El dilema de Scabbers

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Dumbledore, sentado frente a su escritorio escucho todo con gran interés, su mirada fija estaba centrada en Peter Pettigrew, quien seguía sollozando, mirando aterrado, pidiendo el entendimiento de todos los presentes.

Del otro lado Percy Weasley no levantaba la mirada siquiera. Ni siquiera miraba a sus padres, quienes escuchaban todo, la señora Weasley parecía entender la complejidad de la situación y las implicaciones de esa, ya que tenía su boca tapada con ambas manos y miraba con total miedo en sus ojos. El señor Weasley, en cambio, si miraba preocupado, pero a la su vez con una expresión de aparentemente mantener la calma.

Algo que Harry agradeció fue que Peter no hizo mención de los Merodeadores mientras conto su historia.

Para Harry fue una gran sorpresa y a la vez alivio que no hiciera mención de la historia de los Merodeadores desde sus principios, solo había dejado claro que los tres amigos eran animagos y que se pasaron por el proceso solo para ayudar a Moony, por lo que se dejaba a la incógnita de los presentes en que se transformaban los dos otros implicados, y quien era Moony, aunque el profesor Snape si lo sabía.

Y hablando del profesor Snape, este miraba todo con una mirada suspicaz, Harry no sabía que pensaba, su mirada era indescifrable, pero si tenía que apostar, Snape no estaba confiando en Peter Pettigrew.

Después de escuchar toda la historia, Dumbledore se reclino sobre su asiento, observo por un breve instante a Fawkes, quien reposaba en aquella percha, quieto, mirando todo a su alrededor. Tras un momento de quietud, Dumbledore volvió a mirar expectante, hacia adelante, y sus ojos se encontraron con aquel que demostraba absoluta desconfianza de la situación, Pollux Black.

— Ciertamente la historia tiene muchas dudas razonables — exclamo finalmente —. Si puede poner las palabras correctas, puede preguntar, después de todo un ex empleado de la Oficina de Aplicación de la Ley Mágica, tiene las herramientas para interrogar y sacar la verdad de la mentira. Por favor, pido, sea suave con las palabras.

Eso fue, para Harry, un acceso, Albus Dumbledore acababa de darle permiso a Pollux Black de interrogar a Peter Pettigrew.

— Gracias profesor...Primera Pregunta ¿Por qué no se registraron en cuanto se graduaron de Hogwarts? — pregunto.

— Bueno, no se me ocurrió — dijo nervioso —. Pero, Sirius y James tampoco se les ocurrió, a ninguno se nos ocurrió.

— ¿No se les ocurrió? — pregunto levantando una ceja —. ¿Qué hicieron, explícitamente, después de Hogwarts?

— Nos ofrecimos a ser de ayuda para el director Dumbledore, los cuatro, nosotros estábamos peleando, codo a codo, para derrotar a Ustedes-saben-quien — dijo rápidamente Pettigrew.

— Ciertamente, yo inicie, un grupo paralelo al Ministerio de Magia que combatía a los seguidores de Voldemort — intervino el profesor Dumbledore —. Muchos magos y brujas habilidosos formaban parte del grupo.

— Interesante, un animago en forma de rata, ayudaba mucho a la causa, como espía, después de todo una rata puede ver y escuchar cosas que otros no.

— No, no, yo no era espía, yo no... — negó rápidamente.

— Bien, vamos a lo acontecido desde la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, según esta en las crónicas y en lo que has relatado, Sirius Black era un espía a favor de Quien-ustedes-saben.

— Lo que me suena absurdo — intervino Irma Black, hablando por fin —. ¡Por Salazar! Sirius era un rebelde, un radical, un fantoche, él estaba en contra de lo que nosotros siempre profesamos sobre la supremacía de la Sangre, se peleaba a gritos con sus padres, con su hermano, y abandono a la casa familia a los 16 años, odiaba las artes oscuras... ¿Qué hubiera ganado uniéndose como espía al Que-no-debe-ser-nombrado? ¿El perdón de la familia?

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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