Cuando una persona ama a alguien, busca la manera de gustarle y sino... pues se fuerza el destino.
Draco odiaba a Harry, lo odio desde el primer momento en que rechazó su amistad.
Harry se había enamorado de Cedric, y quería que él se fijará en él...
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Anteriormente...
𝐄𝐋 𝐄𝐂𝐎 𝐃𝐄 𝐒𝐔𝐒 𝐏𝐀𝐒𝐎𝐒 𝐑𝐄𝐒𝐎𝐍𝐀𝐁𝐀 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐒𝐈𝐋𝐋𝐎 𝐃𝐄 𝐏𝐈𝐄𝐃𝐑𝐀 𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐃𝐑𝐀𝐂𝐎 𝐂𝐀𝐌𝐈𝐍𝐀𝐁𝐀 𝐀𝐋 𝐋𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐀, 𝐐𝐔𝐈𝐄𝐍 𝐋𝐋𝐄𝐕𝐀𝐁𝐀 𝐄𝐋 𝐑𝐎𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐌𝐀𝐑𝐂𝐀𝐃𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐋𝐎𝐒 𝐕𝐄𝐒𝐓𝐈𝐆𝐈𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐒𝐔 𝐑𝐄𝐂𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍𝐅𝐑𝐄𝐍𝐓𝐀𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐇𝐄𝐑𝐌𝐈𝐎𝐍𝐄. La expresión altiva de Astoria no ocultaba su enojo, aunque tratara de mantener la compostura. Apenas Blaise y Pansy aparecieron, no perdieron la oportunidad de burlarse.
—Te dieron una buena paliza, Tori —comentó Blaise con una sonrisa que apenas disimulaba su ironía.
Astoria se detuvo en seco, girando sobre sus talones con una mirada asesina.
—¿Y por qué demonios no hicieron nada para ayudarme? —espetó, sin disimular su irritación.
Pansy levantó una ceja y cruzó los brazos.
—Ay, lo siento, ¿pretendías que nos metiéramos en una pelea que claramente te merecías? —respondió, con un deje de desprecio en su voz.
Los ojos de Astoria centellearon de rabia, pero optó por no responder. Miró hacia un aula cercana y soltó un bufido.
—Voy a curarme rápido. Desaparezcan de aquí, par de inútiles —gruñó antes de volverse hacia Draco, forzando una sonrisa dulce—. Regreso enseguida, amor.
