Naomi Tamura, una chica que trabaja en una cafetería, su vida es algo aburrida hasta que un día un chico llamado Rindou Haitani pasa a comprar un café. Naomi con el tiempo se enamora de Rindou, pero que pasaría si él no siente lo mismo?
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- Histor...
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Narrador Omnisciente
En una oficina elegante en el centro de Tokio, un hombre de mediana edad, representante de talentos musicales en Japón, revisaba una pila de expedientes con expresión de hastío. Su nombre era Hiroshi Takeda, y llevaba más de una década en la industria del entretenimiento, descubriendo algunas de las voces más icónicas del país. Sin embargo, en los últimos meses, parecía que nada le satisfacía.
—Todos iguales… —murmuró mientras hojeaba los perfiles de los aspirantes. Suspiró con frustración y se masajeó el puente de la nariz—. Necesito algo nuevo, alguien que realmente destaque.
Estaba a punto de dar por terminada la revisión cuando, de repente, la puerta de su oficina se abrió de golpe, haciendo que los papeles sobre su escritorio se movieran ligeramente.
—¿Pero qué demonios…? —espetó, molesto, mientras levantaba la vista.
Frente a él, estaba Kenta, uno de sus asistentes más jóvenes, que parecía demasiado emocionado para disculparse por su abrupta entrada.
—Lo siento, jefe, pero tenía que mostrarle esto —dijo Kenta, jadeando levemente como si hubiera corrido todo el camino hasta allí.
—Espero que sea importante, Kenta. Ya sabes que no estoy de humor para tonterías —replicó Hiroshi con el ceño fruncido.
—¡Lo es! Por fin la encontré, jefe. Mire esto —dijo el joven mientras sacaba su celular y reproducía un video.
Hiroshi observó la pantalla con cierta desconfianza, pero en cuanto el video comenzó, su expresión cambió por completo. Era un video amateur, grabado en lo que parecía ser un antro o bar pequeño, con luces tenues y un ambiente rústico. En el centro del escenario improvisado estaba una chica de cabello rubio, de rostro sereno pero con una presencia que llenaba el lugar. Y cuando comenzó a cantar, la voz que salió de sus labios era simplemente impresionante.
La melodía era suave al principio, pero a medida que avanzaba, la intensidad crecía, mostrando el increíble rango vocal de la chica. Hiroshi no pudo evitar sonreír, fascinado por lo que escuchaba. Aquella voz tenía algo único, una mezcla de dulzura y fuerza que hacía que resultara imposible dejar de escucharla.
—¿Cuándo se publicó este video? —preguntó Hiroshi sin apartar la vista de la pantalla.
—Hace solo unos días. Ha estado circulando en redes y ya tiene bastantes comentarios y reproducciones, pero nadie parece saber exactamente quién es.
Hiroshi se reclinó en su asiento, cruzando los brazos mientras meditaba. Esto era justo lo que había estado buscando. Alguien con un talento auténtico, fresco, alguien que pudiera convertirse en una estrella.
—Encuentra a esa chica, Kenta. No importa cuánto tarde ni cuánto cueste. Quiero que la traigas aquí lo antes posible —ordenó, su tono más decidido que nunca.
