un dedo, me quería engañar a mi misma creyendo que solo estaba a su lado para ayudarlo, cuando la verdad es que poco a poco logro robarme el corazón ¿y como no hacerlo? si el hombre es maravilloso ante mis ojos. Tan maravilloso como sus besos, esos besos que me transmiten todas sus emociones haciéndome sentir especial.
Me separo un poco cuando el aire me hace falta pero parece que para el no es suficiente, no lo es cuando siento sus manos tomarme de los muslos elevándome del suelo.
—Viktor—sonrió cuando me sostiene fuerte mientras yo lo rodeo de los hombros, sus ojos verdes me penetran intensamente ante su oscuridad y pasión. Sus labios buscan mi piel de nuevo, besa mis mejillas y el cuello haciéndome sentir un cosquilleo por todo el cuerpo, sobre todo cuando con suavidad me deja caer en su cama posándose sobre mi, ¡mis alarmas se disparan! Sus labios vuelven a buscar el contacto de los míos y cuando siento una de sus manos colarse bajo mi falda me separo—, ¿que?
—¿Quieres?—pregunta, se lo que pregunta por su mirada oscura y por el erecto miembro bajo la toalla que lo cubre.
—¿Quieres tu?—pregunto preocupada, no quiero que haga nada presionado.
El me sonríe y juro que siento la humedad desbordarse de mis bragas al verlo, tiene la sonrisa mas hermosa que nunca antes había visto.
—Quiero hacerte el amor, lo deseo...—susurra hundiendo su nariz en mi cuello, sus manos no se detienen hasta llegar al elástico de mis bragas y me avergüenza que sienta lo húmeda que estoy.
—Hazme tuya entonces—susurro.
Para nadie es un misterio que Viktor puede ser muy brusco o algo por el estilo, por un momento creí que el tener algo intimo con el seria un poco elevado pero que equivocada estaba...Viktor no es de los que te arranca la ropa hasta romperla, el se toma su tiempo besándote la piel expuesta acariciando cada parte, luego procede a quitártela. Se deshace de mi falda y de mis bragas con una lentitud que me mata. Retira mi blusa con suavidad para luego bajar y dejar un reguero de besos en mis muslos abriéndolos lentamente para el.
Cierro mis ojos al sentir su respiración acercarse a esa zona peligrosa que lo exclama a gritos, suelto un gemido cuando deja su primer beso sobre mis labios, un beso para nada exagerado, es apenas un roce lo suficientemente placentero para volverme loca, sus besos son suaves y ligeros, acompañados de ligeras succiones y mordiscos capaces de llevarme al cielo mismo, juega conmigo hasta el punto de llevarme al éxtasis, cuando mi orgasmo me golpea el continua besándome con adoración subiendo poco a poco llevándose consigo mi sujetador desprendiéndolo de mi cuerpo.
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Corazón frágil (Libro 3 de trilogía "Latidos del corazón")
Ficção AdolescenteAlessandra inicia su sueño en Caruso, una prestigiosa empresa de licores, donde su dedicación y pasión rápidamente la hacen destacar. Sin embargo, su mundo se tambalea cuando en una reunión aparece Viktor Caruso, el enigmático hijo menor del dueño...