𝐙𝐀𝐂𝐇𝐀𝐑𝐈𝐀𝐒 𝐍𝐎 𝐏𝐎𝐃Í𝐀 𝐃𝐈𝐒𝐈𝐌𝐔𝐋𝐀𝐑 𝐒𝐔 𝐒𝐀𝐓𝐈𝐒𝐅𝐀𝐂𝐂𝐈Ó𝐍 𝐀𝐋 𝐂𝐀𝐌𝐈𝐍𝐀𝐑 𝐉𝐔𝐍𝐓𝐎 𝐀 𝐕𝐈𝐊𝐓𝐎𝐑 𝐊𝐑𝐔𝐌 𝐏𝐎𝐑 𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐒𝐓𝐈𝐋𝐋𝐎. 𝐋𝐀 𝐈𝐃𝐄𝐀 𝐃𝐄 𝐒𝐄𝐑 𝐈𝐍𝐕𝐈𝐓𝐀𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐄𝐋 𝐅𝐀𝐌𝐎𝐒𝐎 𝐉𝐔𝐆𝐀𝐃𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐐𝐔𝐈𝐃𝐃𝐈𝐓𝐂𝐇 𝐋𝐄 𝐇𝐈𝐍𝐂𝐇𝐀𝐁𝐀 𝐄𝐋 𝐏𝐄𝐂𝐇𝐎 𝐃𝐄 𝐎𝐑𝐆𝐔𝐋𝐋𝐎.
—Sí, bueno, pasé mucho tiempo aquí —comentó Smith, con aire de superioridad—. Estuve en Hufflepuff, una casa bastante mediocre, para ser honesto. Por eso decidí mudarme a Durmstrang.
Viktor asintió, mostrando un interés contenido, sus ojos fijos en el camino.
—¿Y por qué querías que te enseñara la Sala de los Menesteres? —preguntó Zacharias, con un tono curioso pero vigilante.
—Curiosidad —respondió Viktor, su característico acento marcando la "r" con firmeza.
Smith esbozó una sonrisa orgullosa.
—Tienes suerte de estar conmigo, conozco muchos secretos de este lugar. Aunque, claro, nada se compara con nuestra querida Durmstrang.
Cuando llegaron a una pared lisa y vacía, Viktor frunció el ceño, visiblemente perplejo.
—Tranquilo, al principio parece un truco barato, pero luego... —chasqueó los dedos, y una puerta comenzó a formarse lentamente en la piedra— te dejará sin palabras.
Viktor asintió nuevamente y empujó la puerta, entrando en el vasto espacio. Smith lo siguió, desabotonando ligeramente su camisa mientras mordía su labio con intenciones claras. Miró alrededor, buscando al búlgaro.
—¿Viktor? ¿Vic? —llamó, su tono meloso deslizándose en el silencio— ¿Te gusta jugar a las escondidas? —una sonrisa traviesa apareció en sus labios.
Smith avanzó entre montones de objetos apilados al azar, empujando algunos con los pies y frunciendo el ceño al escuchar ruidos de algo cayendo. Se detuvo ante una caja polvorienta, abriéndola con cierta curiosidad, solo para revelar una diadema.
—¿Qué demonios es esto...? —musitó, con el desconcierto plasmado en su rostro.
—No pensé que volverías tan pronto —dijo una voz, baja y aterciopelada, desde la penumbra.
Smith parpadeó, confundido. Lentamente giró la vista hacia abajo, sus ojos captando unos zapatos negros y elegantes que asomaban desde la semioscuridad. La figura cruzaba las piernas con una soltura inquietante.
—¿Quién... eres tú? —inquirió Zacharias, desconcertado.
La figura emergió, apoyándose en los brazos de su silla y mostrando un rostro que lucía una sonrisa de suficiencia. Smith retrocedió un paso.
ESTÁS LEYENDO
𝐓𝐞𝐭𝐡𝐞𝐫𝐞𝐝 𝐭𝐨 𝐋𝐨𝐯𝐞
AdventureCuando una persona ama a alguien, busca la manera de gustarle y sino... pues se fuerza el destino. Draco odiaba a Harry, lo odio desde el primer momento en que rechazó su amistad. Harry se había enamorado de Cedric, y quería que él se fijará en él...