Cuando una persona ama a alguien, busca la manera de gustarle y sino... pues se fuerza el destino.
Draco odiaba a Harry, lo odio desde el primer momento en que rechazó su amistad.
Harry se había enamorado de Cedric, y quería que él se fijará en él...
—Me oíste perfectamente, ¿para qué repetirlo? —respondió Draco con frialdad, alzando la barbilla con aire desafiante.
Cedric lo miró fijo, sin dejarse intimidar.
—He oído que estás comprometido con Astoria desde que eran unos críos —señaló el mayor—. Me pregunto por qué afirmas eso tan seguro de ti.
—Tengo confianza en lo que siento, por más que a otros les incomode —contestó Draco, dibujando una sonrisa desafiante en sus labios.
—¡Basta, Malfoy! —intervino Harry, alzando la voz, claramente molesto por la creciente tensión.
Mientras tanto, Blaise sacó una bolsita de dulces y los repartió entre Pansy, Hermione y Ron, quienes observaban la escena con una mezcla de asombro y curiosidad. Se notaba que el conflicto estaba lejos de terminar, y nadie quería perderse ni un segundo.
Cedric dio un paso adelante, alzando la voz en tono amenazante.
—¿Quieres que lo haga público? ¿Qué dirá tu padre cuando se entere de tus "declaraciones"? —insinuó Cedric.
Draco alzó una ceja, sin mostrar el más mínimo rastro de temor.
—No mezcles lo personal con lo académico, Diggory —recalcó el rubio, su voz serena, pero cortante.
—Así que prefieres que lo mantenga en secreto. ¿Te sientes culpable, tal vez? —insistió Cedric con una sonrisa irónica—. ¿O será que tú mismo sabes lo poco sincero que eres?
Draco frunció el ceño, dando un paso adelante.
—¿A qué viene todo esto? —gruñó, con una mirada acerada—. ¿Eres su guardián o qué? ¿Por qué meterte en esto? Tú tienes novia, ¿no? ¿Por qué no te enfocas en ella?
